Durandarte
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Durandarte fue la espada de Roldán, paladín y sobrino de Carlomagno (en esos momentos el rey Carlos).
Cuando fue nombrado caballero a los 17 años, Roldán recibió la espada de manos de Carlomagno, espada que guardaba varias reliquias y que menciona Roldán tras partir la roca en la que trató de romper a Durandarte, para que no cayera en manos de los "infieles" vascos y navarros (prueba de la calidad de esta legendaria arma), y que son: un diente de San Pedro, sangre y cabellos de san Basilio, así como manto de Santa María.
También existe un personaje, Durandarte, en el Romancero Viejo, famoso por su relación con Belerma, que personifica a la espada citada anteriormente.
Durandarte acompañó a Roldán hasta su muerte en la batalla de Roncesvalles el 15 de agosto del 788. En los dos cantares (La Chanson de Roland y el cantar de Rocesvalles) se menciona que Carlomagno lo encuentra con la espada al lado.
En otras versiones Roldan arrojo la espada al agua antes de morir para evitar que cayera en manos enemigas.