Historia de Warcraft
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[editar] Los orígenes
[editar] Génesis Universal
El mundo de Warcraft es un mundo medieval inspirado en las leyendas de muy diversas culturas y en otras ambientaciones de fantasía. Sería muy sencillo empezar por donde empieza la trama del primer juego, pero para entenderlo todo habría que retroceder un poco antes en el tiempo de este mundo ficticio.
En tiempos inmemoriales, surgió el universo, y en él aparecieron una raza de seres de piel metálica, llamados Titanes, de origen no terraqueo; es decir, que aparecieron del mismo universo, y no de un planeta en si. Los titanes surcaban el universo dándole forma y haciéndolo progresar, no se sabe por qué motivos. Bajo la atenta mirada del padre de los titanes, Aman'Thul, que residía en El Panteón, los titanes ordenaron millares de mundos y dieron poder a miles de razas para que continuaran su trabajo. Desde el Panteón se vigilaban los mundos para evitar que aquellos que destruían deshicieran el trabajo de los titanes, aquellos que destruían eran las razas provenientes del Torbellino del Vacío, que era una descontrolada formación de magia caótica que interconectaba miles de mundos del universo, y era también morada de infinitas criaturas demoniacas, cuya razón de ser era destruir la vida y alimentarse de las energías del universo. Los titanes, para preservar su obra se vieron obligados a pensar en algo para acabar con la posible amenaza.
[editar] Sargeras
Con el tiempo, los demonios atacaron la creación de los Titanes, y el Panteón envió a su más poderoso agente, El titán Sargeras, quien durante eones cruzó el universo destruyendo demonios y defendiendo la creación de sus hermanos. Mientras, los demonios de la raza Eredar emplearon sus magias para corromper a los habitantes de cientos de mundos, volviéndolos demonios. Sargeras, incapaz de soportar la visión de esas criaturas llevadas hacia el mal, cayó, poco a poco, en una terrible depresión. Sargeras acabó confinando a los brujos Eredar en un rincón del Torbellino. Pero la confusión de Sargeras seguía creciendo. Se vio obligado a combatir a otra raza de demonios, los Nathrezim, demonios-vampiro que se hacían llamar Señores del Terror. Los Nathrezim corrompieron otros tantos miles de pueblos y los llevaron a la sombra, llevando a los habitantes de los mundos al odio irracional y perverso. Sargeras derrotó a los Nathrezim con gran facilidad, pero se vio tremendamente afectado por ellos. Con la razón distorsionada por la corrupción de los Nathrezim, Sargeras perdió el norte y la razón de su misión como también la fe en el concepto de universo ordenado que tenían sus hermanos y comenzó a creer que el único camino posible era el caos. Sargeras abandonó a sus hermanos y partió en busca de su sitio en el universo. Sargeras acabó culpando a sus hermanos del fracaso del universo ordenado. Decidió deshacer toda la creación, y para ello creó un ejército de criaturas que desolasen el mundo que los titanes forjaron. Su apariencia cambió y, repleto de odio, liberó a los Eredar y los Nathrezim, quienes se aliaron con el titán para servirle. De los Eredar, Sargeras eligió a dos lugartenientes, Kil'Jaeden y Archimonde. Kil'Jaeden esclavizó a los Nathrezim, sometiéndolos a su voluntad para que buscaran razas que corromper y exterminar. Archimonde escogió por su parte a los señores del foso como siervos; eligiendo a uno de ellos, Mannoroth, como segundo al mando, en el caso de que él no estuviese. Cuando el ejército demoniaco de Sargeras estuvo completo, le puso nombre: La Legión de Fuego.
[editar] Azeroth
Ignorantes de los planes de Sargeras, los titanes continuaron con su tarea de crear el mundo que más tarde, sus habitantes llamarían Azeroth. Cuando se dispusieron a moldear este mundo, se encontraron con unas fuerzas elementales que se opondrían una amenaza que los titanes moldearan su mundo. Estos eran los Dioses Antiguos.
Los titanes molestos por la inclinación maligna de los Dioses Antiguos se enfrentaron a ellos. Los ejércitos de los Dioses Antiguos estaba dirigidos por cuatro lugartenientes: Ragnaros, el Señor del Fuego; Therazane, la Madre Roca; Al’Akir, el Señor del Viento y Neptulon, el Cazador de las Mareas. Estos se enfrentaron a los titanes, y aunque los cuatro señores elementales eran poderosos, no pudieron hacer nada contra los titanes y perecieron. Los titanes derrotaron a los Dioses Antiguos y confinaron a los elementales en un plano abismal, donde los mismo elementos se contendrían entre ellos.
Con la partida de los elementales, los titanes crearon razas que les ayudaran en su trabajo. Crearon a los titánides, criaturas de roca viva y a los gigantes del mar, para que movieran los océanos. Modelaron el mundo hasta que quedó perfectamente ordenado. En el centro del continente crearon el Pozo de la Eternidad, un lago de energía místicas que sería fuente de vida. Con él todo el mundo estaba un solo continente que los titanes llamaron Kalimdor que significa La Tierra de la Eterna Luz Estelar.
[editar] Los dragones
Antes de marcharse de Azeroth, los titanes escogieron a los cinco dragones más poderosos y les cedieron poder para que protegieran Azeroth de cualquier amenaza y dominaran el mundo. Los cinco dragones recibieron el nombre Los Grandes Aspectos.
Aman'thul, el Alto Padre, padre de los titanes, cedió parte de su poder a Nozdormu, dragón de bronce, para que dominara el tiempo. Nozdormu sería el Único Imperecedero. La titánide Eonar, la Patrona de Toda Vida, cedió su poder a Alexstrasza la Roja, Unidora de la vida. Alexstrasza fue coronada como Reina de los Dragones y se le dio dominio sobre toda su especie. Eonar también cedió su poder a la hermana de Alexstrasza, Ysera, la verde, con el dominio de la naturaleza. Ysera caería en un sueño eterno y se la conocería como La Soñadora. Velaría por la naturaleza desde su reino onírico, el Sueño Esmeralda. Norgannon, el Guardián de la Sabiduría, cedió su poder al dragón azul, Malygos, que sería el Tejedor de Hechizos y protector de la magia arcana. Khaz'goroth, el Formador, el titán forjador del mundo le cedió parte de su poder al dragón negro Neltharion, conocido como el Guardián de la Tierra.
Con los Grandes Aspectos protegiendo Azeroth, los titanes pudieron partir a moldear otros mundos.
[editar] El despertar
En torno a 10.000 años antes de que tuviera lugar la Primera Guerra de Azeroth entre humanos y orcos, el mundo de Azeroth solo constaba de un continente, llamado Kalimdor. En el centro de Kalimdor existía un lago repleto de energías incandescentes, este era el Pozo de la Eternidad, una fuente de magia proveniente de más allá de los confines del mundo. El pozo era una fuente de vida. Con el paso del tiempo unos humanoides nocturnos descubrieron el lago, construyeron allí sus casas y con el tiempo el poder del lago les afecto, volviéndoles inteligentes e inmortales. Estos seres se hicieron llamar Kaldorei. Los Kaldorei o elfos nocturnos, como se les llamaría más adelante, adoraban a la diosa Elune, diosa lunar que, creían, dormía en el fondo del lago durante el día. Trataron de estudiar el poder de las energías del lago, y mientras crecían, descubrían nuevos territorios de Kalimdor y se encontraron con los Dragones, criaturas enormes que se habían convertido en guardianes del mundo, y a los que prefirieron no molestar. Con el tiempo, los Kaldorei aprendieron de los poderes del pozo y comenzaron a estudiar la magia arcana. Estos estudios llevó a los Kaldorei a contactar con poderosas criaturas, pero la más llamativa fue Cenarius, el semidiós de los bosques, quien se mostró amable con los elfos y les enseñó gran cantidad de cosas sobre la naturaleza. A raíz de esto, los Kaldorei desarrollaron un fuerte afecto por los bosques y la naturaleza.
Con el tiempo, algunos elfos pensaron que el abuso de la magia podría acarrear desequilibrio, pero no fueron escuchados, y los eruditos comenzaron a levantar templos enormes, a crear poderosos objetos mágicos y adaptaron el mundo a sus necesidades y caprichos. una de las hechiceras, Azshara, alcanzó tanto conocimiento que fue coronada reina de los Kaldorei y se la construyó un palacio a orillas del Pozo de la Eternidad.
La sociedad de los elfos creció con el tiempo por el continente y llegó un momento en que Azshara escogió a unos servidores personales que recibieron el nombre de Quel'Dorei (Bien nacidos), que fueron dotados de gran poder, pero esto les llevó a creerse superiores a sus hermanos. El líder de lo "Bien Nacidos", Dath'Remar Sunstrider no tardó en hacerse con las riendas del país, y los Highborne pasaron a ser envidiados en secreto por los demás Kaldorei, no paso así con Azshara que era incluso admirada como la encarnación de la diosa Elune, lo que levantó ampollas entre las sacerdotisas de la Luna, en especial con la alta sacerdotisa Tyrande Whisperwind.
Azshara ordenó a los Highborne estudiar concienzudamente las energías del Pozo y estos empezaron a desentrañar las energías místicas del pozo, igual que lo hacían los eruditos. Conforme descubrían más poder, descubrían que podían crear y destruir a su antojo. Con el tiempo empezaron a abusar del uso de la magia, y fueron advertidos por Cenarius de que esto solo traería problemas, pero sus consejos fueron en vano. Con el tiempo, Azshara y los Highborne se fueron distanciando de sus hermanos Kaldorei, y una extraña palidez cubrió sus rostros. Malfurion Stormrage, un joven erudito y druida aprendiz de Cenarius, percibió que una influencia mágica había corrompido a los Highborne y a Azshara, pero no pudo identificar el origen de este mal, pero supo que lo cambiaría todo.
[editar] El conflicto de los Ancestros
La irresponsabilidad de los Highborne les costó cara. El abuso de la magia fue detectado, a través del Pozo de la Eternidad, por mentes demoniacas. Sargeras, se lanzó a buscar el origen de la magia empleada. Al descubrir el mundo de Azeroth y ver que allí estaba el Pozo de la Eternidad, surgió en él el ansia de poder del pozo, decidiendo acabar con el mundo y reclamar las fuerzas del Pozo para sí mismo.
Sargeras se dirigió hacia Azeroth junto a su Legión de Fuego, formada por millones de caóticos demonios, provenientes de todos los confines del universo. Archimonde y Mannoroth prepararon sus guerreros y atacaron. Azshara, atraída por el poder mágico de Sargeras, le abrió las puertas a su mundo y los Highborne, corruptos por la magia lo convirtieron en su dios. Para demostrar su fidelidad, Azshara y los Highborne abrieron un Portal Mágico en el Pozo de la Eternidad. Cuando todo estuvo listo, Sargeras comenzó la carnicería sobre Azeroth. La Legión de Fuego arrasó con los poblados de los Kaldorei y los brujos Eredar invocaron a los Infernales, gigantes de roca y llamas verdes que alcanzaron las tierras de Kalimdor como meteoros. Los demonios avanzaron sin excesivos problemas y los elfos nocturnos, aunque defendieron su territorio, se vieron obligados a retroceder ante la Legión.
Malfurión Stormrage escapó para ayudar a su gente. Su hermano gemelo, Illidan Stormrage, a pesar de no ser un Highborne, aprendió a emplear la magia arcana. Malfurión convenció a su hermano de que dejara sus prácticas de magia y ambos escaparon junto a la sacerdotisa Tyrande Whisperwind. Ambos hermanos se enamoraron de la bella sacerdotisa, pero Tyrande solo correspondió a Malfurión. Illidan se resintió por esto, pero el dolor de su corazón no tenía comparación frente a su necesidad de magia. Illidan sufría la misma sed de magia que los Highborne y pensó que empleando las mismas energías mágicas contra la Legión, podría derrotarla. Illidan y sus seguidores formaron una secta de guerreros, conocidos como Cazadores de Demonios. Los Cazadores se sacaban los ojos para emplear todo su potencial mágico contra su enemigo. Malfurión nunca perdonó a Illidan por convertirse en Cazador de Demonios, pero a Illidan no le importaba, solo quería impresionar a Tyrande.
Cenarius, que se comprometió a ayudar a los elfos, pidió ayuda a los dragones. En poco tiempo Alexstrasza la Roja atacó a los demonios. Cenarius llamó a los espíritus de los bosques, surgiendo los Ancestros y los Treants, hombres árbol. Malfurión, Illidan y Tyrande realizaron un furioso contraataque. Illidan avanzaba a través de los demonios, atravesando sus filas mientras estos caían bajo su aura mágica, que dañaba todo lo que tocaba; hasta que llegó a encararse a Azzinoth, capitán de los ejércitos de demonios, y ambos se enfrentaron. Illidan derrotó a Azzinot y tomo sus espadas curvas como trofeo, espadas que con el tiempo acabarían siendo una extensión de sus brazos.
Los aliados de los elfos nocturnos llegaron al Templo de Azshara y al Pozo de la Eternidad. Malfurión sabía que la fuerza pura no erradicaría la presencia del enemigo. Mientras la batalla se volvía más cruenta a cada segundo, Azshara esperaba ansiosa la llegada de Sargeras. A medida que el señor de la Legión se acercaba, Azshara mandaba a sus Highborne al Pozo, para que agrandaran el portal. Mannoroth, general de los ejércitos demoniacos guardaba la entrada al templo, Cenarius y los espíritus del bosque se enfrentaron a él, permitiendo a Malfurión, Tyrande y sus guerreros entrar en el templo.
Sin embargo, un terrible acontecimiento cambió los planes. El dragón negro, Neltharión, se volvió loco durante el ataque de la Legión. Brotó de él su lado oscuro y se rebautizó como Deathwing o Ala de Muerte. El dragón negro traicionó a sus hermanos dragones abandonando la batalla. Avergonzados, los demás dragones tuvieron que retirarse. Malfurión vio como se iban las esperanzas sin sus más grandes aliados. Convencido de que el Pozo de la Eternidad era el nexo de unión entre el mundo y los demonios, Malfurión decidió que había que destruirlo. Muchos elfos se horrorizaron ante esto, ya que el pozo era el origen de su inmortalidad, pero Tyrande creyó en Malfurión y decidió atacar el palacio de Azshara y destruir el Pozo para salvar Kalimdor.
[editar] El ocaso
Malfurión y Tyrande atacaron el palacio de Azshara tratando de parar la llegada de Sargeras. Pero Azshara estaba preparada y los guerreros de Malfurión fueron apresados. Tyrande fue apresada por los Highborne cuando trató de atacar a Azshara por la espalda y sufrió graves heridas. Malfurión entró en cólera y se decidió a acabar personalmente con la reina enloquecida. Por sorpresa, Illidan apareció, convencido de que la destrucción del Pozo le impediría practicar magia, y avisó a los Highborne de las intenciones de Malfurión. Illidan no sufrió remordimiento a la hora de traicionar a su hermano. Finalmente, tomo aguas del lago en un frasco, para reclamarlas más tarde para sí mismo. Illidan sabía que los demonios destruirían la sociedad élfica.
Azshara, prevenida por Illidan, entabló una batalla épica contra Malfurión, quién estaba dispuesto a vencer o morir. Pero el portal que los Highborne estaban sosteniendo se volvió inestable al ser atacados y esto provocó una terrible explosión de magia arcana. Tan fuerte fue esta explosión que destruyó las bases del templo y abrió la tierra, y el Pozo de la Eternidad se colapsó entre los elfos y los demonios.
El colapso del pozo destruyó las bases del mundo y una gran parte de Kalimdor fue tragada por los mares, quedando el continente separado en dos masas de tierra alejadas por un vasto nuevo océano. En el centro de ese nuevo océano surgió una tormenta de energías caóticas, justo donde antaño estuvo el Pozo. Esta tormenta eterna, se llamó el Maelstorm, y ya jamás cesaría.
[editar] La ofrenda de Illidan
Tyrande y Malfurión fueron rescatados por Cenarius. Ambos guiaron a los pocos elfos nocturnos restantes hacia nuevas tierras para construir un nuevo hogar. Sargeras y la Legión de Fuego, habían sido desterrados por el colapso del Pozo, pero el precio fue terrible. Los Kaldorei se dieron cuenta de que habían sobrevivido bastantes Highborne, que se unieron a los kaldorei para buscar un nuevo hogar. Aunque Malfurión no confiaba en ellos, sabía que sin Pozo no podrían dominar su magia, por lo que no eran una amenaza. Muchos se alegraron cuando descubrieron que la montaña Hyjal y el bosque Ashenvale, el hogar de Cenarius considerado como sagrado, había sobrevivido. Buscando un nuevo hogar, Malfurión y los Kaldorei subieron la montaña y al llegar al valle, encontraron un lago. uno de los Highborne se lanzó sobre las aguas del lago con gran excitación. Con horror para todos los demás, las aguas del lago rebosaban energía mágica.
Illidan se adelantó a Malfurión y vació sus frascos en el agua, buscando mantener el flujo de magia, y formando un nuevo Pozo de la Eternidad. illidan creyó hacer un gran bien, que el nuevo pozo era una hermosa ofrenda para la futura sociedad élfica, pero Malfurión no estaba de acuerdo y los gemelos se volvieron a enfrentar. Con la ayuda de Cenarius, Malfurión encerró a su hermano en una prisión bajo tierra. Para segurar que Illidan no escapaba, Malfurión buscó a una guardiana, Maiev Shadowsong, para que lo custodiara. Cenarius encargo a uno de sus hijos, Califax que ayudara a la guardiana Maiev.
Temiendo que destruir el pozo provocara otra catástrofe, los elfos decidieron no tocar el nuevo Pozo. Los elfos comenzaron a estudiar las artes druídicas para sanar la tierra y recuperar sus bosques.
[editar] El Árbol del Mundo
Los elfos reconstruyeron sus hogares en torno al monte Hyjal, buscando siempre la armonía con la naturaleza.
9.000 años antes de la Primera Guerra de Azeroth, los dragones supervivientes surgieron de nuevo. Alexstrasza, Ysera, Malygos y Nozdormu llegaron a las tierras de los druidas y se encontraron con Malfurión, que con el tiempo se convirtió en Shan-Do (archidruida), quien recibió a los dragones y les habló del nuevo Pozo de la Eternidad. Los dragones se alarmaron y dedujeron que este nuevo pozo podría volver a traer a la Legión. Malfurión y los Cuatro Aspectos decidieron hacer algo, y los cuatro dragones cedieron parte de su poder para crear el Alma de Demonio, cuyo poder infligiría daño a la Legión Ardiente en caso de un nuevo ataque. Sin embargo, Neltharion, el dragón negro no cedió nada de su poder, y permaneció como el más poderoso de los dragones, que, secretamente, planeaba para asolar el mundo.
Alexstrasza plantó una semilla en el fondo del pozo, que activada por la magia del pozo se convirtió en un inmenso árbol, que succionó todas la aguas del pozo. Este nuevo árbol simbolizaría la unión de los elfos nocturnos con la naturaleza y sus energías sanadoras se extienden por todo el mundo. Este árbol del mundo recibió el nombre de Nordrassil. Nozdormu encantó el árbol para proveer a los elfos de inmortalidad. Ysera enlazó el Árbol con su reino onírico, el Sueño Esmeralda, de modo que regularía el avance de la naturaleza y la evolución del mundo. Los druidas elfos nocturnos, incluido Malfurión, deberían unirse a Ysera en el Sueño Esmeralda, cosa que hicieron gustosos, a pesar saber que perderían gran tiempo de sus vidas durante la hibernación. Sin embargo, los dragones no contaron toda la verdad a los elfos sobre el Sueño Esmeralda...
[editar] Los Trolls
Aunque los Kaldorei alcanzaron un gran conocimiento, no llegaron a encontrarse con otras culturas inteligentes hasta muy tarde. En el este, mucho antes del colapso del primer Pozo de la Eternidad, surgió una cultura que logró crear un inmenso imperio guerrero. Mil años antes de que los Kaldorei aparecieran, existían dos imperios troll enfrentados: los Troll Gurubashi y los Troll Amani, que construyeron Zul'Aman, en las tierras del norte, donde más tarde estaría Lordaeron. También estaba el imperio Gundrak pero nunca llegó a ser tan importante como los otros dos. Se sospecha que esta especie, procedía del valle de Stranglethorn.
Aunque todos eran trolls, no se tenían mucha simpatía. Sin embargo, tuvieron que unirse contra los insectos Azi'Aqir que destruían todo lo que no fuera insectoide. Finalmente los insectos fueron neutralizados en Azjol'Nerub, al norte, y en Anh'Qiraj, al sur. Unos pocos trolls encontraron el Pozo de la Eternidad y lo emplearon para sus propios fines (es posible que los Kaldorei provengan de los trolls). Los elfos y los trolls se enfrentaron varias veces, pero al final fueron los elfos quienes expulsaron a los agentes de los imperios troll. Los trolls ignoraban las acciones de los elfos hasta que el Pozo se colapsó y Kalimdor quedó dividido en cuatro grandes islas y los distintos imperios troll se separaron.
Los trolls de la jungla adoraban a Hakkar, un dios sanguinario. Hakkar demandó las almas de los niños trolls para manifestarse en el mundo, al escuchar esto, los trolls se negaron y dejaron de adorarle, provocando su ira. Solo los troll Atal'Ai continuaron adorando a Hakkar, por lo que los Gurubashi los expulsaron y se vieron obligados a emigrar hacia el Pantano de las Lamentaciones. Dividido por esto, los Gurubashi se vieron sumergidos en una guerra tribal. Las tribus Skullspliter y los Darkspear lucharon a muerte por el dominio. La superioridad de los Skullspliter obligó a los Darkspear a abandonar continente, y fueron exiliados a una isla del Gran Mar, que han habitado desde entonces.
Mientras lo elfos reconstruían sus vidas en torno al monte Hyjal, los Atal'Ai continuaron con la invocación de Hakkar. Esta amenaza alertó a Ysera, que mandó a uno de sus hijos, Eranikus, a avisar del peligro que esto suponía, pero los brujos Atal'Ai se obstinaron en invocar a Hakkar. Ysera misma se presentó ante los Atal'Ai y hundió la ciudadela de los Atal'Ai, formando la Fosa de las Lágrimas. Hakkar se vengó corrompiendo a Ysera con su poder. Los Grandes Aspectos, temiendo perder a otro de sus hermanos, confinaron a Ysera en el Sueño Esmeralda. para evitar que la corrupción culminara, los Grandes Aspectos solicitaron que los druidas se sumergieran en el Sueño Esmeralda junto con Ysera para ejercer de soporte, a cambio del crecimiento del Árbol del Mundo. Sin embargo, Neltharion, el dragón negro, tenía otros planes. Convenció a sus hermanos para que cedieran parte de su poder en crear un objeto llamado Alma de Demonio. Les dijo a sus hermanos que, ellos no vivirían por siempre y que con su desaparición, las razas mortales estarían indefensas ante la Legión Ardiente. Aunque no muy convencidos, los hechos recientes dejaban claro que les costaba contener el mal. recordando el encargo de los titanes, aceptaron. Los cuatro hermanos de Neltharion dieron parte de sus poderes, pero Neltharion permaneció con su poder al completo. Enseguida, Neltharion empleó el Alma de Demonio para destruir a los dragones azules. Malygos quedó solo y sin herencia, así que viajó al gélido Northrend y creo un cementerio para sus hijos, el Dragonblight. Malygos encargó s Sapphiron, su siervo superviviente, custodiar el Dragonblight por siempre.
Alexstrasza, conocedora de las intenciones de Neltharion, confinó el Alma de Demonio en las profundidades de las montañas de Khaz Modan.
[editar] Los elfos exiliados
Los elfos reconstruyeron su sociedad y se expandieron por los bosques de la región de Ashenvale. También resurgieron diversas razas que casi se extinguen tras el colapso del Pozo. Bajo el mando de los druidas, los elfos tuvieron una vida pacífica. Sin embargo, los Highborne supervivientes vivían intranquilos. Igual que Illidan, cayeron presa de una depresión enorme por no poder usar sus poderes mágicos. Se veían continuamente tentados a tomar las energías del pozo y volver a emplear magia. Dath'Remar Sunstrider, el líder de los Highborne empezó a oponerse a los druidas acusándolos de cobardes por rechazar la magia. Los druidas avisaron que el empleo de magia sería castigado severamente. En un intento por convencer a los druidas de que debían usar magia, Dath'Rema Sunstrider y Highdorne convocaron una tormenta mágica en los bosques de Ashenvale.
Como consecuencia, los druidas decidieron otorgarles el exilio. Dath'remar Sunstrider y sus seguidores se alegraron ante la idea de separarse de los estrictos druidas y construyeron navíos para cruzar el Gran Mar y fundar su propia nación donde practicarían la magia libremente. Acabaron llegando a las tierras que más tarde serían llamadas Lordaeron y se instalaron en Quel´Thalas. Rehusaron a las costumbres nocturnas de los Kaldorei, pasando a hacer vida diurna. Dejaron de ser elfos nocturnos para ser conocidos como Altos Elfos (high elves).
[editar] Las Centinelas
Tras la partida de los Highborne, los druidas incluido Malfurión, se prepararon para sumirse en el Sueño Esmeralda. Los Kaldorei cerraron las fronteras de Ashenvale con un hechizo que lo sumiría en un profundo misterio. Los elfos nocturnos permanecieron allí recluidos sin tener contacto con otras razas o culturas. Los druidas dejaron atrás sus vidas para unirse a Ysera en el Sueño Esmeralda. Tyrande pidió a Malfurión que no lo hiciera, pero Malfurión se sentía moralmente obligado a entrar en el Sueño Esmeralda, y lo hacía con gusto. Le dijo a Tyrande que nada podría separarle de ella y se Sumió en el sueño Esmeralda. Tyrande, convertida en Alta Sacerdotisa, reunió a sus hermanas guerreras elfas nocturnas y creó a las Centinelas, cuya misión sería proteger kalimdor y salvaguardar los bosques de Ashenvale. Contaban con la ayuda de Cenarius, sus hijos, los guardianes de los bosques y sus hijas, las dríades. Sin embargo, sin Malfurion a su lado, Tyrande siempre temió una segunda invasión por parte de la Legión de Fuego.
[editar] El nuevo mundo de Azeroth
[editar] Quel'Thalas
6.800 años antes de la Primera Guerra de Azeroth entre humanos y orcos, los highborne exiliados de Kalimdor, liderados por Dath'Remar Sunstrider, llegaron a un continente que más tarde sería bautizado como Lordaeron. Los elfos se asentaron en unos claros de Tirisfal. Tras unos años, empezaron a darse casos de locura entre algunos elfos. Los sacerdotes supusieron que algo maligno dominaba esa parte del mundo. Los Elfo Altos se movilizaron hacia el norte, donde había otra zona rica en energías. Su viaje se fue complicando poco a poco. Desde que perdieron el contacto con el Pozo de la Eternidad, habían estado enfermando y envejeciendo. Se volvieron más pequeños de lo que eran, su piel se volvió blanca y sus cabellos pasaron a ser rubios. Encontraron criaturas que nunca vieron, como humanos, que vivían en tribus. Pero el mayor reto fue el de los trolls de Zul'Aman. Estos trolls formaron el imperio Amani y tenían la cualidad de regenerarse de las más terribles heridas y probaron ser una raza bárbara y hostil hacia todo aquel que pisase su territorio. Los elfos desarrolaron un profundo rechazo hacia los trolls, y los mataban allí donde los encontraban. Para los trolls, la llegada de los elfos era un insulto para sus ancestros.
Después de muchos años, los elfos encontraron un bosque que fuera parte remanente de Kalimdor. En las profundidades del bosque fundaron Quel'Thalas y se pusieron a crear un imperio que superase al de los Kaldorei. Pero no fue fácil, por que eran tierras sagradas para los trolls y estos se lanzaron en masa a atacar el nuevo territorio elfo. Los Elfos Altos atacaron a los trolls con su magia, pero muchos, temerosos de las prevenciones del pasado, temían que pudieran llamar la atención de la Legión de Fuego. Para evitar esto, se construyeron monolitos rúnicos alrededor de Quel'Thalas. Estos monolitos establecerían una barrera mágica que ocultaría el uso de la magia elfica a otras dimensiones y de paso, ahuyentaba a los supersticiosos trolls.
Quel'Thalas acabó convirtiéndose en un monumento al progreso de los Elfos Altos. Se fundó el consejo de Silvermoon para gobernar la región, pero la dinastía de los Sunstrider siempre llevaría las riendas de Quel'Thalas. el consejo, compuesto por siete sabios, hacía respetar las leyes y las tierras del imperio. protegidos por la barrera, los Elfos Altos olvidaron las advertencias de los kaldorei y continuaron empleando magia para casi todo. En el centro de Silvermoon crearon el pozo del Sol, con aguas provenientes del Pozo de la Eternidad. Durante mucho tiempo, los Elfos Altos vivieron en calma, hasta que un día, los trolls se reagruparon y atacaron en masa Quel'Thalas.
[editar] El hombre y las Guerras Troll
Los trolls eran en verdad una amenaza, y las tribus nómadas de hombres, que hasta el momento luchaban unas contra otras, se unieron bajo la gran tribu Arathi, para enfrentarse con valor y determinación a los trolls y establecer su propio territorio tribal. Así, los Arathi fueron derrotando a las tribus humanas rivales, y ofreciéndolas paz e igualdad si se unían a ellos. Así, las filas de los Arathi no tardaron en ser inmensas. Para evitar un ataque de los trolls que acabara con sus gente, los Arathi decidieron construir una ciudad-fortaleza, al sureste de Lordaeron. La nación Arathi se llamó Arathor, y la ciudad-fortaleza, Strom. Bajo el mismo estandarte, los humanos crearon una fuerte cultura. El rey Thoradin, sabía de la existencia de los elfos del norte y del constante asedio que sufrían por parte de los trolls. Sin embargo, no podía hacer nada por ellos si con ello descuidaba la defensa de su pueblo. Mucho tiempo pasó hasta que llegaron rumores de la caída de los reclusivos elfos de Quel'Thalas, y no fue hasta que los embajadores de Quel'Thalas llegaron a Strom que Thoradin se decidió a enfrentarse a los trolls. Los elfos, desesperados, prometieron enseñar magia a unos pocos humanos para que pudieran hacer frente a los trolls. Los elfos descubrieron que algunos humanos tenían una facilidad innata para dominar la magia. Cien hombres fueron los instruidos en las artes mágicas de los elfos, no más de los necesarios para hacer frente a los trolls. Los elfos, acompañados de sus aliados humanos, partieron hacia el norte.
Los ejércitos de elfos y humanos irrumpieron fuertemente contra los trolls en las montañas de Alterac. los elfos dejaron caer todo su poder mágico sobre los trolls y los humanos atacaron con todas sus fuerzas. Dejaron caer el fuego de los cielos sobre los trolls, que no dejaba que sus heridas curasen. Así cayeron los trolls, que jamás se pudieron recuperar. La historia de este mundo no los vuelve a contemplar como un gran imperio unido.
Por su parte, elfos y humanos se aliaron y juraron lealtad y amistad eterna.
[editar] Guardianes de Tirisfal
Con el paso de los años, el rey Thoradin murió de vejez y dejó libertad a sus sucesores para que expandieran el reino más allá de las murallas de Strom. Los cien magos originales estudiaron sus habilidades y las perfeccionaron. Estos magos eran cuidadosos y responsables con el uso de su magia, pero al pasar estos conocimientos a generaciones venideras, los secretos mágicos comenzaron a emplearse sin cuidado y a medida que los magos crecían en poder, se aislaban de la sociedad.
Se fundó una nueva ciudad, Dalaran, al norte de Strom. Muchos magos viajaron a Dalaran, donde se sumergieron en el estudio de la magia. los magos humanos aprendieron a convocar ventiscas y lluvias, así como a tele-transportarse de un sitio a otro, a volverse invisibles, a cambiar la forma de los animales, e incluso fueron capaces de liberar a los elementales de agua y emplearlos como aliados. Dalaran creció aceptando el poder de los magos, pero un poder oculto acechaba a los humanos.
Los agentes de la Legión de Fuego, expulsados tras la implosión del Pozo de la Eternidad, fueron atraídos por los constantes hechizos de Dalaran, que habían roto las efímeras barreras entre el mundo físico y los mundos etéreos. Estos demonios no suponían una gran amenaza, pero alteraban el orden en las calles de Dalaran. Los magos de Dalaran ocultaron la existencia de los demonios al público. La gente comenzó a sospechar que los magos ocultaban la verdad. Posesiones, apariciones de criaturas demoniacas y asesinatos provocaron el pánico entre los habitantes de Dalaran. Los magos, temiendo una revolución, pidieron ayuda a los Elfos Altos. Los elfos determinaron que se trataba solo de unos demonios perdidos por el mundo, pero sí advirtieron que si los hombres de Dalaran continuaban empleando magia a ese ritmo, la Legión de Fuego podría volver. Los elfos informaron a los magos humanos sobre la historia pasada de Kalimdor y la Legión de Fuego. Los magos, propusieron crear un grupo de expertos, y dar poder a un campeón mortal, un guardián que se enfrentaría en una cruzada secreta contra la Legión. Creando un grupo de apoyo para el guardián, los elfos redimirían sus pecados pasados.
Se establecieron reuniones en Tirisfal y se creó la secta de Guardianes de Tirisfal. Los Guardianes escogidos serían imbuidos con poderes mágicos de mago elfos y humanos. Solo habría un Guardián a la vez, pero tendría un vasto poder para luchar contra la Legión. Cuando un guardián envejecía demasiado se elegía un nuevo Guardián que luchara contra la Legión. Durante generaciones, los Guardianes han defendido las tierras de Quel'Thalas y Arathor, mientras el uso de la magia engrandecía el imperio humano.
[editar] Ironforge y los enanos
Tras la partida de los titanes, los titánides continuaron con su tarea de formar las entrañas del mundo. Los titánides jamás se preocuparon por los asuntos de las razas de la superficie, y solo se ocuparon de los problemas que concernían a los oscuros abismos de la tierra. Tras la implosión del Pozo de la Eternidad, los titánides se vieron afectados. Sufrieron mucho dolor, y se unieron a las rocas de las que fueron hechos. Uldaman, Uldum y Ulduar fueron las ciudades de los titánides, en las que estos durmieron en paz durante 8.000 años.
No está claro porqué despertaron los titánides, pero mientras dormían sus cuerpos cambiaron. La roca de sus cuerpos se volvió carne, y sus poderes sobre la roca desaparecieron, se habían vuelto mortales.
Los titánides dejaron atrás las cuevas de Uldaman y se aventuraron a la superficie. Construyeron una ciudad bajo la más alta de las montañas, llamaron a su tierra Khaz Modan y fundaron una poderosa forja dentro de la montaña. A la ciudad que surgió alrededor de la forja la llamaron Ironforge. Desde entonces dejaron de ser titánides para ser enanos. Los enanos, fascinados en sus tareas de minería no se preocuparon por los problemas de sus vecinos.
[editar] Siete reinos
A poco más de un milenio antes de la Primera Guerra de Azeroth, Strom continuó ejerciendo como capital de Arathor, pero con el tiempo aparecieron muchas nuevas ciudades-estado. Además de Dalaran, surgieron Gilneas, Alterac y Kul-Tiras. Bajo la vigilancia de la Orden de Tirisfal, Dalaran se convirtió en la meca de aprendizaje de los magos. Los magos de Dalaran crearon el Kirin Tor, una organización cuyo objetivo era dejar constancia y guardar información sobre todo hechizo, conjuro u objeto mágico que la humanidad hubiera conocido. Gilneas y Alterac se convirtieron en un fuerte apoyo militar y desarrollaron grandes ejércitos que exploraron Khaz Modan. Así, los hombres descubrieron a los enanos, y ambas razas descubrieron que tenían una singular afinidad. Kul-Tiras, fundada sobre una isla de Lordaeron, se desarrolló a partir de la pesca y el mercado. Más adelante, Kul Tiras creó una gran fuerza naval que exploró los mares y tierras conocidos, en busca de bienes exóticos con los que comerciar. Mientras Arathor florecía, el distanciamiento entre sus reinos era cada vez mayor. Con el tiempo, los señores de Strom decidieron cambiar sus asentamientos a las verdes tierras del norte, y dejar atrás las áridas tierras en que se ubicaban. los nietos del rey Thoradin, últimos descendientes de los Arathi, no quisieron abandonar Strom, lo que supuso un descontento para muchos de los que estaban dispuestos a partir. los grandes señores de Strom acabaron abandonando la ciudad, y construyeron la ciudad de Lordaeron, al norte de Dalaran, nombre que tomó el resto del continente. Lordaeron se convirtió en una meca religiosa y un punto de paz para los desvalidos. Los descendientes de la dinastía Arathi permanecieron en los territorios de Strom y viajaron hacia el sur, sobre las montañas de Khaz Modan. El viaje duró mucho tiempo, y acabaron asentándose en al norte del continente que luego se llamó Azeroth. Allí en un valle, fundaron el poderoso reino de Stormwind. Los pocos que se quedaron en Strom decidieron guardar los muros de la ciudad. Strom ya no era más la capital del imperio, pero se formó la nación de Stromgarde. Así, el imperio de Arathor se desintegró y cada nación forjó sus propias creencias y costumbres.
[editar] La caza del dragón
Mientras los reinos humanos se separaban, los Guardianes permanecían en constante vigilancia. Hubo un Guardián que se distinguió como un gran luchador contra la sombra, Magna Aegwynn. Aegwynn buscaba y daba caza a todos los demonios allí donde los encontrara, pero en ocasiones cuestionaba la autoridad del Concilio de Tirisfal, dominado por hombres. Aegwynn pensaba que los elfos y los ancianos del concilio no tenían madera para vencer a la sombra. Cansada por las largas discusiones y debates, Aegwynn demostraba un valor más allá del entendimiento en situaciones cruciales. Su dominio del poder de Tirisfal crecía y Aegwynn acabó descubriendo que un numeroso grupo de demonios estaba apareciendo en el continente helado de Northrend. Aegwynn viajó hasta el continente gélido y encontró a los demonios entre las montañas. Descubrió que los demonios habían dado caza a uno de los últimos dragones supervivientes y absorbido su magia ancestral. Los poderosos hijos de Malygos el tejedor de conjuros, los dragones azules, habían decidido combatir los poderes de la Legión ellos mismos ante el aumento de las sociedades mortales del mundo. Aegwynn se enfrentó a los demonios, y con ayuda de los dragones, los derrotó. Pero tan pronto como el último dragón despareció del mundo, una terrible tormenta sacudió los cielos del norte y Sargeras emergió sobre Northrend. Sargeras le dijo a Aegwynn que el tiempo de Tirisfal se agotaba, y que el mundo llegaría a su fin, devorado por la Legión. Aegwynn arremetió contra el demonio, y acabó con la forma física de Sargeras con alarmante facilidad. Tras esto, Aegwynn llevó el cuerpo de Sargeras a uno de los antiguos salones de Kalimdor, que se encontraba cerca del punto donde colapsó el Pozo de la Eternidad, en el centro del Gran Mar. Aegwynn nunca sospechó que ese era el plan de Sargeras.
[editar] La guerra de los tres martillos
En Ironforge, los enanos vivieron en calma por muchos siglos. Mientras el rey Modimus Anvilmar reinaba el reino con valor, tres facciones enanas fueron ganando en poder y popularidad. El Clan Bronzebeard, defensores de Ironforge, liderados por el rey Madoran Bronzebeard; el Clan Wildhammer, liderado por el rey Khardos Wildhammer, poseía las minas y fuertes de la base de la montaña y ganaba poder poco a poco; y el Clan Dark Iron, liderados por el hechicero Thaurissan. Los enanos del clan Dark Iron habitaban las sombras bajo las montañas y conspiraban contra los otros dos clanes. Cuando el anciano rey murió por su avanzada edad, las disputas por el poder estallaron y la guerra civil enana sacudió Ironforge durante mucho tiempo, pero los Bronzebeards expulsaron a los Wildhammers y los Dark Iron fuera de la montaña. los Wildhammers viajaron al norte y construyeron su propio reino, Grim Batol. Los Dark Iron no tuvieron tanta suerte y, humillados, juraron venganza contra Ironforge. Los Dark Iron viajaron al sur y fundaron la ciudad de Thaurissan, como su líder, bajo las Montañas de Redridge. El paso de los años no apagó la rabia de los Dark Iron y Thaurissan proclamó las tierras de Khaz Modan solo para su clan, asaltando Ironforge y Grim Batol. Thaurissan asaltó Ironforge, mientras que su esposa, Mogdud atacó Grim Batol. Los dos líderes de los Dark Iron casi logran su objetivo, pero los Bronzebeard finalmente rechazaron los ataques de los enanos de Thaurissan y este tuvo que retirarse a su ciudad. Mogdud, por su parte, realizó un brutal asalto contra los Wildhammer de Grim Batol, pero murió a manos del rey Wildhammer, Khardros. Con la reina bruja muerta, los Dark Iron que asaltaron Grim Batol cayeron bajo la furia de los Wildhammers. Con los ejércitos de Ironforge y Grim Batol unidos, los Bronzebeard y los Wildhammer se lanzaron a destruir Tharissan y a los Dark Iron que quedaban, pero el hechicero Thaurissan invocó a la más terrible de las criaturas que pudo, un poder que ni él podía imaginar. Ragnaros, el Señor del Fuego, uno de los dioses elementales encerrados por los titanes tiempo atrás resurgió de su prisión. El resurgir del señor elemental sacudió los cimientos de las montañas de Redridge y creó un poderoso volcán, conocido ahora como Blackrock Spire, región en la que reinaría desde entonces hasta el día de hoy, sometiendo a los Dark Iron supervivientes a su voluntad.
Aterrados por el poder de Ragnaros, los ejércitos de Ironforge y Grim Batol se retiraron a sus reinos. Cuando los Wildhammers llegaron a Grim Batol descubrieron que la muerte de Mogdud había tenido un efecto maligno sobre el reino y había quedado inhabitable. Ante esta situación, los Bronzebeard ofrecieron cobijo a los Wildhammer en Ironforge, cobijo que los Wildhammer rechazaron. El pueblo de Kardros viajó hacia Lordaeron, al bosque de Hinterlands y allí fundaron Aerie Peak, donde se dedicaron a domesticar a los grifos de la zona.
Ambos reinos mantuvieron relaciones comerciales y prosperaron. Cuando Khardros Wildhammer y Madoran Bronzebeard murieron, dos estatuas de sus figuras fueron levantadas en la frontera con las tierras gobernadas por Ragnaros, como advertencia del precio que los Dark Iron pagaron por sus crímenes. Los Wildhammer tomaron la decisión de vivir, desde entonces, en la superficie.
[editar] El Último de los Guardianes
Con Sargeras derrotado, Aegwynn continuó protegiendo Azeroth cerca de novecientos años. Hasta que el Concilio de Tirisfal decidió que había terminado su papel como guardiana. Fue obligada a pasar sus poderes a un nuevo guardián, pero Aegwynn discrepaba, y decidió buscar personalmente al nuevo guardián. Aegwynn concibió entonces a un hijo al que llamó Medivh (Guardián de los secretos en lengua élfica, que fue hijo de un mago. La afinidad de su padre por la magia, marcó al niño ya desde antes de nacer.
Aegwynn creyó que Medivh se convertiría en el próximo guardián. Pero no conocía las verdaderas intenciones de Sargeras. Sárgeras se metió en el cuerpo de la Guardiana y poseyó el cuerpo de su hijo al concebir a este. Medivh estaba poseído en realidad por el gran enemigo de su madre. Aegwynn lo dejó a cargo de su padre para que se criara como mortal, mientras ella lo vigilaba para volver cuando considerara a Medivh, digno de convertirse en Guardián. Medivh creció sin problemas, estudiando las artes de la magia como su padre y en compañía de sus dos mejores amigos, Llane (el príncipe de Azeroth) y Anduin lothar, descendiente directo de los Arathi. Pero al llegar a los 14 años de vida, el poder oculto de Sargeras despertó y la lucha de Medivh por el control de su alma lo dejó en coma. Al despertar, ya era adulto y Llane y Anduin era los gobernantes de Azeroth, y aunque quiso proteger Azeroth con sus poderes, el temible Sargeras se lo impidió y lo llevó a un terrible desenlace. Sargeras se había hecho con Medivh, y sus planes de dominación y conquista estaban en marcha y el último de los Guardianes le ayudaría en su demoniaca empresa.
[editar] Draenor
[editar] El Pacto de sangre
Según los criptoglifos de la raza Draenei, el demonio eredar Kil'Jaeden, la que conocen como "el Embaucador", observaba el inocente planeta Draenor desde las profundidades del Torbellino del Vacío. Kil'Jaeden, planeaba una invasión discreta. Necesitaba una fuerza de choque que destruyera todo cuanto encontrara antes del paso de la Legión sobre el mundo. El objetivo consistía en debilitar a las razas mortales del planeta, antes de dar el golpe de gracia con la verdadera invasión.
Kil'Jaeden, al contrario que sus congéneres Mannoroth y Archimonde, prefería tácticas de invasión más sutiles. Basadas en el engaño, buscando las debilidades del objetivo y aprovechándose de estas en beneficio propio. En Draenor, habitaban una gran diversidad de razas. Los Dreanianos o Dreanei, desarrollaron una cultura pacífica y civilizada, más avanzada que el resto, sancando provecho de las técnicas de agricultura y desarrollando una tradición mortuoria; otra raza, los orcos, se desarrollaron en torno a las creencias en la naturaleza y los espíritus de esta. Organizados en clanes, gobernados generalmente por dos figuras. La primera, un jefe, que sería el más fuerte del clan; la segunda, un chamán, entrenado desde joven y que ejercciera la función de guía espiritual del pueblo. Tenían una marcado sentido del honor, y al contrario que los Draenei, los orcos basaban su alimentación en la cacería.
Kil'Jaeden, notó que los orcos eran más susceptibles que los Draenei y le resultarían más fáciles de corromper, además la anatomía de los orcos era más favorable para labores de guerra que la de los Draenei, así que se decantó por la raza cazadora, antes que por los avanzados agricultores.
El Embaucador habló al alma de un anciano chamán orco, de nombre Ner'Zhul y le prometió gloria, el poder que ninguna raza sobre Dreanor vio jamás y el don de la eternidad. Ner'Zhul, atraído por la oferta del demonio eredar, hizo un pacto de sangre con él. Así fue como Kil'Jaeden, a través de Ner'Zhul sembró la semilla de la destrucción en el corazón de los orcos, y estos, con el tiempo se convirtieron en bárbaros sedientos de sangre y destrucción. Kil'Jaeden, contento, comenzó a observar la cacería indiscriminada que los orcos habían desatado sobre el pueblo draenei. Solo unos escasos draenei, bajo el mando de su líder Akama, consiguieron escapar de la masacre de los orcos ocultándose en cavernas.
En un último embite, Kil'Jaeden se dirigió a Ner'Zhul y le propuso a él y al pueblo orco, entregarse en cuerpo y alma a la guerra. El chamán se dio cuenta entonces de las intenciones de Kil'Jaeden, y supo que el pueblo orco sería esclavizado, por lo que le dio la negativa al demonio. Disgustado por la reacción del anciano orco, Kil'Jaeden buscó a otra marioneta que llevara al pueblo orco por el camino de la Legión. El Embaucador fijó sus ojos en un aprendiz chamán y alumno de Ner'Zhul, el orco Gul'Dan. Como ya hablara antes a Ner'Zhul, Kil'Jaeden habló a Gul'Dan de poder ilimitado, y se lo prometió a cambio de su ciega obediencia. Así fue como Gul'Dan, seducido por las ofertas de Kil'Jaeden, se convirtió en un aplicado estudiante de la magia demoniaca, de modo que el joven aprendíz de chamán, se convirtió en el más poderoso de los maestros brujos conocidos de la historia. Gul'Dan guió a otros orcos para abandonar las artes del chamanismo y les llevó a acoger los conocimientos demoniacos de la magia de Kil'Jaeden, el poder que los condenaría, la nigromancia.
Cuando Kil'Jaeden logró sus objetivos a través de Gul'Dan, ayudó a este a crear el Consejo de las Sombras, una organización sectaria de orcos que manipularía los clanes en secreto y extendería las prácticas de la nigromancia por todos los territorios de Draenor. De este modo, las tierras de Draenor se pudrieron a medida que más orcos practicaban las artes brujas de los demonios.
En poco tiempo, los campos orcos, se convirtieron en baldías tierras infértiles y tétricas.
[editar] La llegada de la Horda a Azeroth
Tiempo después del engaño de Kil'Jaeden sobre los clanes orcos, las batallas en torno a Draenor volvieron a los orcos unos contra otros. Sin un enemigo común, el ansia de destrucción llevó a los orcos a competir entre ellos en pruebas de fuerza y luchas fraticidas. Ante la aprobación de esta dinámica por parte de los nigromantes, los brujos que estudiaban la magia y mantenían el balance del poder, pensaban que ningún orco sobreviviría, como ellos, Durotan, jefe del Clan Frostwolf, advirtió que esta conducta acabaría con el pueblo orco. Nadie escuchó a Durotan y otros jefes de clanes más poderosos se proclamaron campeones de guerra.
Los brujos advirtieron que para avanzar en el dominio de la magia, los orcos debían encontrar un nuevo enemigo común. Fue en ese tiempo, cuando los brujos se percataron de la presencia de una hendidura interdimensional. Pasaron años estudiando los misterios de ese fenómeno y haciendo ensayos y pruebas, hasta que se percataron de que tal hendidura se podía emplear como portal para enviar a un clan al otro lado. Una fuerza expedicionaria se internó en el portal y al volver, sus hermanos orcos creyeron que lo que había más hallá del portal los había enloquecido. pero las muestras de plantas que los enviados por el portal trajeron, daban buena cuenta de que sus relatos eran ciertos.
Tres meses después, siete guerreros se adentraron en el portal y volvieron con reportes detallados sobre el mundo del otro lado. Este nuevo mundo era Azeroth, y los orcos comenzaron a saquear las aldeas de los humanos. Pero para asegurarse la victoria, el Consejo de las Sombras invocó a Mannoroth el Destructor. El Consejo convenció a los jefes de todos los clanes para que bebieran de la sangre de Mannoroth, obteniendo así una sed de sangre que los volvería invencibles. Todos los jefes de los clanes, a excepción de Durotan, bebieron y se convirtieron en siervos de Mannoroth, y estos contagiaron su lealtad al demonio a sus hermanos del clan.
Con las ansias de destrucción renovadas por la sangre de Mannoroth, los orcos se lanzaron a la carga y Gul'Dan reunió al pueblo orco en una Horda, dentro de la cual los jefes de clanes lucharían entre ellos para coronarse como jefes supremos. Con engaños y manipulaciones, Gul'Dan logró sus planes, y Blackhand el Destructor, señor del Clan Blackrock se hizo con el puesto de Señor de la Guerra y dominó sobre la Horda con su crueldad y sus ansias de poder.
El plan de Blackhand era simple. La unificación de todos los orcos y la destrucción absoluta de la raza humana del recién descubierto mundo de Azeroth. La Horda sería el ejército de la Legión de Fuego y había dado comienzo la Primera Guerra de Azeroth.
[editar] Enlaces externos
Libros Oficiales en Inglés
- Warcraft: The Well of Eternity
- Warcraft: The Demon Soul
- Warcraft: The Sundering
- Warcraft: The Last Guardian
- Warcraft: Day of the Dragon
- Warcraft: Lord of the Clans
- World of Warcraft: Cycle of Hatred
Páginas No oficiales en Español
- Wow-Esp: La Taberna Bastante recopilaciones, información e hilo de Preguntas y Respuestas.