Absolutismo ilustrado
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El "despotismo ilustrado" (también conocido como "absolutismo ilustrado") es un concepto político que se enmarca dentro de las monarquías absolutas y que pertenece a los sistemas de gobierno del Antiguo Régimen europeo, pero incluye las ideas filosóficas de la Ilustración, según las cuales las decisiones del hombre son guiadas por la razón. Los monarcas de esta doctrina contribuyeron al enriquecimiento de la cultura de sus países y adoptaron un discurso paternalista.
[editar] Orígenes y desarrollo
Aunque lo largo del siglo XVIII, el Estado absolutista conoció cambios en su funcionamiento, éstos no afectaron a la estructura fundamental del poder absoluto. Con el sistema político instaurado por las monarquías reformistas se observa que el monarca sigue siendo el centro de poder y no tiene obligación de justificar sus acciones, las ideas de la Ilustración empiezan a hacerse ver entre las técnicas políticas. El absolutismo ilustrado seguía un principio básico, aumentando el bienestar del pueblo y dándole una educación básica, pero no excesiva, se conseguía que el nivel cultural del pueblo aumentase, aumentaban las posiblidades económicas de los más desfavorecidos y se conseguía un mayor beneficio a largo plazo para el Estado.
A pesar de que los filósofos ilustrados criticaron la política y la sociedad de su época, no pretendieron que los cambios se dieran por la vía revolucionaria; confiaban más bien en un cambio pacífico orientado desde arriba para educar a las masas no ilustradas. Varios monarcas aceptaron las ideas propuestas por la ilustración y dieron origen al absolutismo ilustrado.
Los problemas del Estado absolutista requerían de la colaboración de hombres calificados y con nuevas ideas, dispuestos a reformar e impulsar el desarrollo político y económico de las naciones. El monarca ilustrado es un soberano que acepta los principios de la Ilustración y desea ponerlos en práctica para lograr una mayor eficacia en el Estado, en beneficio de éste y de los súbditos.
En los Estados donde la monarquía absoluta era débil y la aristocracia poderosa, como Suecia, Dinamarca o Polonia, la monarquía tenía que compartir su soberanía con los estamentos privilegiados. Por el contrario, las nuevas grandes potencias del siglo XVIII con monarquías absolutas poderosas, como Prusia y Rusia, crearon un ejército potente y una burocracia eficaz a lo largo del siglo.
Por otra parte, era una manera de dar una nueva imagen de las monarquías absolutas para que parecieran una forma de gobierno más transigentes con el pueblo, una manera de mejorar la imagen de las Coronas ante los ojos de los Ilustrados de ideas más renovadoras y revolucionarias.
Algunos de sus representantes son Federico II el Grande de Prusia, María Teresa I de Austria, Catalina II de Rusia, Carlos III de España y Gustavo III de Suecia estos se mostraron tolerantes con las ideas reformistas de la Ilustración e incluso acogieron en su Corte a alguno de los grandes ilustrados como es el caso de Voltaire y Diderot, lo que explicará en parte la aparición en el año 1789 de la Revolución Francesa. El carácter primordial es su espíritu crítico y escéptico.
El absolutismo ilustrado se inscribe así en la línea del absolutismo del siglo XVII, esto es, en el refuerzo del Estado dentro de un marco territorial nacional, en la expansión económica bajo la protección estatal y en el desarrollo comercial en manos de una burguesía que proporciona administradores y financieros a la propia monarquía.
En general, los Estados absolutos eran poco eficientes por la difícil coexistencia entre dos tendencias antagónicas: la autonomía corporativa de los gremios, las iglesias, los señoríos
Se puede resumir en una frase todo para el pueblo, pero sin el pueblo. De esta frase podemos destacar dos ideas:
- La búsqueda del bien de la nación (o, al menos, de lo que los gobernantes entienden que es ese bien). Se trata de unas reformas que provienen desde el poder, sin contar con la opinión de los ciudadanos.
- Este sistema político es el que hará crisis en los últimos años del siglo provocando lo que se conoce como Revolución Francesa.
[editar] Consecuencias
Este sistema, visto como una etapa madura del absolutismo monárquico, decayó en los últimos años del siglo XVIII. Las ideas de la Ilustración, adoptadas por estos monarcas, fueron también la mecha que prendió en los sentimientos de las clases desfavorecidas -en especial la burguesía, que cobraba mayor relevancia- para combatir a un sistema absolutista voraz y generador de desigualdad social, y encaminarse hacia un gobierno constitucional.