Animita
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Una animita es un lugar de adoración religiosa o mitológica. Generalmente, se desarrolla como un templete, ermita, capilla o santuario, construcciones que recuerdan de un hecho trágico en espacios públicos. También se establece como sitio de adoración informal de santidades o personajes a los que se atribuye alguna característica extraterrenal.
En Sudamérica, producto de una combinación de creencias como el animismo, politeísmo y religiones convencionales, es habitual reconocer estos espacios en plena vía pública. De hecho, algunas animitas ya han alcanzado dimensiones inimaginables, como el templo erigido en honor a la Difunta Deolinda Correa, en la provincia de San Juan, Argentina, o el muro de Romualdo Ibáñez, en la comuna de Estación Central, en Santiago de Chile.
Existe tal respeto por esta modalidad de creencia que, en el caso de la animita de Romualdo Ibáñez, se hizo una remodelación mayúscula en el sector, como parte de un proyecto de renovación urbana, no obstante, la centenaria pared de ladrillos quedó intacta.
No todas las animitas son famosas. Hay algunas que yacen abandonadas y olvidadas. Otras son hermosas y floridas. Basta que un sujeto fallecido en trágicas circunstancias tenga unos pocos pero leales deudos para que le levanten un templete o santuario. Según investigadores y estudiosos del tema, la animita es un hábito dentro de la idiosincracia de los pueblos, desarrollada por la necesidad de venerar la muerte y eternizar la memoria del occiso.