Humanismo evolutivo
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El humanismo evolutivo es una corriente de pensamiento libre situada entre la filosofía, la epistemología, y la antropología. Reagrupa diversas escuelas tales como la ecología humanista, la filosofía de la evolución y el humanismo ambiental. Qiere ser también una corriente cultural que tiene una influencia en la sociedad.
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[editar] El humanismo evolutivo (Filosofía de la evolución)
La corriente filosófica designada bajo la denominación de filosofía de la evolución se desarrolla desde los años 1970 por la ecología humanista (llamado también humanismo medioambiental, o evolutivo) y por la escuela neo-darwiniana. Se trata allí de la evolución prospectiva de la viviente compleja en el medio ambiente universal, analizada a través de su expresión cultural humana.
Esta corriente se distingue claramente del humanismo evolucionista casi religioso predicado por Julian Huxley, particularmente en el congreso fundador de la IHEU (Unión internacional ética y humanista) en 1952.
Más lejos que el simple evolucionismo científico (particularmente neodarwiniano, desarrollado por Richard Dawkins y Stephen Jay Gould), el humanismo evolutivo se interroga sobre la necesidad para el hombre de la adaptación permanente conjunta de su organismo y de su pensamiento para desarrollarse en el medio ambiente universal. Y de allí, sobre el informe relativizado a la creencia y a la incertidumbre, porque las ideas humanas evolucionan y se transforman, como para sus cualidades físicas, en un proceso universal de evolución y de mejoramiento adaptativo en el medio ambiente. Pero allí no se presupone ningún determinismo, genético o cultural, se refiere a la interactividad y a la reactividad evolutiva, en parte aleatoria, de la viviente con su medio. Según la fórmula de Marc Carl, « el hombre debe necesariamente aprender a administrar la apariencia insuficiente y la incertidumbre de la información para adaptarse y desarrollarse, en sus interacciones relacionales con su medio ambiente, tan físicamente como culturalmente ». En un medio ambiente universal todavía desconocido más o menos al 90 %, esta reflexión evolutiva trata pues de no encerrarse en esquemas y en respuestas prematuros. Incita a una humildad en las proposiciones, y a una audacia intuitiva en las investigaciones.
Al seguir este hilo, distinguimos un pensamiento humanista subyacente que incita al ser humano a tomar en manos voluntariamente su destino, en interacción prudente con su medio ambiente, sabiendo que el pensamiento humano es una de las manifestaciones más impactantes de la viviente como agente de transformación del medio ambiente, y ahora no solamente del medio ambiente terrestre. En términos de filosofía de la evolución, el pensamiento colectivo organizado de la humanidad, y más generalmente su cultura evolutiva, aparece como la llave del desarrollo de la especie en su medio ambiente universal, y la llave de una modificación interactiva posiblemente importante, en el tiempo, de este medio ambiente. Es un paso esencialmente prospectivo.
Este movimiento cultural parece haber emergido porque el concepto de adaptación evolutiva permanente, no pudiendo más ser apreciado por sus solos aspectos científicos, tomó también una dimensión metafísica (en un sentido de búsqueda de la esencia del ser humano), que incita en lo sucesivo a analizar la evolución humana, agente inteligente potencialmente modificador del medio ambiente, en términos filosóficos. El conjunto de los posibles y de los riesgos de esta evolución, no determinista por su inscripción en un sistema dinámico vivo complejo, da un sentido nuevo a la existencia y al destino humano. Y el simple hecho de emprender en tal reflexión abre una vía filosófica en la cual espíritus curiosos no podían faltar avanzar tarde o temprano, una vía que descansa en una metafísica regenerada, incitando a recuperar de manera evolutiva la concepción original de Aristote sobre el physis y su sustancia, para buscar con herramientas conceptuales modernas la esencia y el sentido de la vida.
[editar] La ecología humanista (Humanismo medioambiental)
Apoyada en la filosofía de la evolución, esta corriente internacional en emergencia desde los años 1970 expresa un humanismo evolucionista que prolonga la tradición naturalista de los filósofos griegos antiguos. La ecología humanista incita a comprender mejor y a situar el destino de la humanidad en su medio ambiente en evolución permanente. El destino humano es puesto allí en perspectiva en un contexto universal donde muchas cosas quedan a comprender. Porque incita a cada ser humano a una autoresponsabilización enfrente de su conciencia, se puede también definir la ecología humanista como una voluntad de responsabilización ética de la humanidad civilizada, favoreciendo su mejoramiento permanente y su felicidad, en interacción constructiva con su medio ambiente evolutivo, de manera provechosa tanto al ser humano en particular como a la especie humana en general, en simbiosis común en su biotope local y global en evolución. Esto lleva a optimizar la sociedad humana en sus propias interacciones y en sus interacciones con su biotope, particularmente preservando el equilibrio planetario terrestre. Esta necesidad de solidaridad de toda la especie humana para preservar su medio ambiente y su mejor desarrollo en este medio ambiente, inspiró una expresión política particular de ecología humanista, recuperada particularmente por jefes de Estado tales como Jacques Chirac (Francia) o Mohammed VI (Marruecos) en las grandes asambleas de la ONU.
[editar] La evolución y su relativización
La ecología humanista quiere favorecer la adaptación permanente y el mejor desarrollo posible de la humanidad, y del ser humano, en un medio ambiente universal incierto y en evolución permanente, con suficientemente abertura para considerar todos los posibles. En la concepción ecologista humanista, es inútil querer cuajar en elecciones y en esquemas culturales arbitrarios el equilibrio aparente y el devenir supuesto de un momento de la evolución. La adaptación evolutiva permanente es necesaria, tan biológicamente como para el pensamiento. Esto necesita una gran relatividad y una gran prudencia en los análisis. Según esta concepción, para el intelecto humano, toda representación es del dominio de la creencia, teniendo en cuenta la incertidumbre de la relación del hombre al universo, y de la imperfección natural de sus sentidos para representar su medio ambiente y sus interacciones con este medio ambiente, la realidad percibida por el hombre siendo sólo una representación de la realidad, particular en la especie humana. La ecología humanista admite este informe relativizado a la creencia, pero refuta las formas definitivas y encerrandas, reductoras, sabiendo que ninguna verdad puede ser definitiva para el espíritu humano sin contrariar su necesidad evolutiva natural. Esta escuela de pensamiento admite pues el hecho de creer en el obsequio a falta de algo mejor, pero ocupándose de verificar y de actualizar permanentemente lo que se cree.
[editar] Bibliografía
- Emmanuel MOUNIER,Manifiesto en el servicio del personnalismo, Seuil, París, 1936.
- René DUBOS,Los sueños de la razón, Denoël, París, 1964
- Jacques MONOD,El azar y la necesidad, Seuil, París, 1970.
- René DUBOS,Escoger de ser humano, Denoël, París, 1974
- Richard DAWKINS,El gen egoísta, Odile Jacob, París, 1976.
- Marc CARL,Discursos sobre la ecología humanista, LEAI, París, 1997-2002.
- Stephen Jay GOULD,La estructura de la teoría evolutionista+, Belknap, 2002
