Evolución histórica del paisaje vegetal soriano
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Extracto de un artículo publicado en Revista de Soria, 28 (2ª época): 3-16 (primavera de 2000)La Flora de Soria José Luis Benito Alonso
Instituto Pirenaico de Ecología, CSIC. Apdo. 64. E-22700 Jaca (Huesca) - www.jolube.net
[editar] Evolución histórica del paisaje vegetal soriano
Como ya hemos dicho, la flora de Soria y la vegetación actuales son fruto de un proceso de evolución a lo largo de los tiempos, por lo que creo que puede ser interesante echar una ojeada a lo que ocurrió antes de estar nosotros aquí para comprender mejor el paisaje que podemos observar en la actualidad.
La reconstrucción del paisaje vegetal pretérito se realiza mediante el estudio de los fósiles, granos de polen y esporas atrapados en los sedimentos acumulados en turberas y yacimientos arqueológicos, y la ciencia que lo investiga es la paleobotánica.
Nos remontaremos en el tiempo, concretamente al periodo Terciario. Al final de la orogenia alpina que formó las grandes cordilleras europeas, hace 6,5 millones de años, la vegetación presente en la Península Ibérica es de tipo subtropical con especies de géneros que han llegado hasta nuestros días como el mirto de Bravante (Myrica gale), recientemente redescubierto en un reducto soriano, cerca de San Leonardo. En ese momento se produce el choque de las placas tectónicas ibérica y africana, cortándose la comunicación entre el océano Atlántico y el mar Mediterráneo. Esto tuvo como consecuencia la desecación parcial de dicho mar interior, paralela a la de los lagos miocénicos de las depresiones interiores ibéricas, dando lugar a lo que se ha denominado “la crisis de salinidad”, pues la evaporación de las aguas provocó la precipitación de las sales que contenían.
Con la regresión marina se abrió una vía para la llegada de táxones de las estepas asiáticas hacia la Península, como por ejemplo plantas de los géneros Salsola, Gypsophila, Astragalus, Stipa, Onopordum, Artemisia, Thymelaea, etc., presentes todavía en la flora soriana, de forma que la vegetación subtropical que domina en aquel momento la Iberia se ve sustituida en muchos lugares por bosques abiertos de pinos y enebros con matorrales subestépicos más resistentes a la sequedad.
En el Plioceno (hace 5-3 millones de años), junto con la vegetación tropical y la esteparia antes comentadas podemos encontrar ya bosques mixtos con taxones de la flora templada europea con diversos tipos de roble, aliso, avellano o fresno.
Hace 3,2 millones de años, se cierra lo que entonces era el estrecho donde hoy está Panamá, uniéndose los dos subcontinentes americanos en uno solo. Ello modifica el sistema de corrientes marinas, lo que provoca una serie de cambios climáticos que en Europa se traducen en la disminución generalizada de las precipitaciones estivales, hasta tal punto de que se puede hablar ya de un régimen pluvial de tipo mediterráneo, caracterizado por el típico periodo de sequía veraniega. En ese momento el paisaje está dominado por pinos y cedros, aunque ya empiezan a tener mayor relevancia otras especies típicamente mediterráneas emparentadas con los actuales olivos, pistachos y carrascas.
Este periodo más seco y cálido culmina hace 2,3 millones de años cuando comienza el enfriamiento generalizado de la atmósfera y los océanos. Los hielos empiezan a cubrir el norte del continente europeo y la alta montaña, en lo que será el primero de unos veinte ciclos de hielo-deshielo, que tomarán el nombre de periodo glaciar en las épocas más frías, e interglaciar en las más benignas. Como consecuencia de los periodos glaciares se produce un desplazamiento de plantas boreoalpinas hacia el sur del continente, alcanzando también la Península.
En la zona mediterránea estas oscilaciones afectan sobre todo a los fenómenos de lluvia-sequía. En las épocas más secas, los pinos mediterráneos junto con los enebros y las efedras son las especies leñosas más abundantes en el seno de una vegetación de tipo estepario. En las temporadas de mayor pluviosidad, los bosques mediterráneos adquieren relevancia, dominando diversas especies del género Quercus.
Por el contrario, en la Europa septentrional y en las zonas altas de los macizos montañosos peninsulares (como en Urbión o el Moncayo), los ciclos de calentamiento-enfriamiento son los más determinantes. Allí, pinos y abedules dominan los bosques abiertos que caracterizan el paisaje en épocas frías, como primera etapa de colonización previa a la instalación de nuevos bosques de tipo caducifolio en las más cálidas.
Esta sucesión de ciclos hace que se extingan las especies vegetales más exigentes en humedad, ligadas al ambiente subtropical reinante hasta ese momento. Otras se van adaptando a las nuevas condiciones más secas, transformándose a la postre en nuevos elementos con personalidad propia (nuevas especies). Un tercer grupo de plantas migra en los periodos fríos hacia enclaves meridionales y las zonas más bajas de las montañas donde encuentran una serie de refugios con las condiciones adecuadas para su pervivencia. Estos “viveros” permitirán más tarde recolonizar el territorio cuando las condiciones generales se hagan más favorables.
Los procesos migratorios han estado condicionados por la presencia de barreras físicas que dificultan el desplazamiento de las plantas, como el Pirineo y el mar Mediterráneo en el caso del tránsito hacia o desde la Península Ibérica, siendo éste otro factor muy importante en la extinción de especies.
Todos estos elementos combinados hacen que desaparezca casi por completo la flora tropical en Europa. Sin duda, el periodo más devastador es el que se inicia hace unos 100.000 años, conocido como glaciación del Würm, que tiene su punto álgido hace 18.000 años aproximadamente. En ese momento los hielos árticos cubren buena parte del norte y centro del continente europeo, las islas Británicas y las zonas altas de nuestra montañas. En el Pirineo hay lenguas glaciares que alcanzan los 35 km de longitud y 500 de espesor. El hielo también cubre las sierras de Urbión y Moncayo pero en mucha menor medida.
Con estas condiciones de aridez y frío, desaparece casi por completo la vegetación de de la parte media y septentrional del continente europeo. En nuestra latitudes aparecen amplias áreas cubiertas por vegetación de carácter estepario, con Artemisia, quenopodiáceas y pinos, mientras los hielos se enseñorean de nuestras montañas.
Hace 10.000 años comienza la retirada de los hielos y con ella la recuperación de los bosques templados europeos. En la Península predominan los bosques de Quercus, sobre todo caducifolios. En los Sistemas Central e Ibérico septentrional la presencia de pinos es constante a lo largo de todo el periodo postglacial. No así del haya, que no alcanza de nuevo la Península Ibérica hasta hace 3000 años, viniendo desde su refugio glaciar de los Cárpatos. El haya había estado presente en el territorio peninsular ya en la época terciaria y en los periodos interglaciares, pero nunca de una forma masiva. No es hasta esta fecha reciente en la que el hayedo coloniza amplias extensiones de territorio, a costa del pinar en la mayoría de los casos. Por lo tanto los hayedos sorianos son muy jóvenes frente a los pinares que tienen una presencia constante a lo largo de la historia geológica. Y aunque estos últimos han aumentado su extensión en Soria favorecidos por la acción del hombre a costa de los melojares, se puede decir que el haya está en proceso de invasión de los pinares.
[editar] Bibliografía
Para más información sobre la flora de Soria consúltese el siguiente trabajo:
- BENITO ALONSO, José Luis (2000), 'Catálogo florístico de la provincia de Soria. 2ª edición corregida. 377 pp. + 250 fotografías en color., Diputación Provincial de Soria.. 84-95099-27-6.
Se pueden obtener a través de la Web oficial de la flora de Soria