Ida Rubinstein

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Portrait of Ida Rubenstein (Valentin Serov 1910)

Ida Lvovna Rubinstein (5 de octubre de 1885 San Petersburgo, Rusia - 20 de setiembre de 1960, Vence, Francia) fue una bailarina de ballet, patrona e belleza ícono de la Belle Epoque.

[editar] Primeros años

Nacida en el seno de una acaudalada familia judía, Rubinstein quedó huérfana a muy temprana edad. Tuvo, por el estándar del ballet ruso, poco entrenamiento formal. Bajo la tutoría privada de Mikhail Fokine debutó en 1909 con una interpretación privada en Salomé de Oscar Wilde, desnudándose completamente en el curso de la Danza de los siete velos.

Serguei Diaghilev la contrató para los Ballets Rusos y ella bailó el rol principal de Cléopâtre en la temporada de París de 1909. Esta interpretación fue un poderoso espectáculo, los trajes fueron diseñados por Leon Bakst y el final inspiró el Souvenir de la temporada de ópera de 1909 de Kees van Dongen .

[editar] Representaciones en Arte y Ballet

Léon Bakst, Vestido para Ida Rubinstein en Le marthyre de Saint Sébastien, 1912.

Rubinstein fue también muy celebrada en el arte. Su retrato por Valentin Serov en 1910 marca la más plena realización de su estilo de madurez. El escultor de Art Deco Demetre Chiparus produjo un figurín de Rubinstein y fue pintada por Antonio de la Gandara.

Bisexual, Rubenstein comenzó (en 1911) un affaire de tres años con la pintora Romaine Brooks, quien hizo un impactante retrato suyo y la usó como modelo desnuda para Venus.

Rubinstein bailó con los Ballets Rusos nuevamente en la temporada de 1910, actuando en Scheherazade, un ballet basado en la primera historia de Las mil y una noches, coreografiada por Michel Fokine y escrita por él y Léon Bakst. Este ballet fue muy admirado en su tiempo por su picante sensualidad y suntuosa puesta en escena aunque, en la actualidad, es raramente realizado, considerado más como una pantomima y el entonces de moda orientalismo hoy parece anticuado.

En 1911 actuó en Le Martyre de Saint Sebastien, Gabriele D'Annunzio escribió la parte para ella y fue musicalizada por Claude Debussy. Éste fue un triundo tanto por el estilizado modernismo como por el escándalo; el arzobispo de París pidió a los católicos a no asistir debido a que San Sebastián era interpretado por una mujer y una judía.

Después de dejar los Ballets Rusos, Rubinstein fundó y financió varias compañías de ballet y trabajó con varios coreógrafos y compositores importantes entre ellos Arthur Honegger. Ella comisionó e interpretó el Bolero de Maurice Ravel en 1928, frecuentemente escenificó eventos libres de ballet y continuó danzando hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Rubinstein no está considerada entre la primera fila de bailarinas, comenzó su preparación muy tarde para que eso fuese posible. Sin embargo, tenía una gran presencia escénica y gran capacidad de actuación. Fue un patrón significativo y tendió a comisionar obras que se adaptasen a sus habilidades, obras que mezclaran la danza con el drama y la puesta en escena.