Íñigo Ximénez
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Íñigo Ximénez fue el cuarto señor de Cameros.
Recibió el señorío en 1097. Ese año, con su mujer María González y con la intervención del rey Alfonso el Batallador, dio una viña a los monjes de San Martín de Albelda a cambio de la iglesia abandonada de San Sebastián, situada en las faldas del monte Laturce.
En 1102 recibió del obispado de Nájera y para el monasterio de San Prudencio las iglesias de Santa Eulalia de Mirommes y de San Saturnino de Salas, ambas situadas en el valle de Arnedo.
Es muy interesante su extenso y meticuloso testamento del que aquí se extracta: "...Si yo Íñigo Ximénez pasare de este siglo antes que mi mujer, en el mismo día de mi muerte se den a San Prudencio todos los caballos, mulos y mulas que se hallare ser míos, con cualesquiera sillas y frenos que tuvieren, así de oro como de plata o como fueren; y del mismo modo los vestidos de mi cuerpo vayan aquel día a San Prudencio, y en la capilla de la iglesia ninguna parte pretendan tener mis hijos ni mis hijas sino que todo enteramente sea de San Prudencio por mi alma y la de mi mujer, y si ella no se volviere a casar, pueda retener aquella capilla por los días de su vida, pero si tomare otro marido, en aquella misma hora se la lleve el diablo..."
En el año 1110 aparece citado como "dominante in Calahorra cum ambos Camberos" en un documento del rey Alfonso el Batallador.
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Fuentes:
- Bernardo Ibáñez de Echavarri. Vida de S. Prudencio, obispo de Tarazona. Vitoria 1754.
- Ildefonso Rodríguez R. de Lama. Colección Diplomática Medieval de La Rioja. Tomo I. Logroño, 1976-1979.