Lenguaje políticamente correcto
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Se denomina lenguaje políticamente correcto al que es acorde con el denominado pensamiento único. Está formado por un conjunto de tópicos y eufemismos.
Es un lenguaje lleno de eufemismos para que no pueda ofender a ningún colectivo y de tópicos con los que se supone que "todo el mundo" está de acuerdo, para evitar conflictos. Lamentablemente, es necesario tener cierta educación y cultura para saber lo que puede ser ofensivo y lo que no, cuáles son las ideas en las que hay consenso y en las que no lo hay. El lenguaje políticamente correcto suele dar lugar a textos de este tipo:
- «Los padres y las madres de los niños y de las niñas de este colegio estamos en contra de la discriminación de las personas de color».
En este caso, las palabras «padres» y «niños» pueden usarse como palabras que incluyen a personas de ambos sexos (padres = progenitores de ambos sexos), igualmente «persona de color» es un eufemismo que se refiere a personas de «raza negra» o simplemente «negros».
Esta forma de hablar desvía el auténtico problema de discriminación u ofensa hacia las palabras en vez de adentrarse en las verdaderas causas de la mismas. Podría considerarse que lenguaje políticamente correcto es la maestría en el uso de eufemismos.
El uso de la pretendida “corrección política” se extiende cada vez más, entrando de lleno en el debate ideológico y perturbándolo por medio de la imposición de un cierto tipo de lenguaje. Las ideas se manifiestan por medio de las palabras, y cuando las palabras son censuradas, inevitablemente esta censura acabará afectando a las ideas, constituyéndose como una forma de censura y propaganda más o menos encubiertas.
Si bien cabe aceptar la exclusión de términos o expresiones peyorativos que resultarían claramente ofensivos para colectivos tradicionalmente oprimidos o menospreciados, no resulta tan aceptable que, en nombre de una pretendida corrección política, se modifique el lenguaje común con objetivos encubiertos. Suele hacerse, por ejemplo, para tratar de acercar posiciones ideológicas claramente opuestas, a cambio de evitar el enfrentamiento político entre ellas y/o facilitar alianzas, lo que frecuentemente se lleva a cabo por simples conveniencias políticas más o menos coyunturales.
No parece aceptable que el lenguaje políticamente correcto deteriore el uso normal de la lengua y, además, no deja de ser un procedimiento de censura , ya que los hablantes deben gozar de libertad para expresarse como desean y/o como están acostumbrados a hacer.
En realidad tampoco existe un solo lenguaje políticamente correcto, sino varios que se superponen y compiten entre sí, normalmente sin que los hablantes sean muy conscientes de ello. Por este procedimiento se presiona al hablante común para que altere el lenguaje, lo que refuerza o reprime unas formas de pensar frente a otras. Inevitablemente, el lenguaje que más se repite va calando en los hablantes y transmitiendo su carga ideológica, cuando la tiene.
Pequeño análisis de una construcción típica:
- «Las trabajadoras y trabajadores del Estado español consideramos que la afirmación del Gobierno de que no se ha incrementado la tasa de desempleo, es incierta».
1) Se ha sustituido el genérico “trabajadores” por “trabajadoras y trabajadores”, para enviar un mensaje igualitarista de género, aunque sea a costa del buen uso del español.
2) Se ha sustituido “España” por “Estado español”, para conformar y sumar a quienes defienden posiciones nacionalistas/secesionistas. Sin embargo, también este uso es incorrecto: los trabajadores del Estado español son únicamente aquellos que trabajan para el Estado (sean funcionarios de carrera o con contrato laboral), pero esta locución no es aplicable al conjunto de los trabajadores de un país. El uso de esta expresión es manifiestamente incorrecto para referirse a todas las personas que trabajan en España y podría excluir, implicitamente, a los trabajadores emigrantes extranjeros (si se interpreta "del Estado español" como sinónimo de españoles, es decir de nacionalidad española).
3) Se habla de “incremento de la tasa de desempleo” en lugar de “aumento del paro”, para enviar un mensaje de simulado conocimiento económico y profundidad de análisis, por el procedimiento de hacer más complicada la comprensión de la frase (erróneamente, tendemos a pensar que lo más inteligente siempre es lo más difícil de entender).
4) Se dice “…es incierto” en lugar de “es falso”, “es mentira” o, simplemente, “el Gobierno miente”. Se hace de este modo para suavizar la expresión, pretendiendo mostrar cierta actitud conciliadora. Hacerlo así, además de ser confuso, también constituye un uso inadecuado del lenguaje: El uso de la palabra “incierto” implica que no es seguro, que se carece de certidumbre, y no de que sea mentira. En este caso, además, “es incierto” se refiere a la “afirmación del Gobierno”, de modo que parece dudarse de si el Gobierno lo ha dicho o no. En el mejor de los casos, podría utilizarse la expresión “no es cierto”, equivalente a “es falso”.
Una de las posibles redacciones normales de la frase, más o menos limpia de "corrección política", sería la siguiente:
- «Los trabajadores españoles consideramos que el Gobierno miente cuando dice que el paro no ha aumentado».
Pero aún así, es de notar que la frase sigue conteniendo, además, una tremenda incorrección política que suele pasar inadvertida, y en la que caen sistemáticamente los representantes políticos, sindicales, etc. En este caso concreto, dicha incorrección se pone de manifiesto en las primeras palabras de la frase, al arrogarse el hablante la representación, nada más y nada menos, que de "los trabajadores españoles", es decir de todos ellos.
Obviamente, nadie puede legítimamente hacer semejante cosa, y sin embargo estamos habituados a que todo el mundo lo haga. El Gobierno y los partidos políticos nacionales hablan en nombre de todos los españoles, los partidos políticos nacionalistas hablan en nombre de todos los gallegos, catalanes, vascos.... Los sindicatos hablan en nombre de todos los trabajadores, etc. El objetivo es, simplemente, forzar una adhesión inconsciente de aquellos que no se hayan pronunciado al respecto, o que no tengan las ideas demasiado claras. De este modo el lenguaje políticamente correcto es una forma de manipulación y de propaganda encubierta.