Juan Antonio Álvarez de Arenales
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Juan Antonio Álvarez de Arenales (Salta, Argentina, 13 de Junio de 1770 - Moraya, Bolivia. 4 de diciembre de 1831) fue un militar argentino que luchó en las guerras por la independencia de varios países sudamericanos.
[editar] Biografía
Nacido en Salta en 1770 (aunque se señala que podría haber nacido en España en la localidad denominada Villa de Reinoso). En 1784 llegó con su familia a Buenos Aires donde fue educado para seguir la carrera eclesiástica. Arenales optó por la carrera militar. Tras concluir sus estudios fue enviado al Alto Perú donde se unió al movimiento revolucionario de Chuquisaca.
El 25 de mayo de 1809 participó en la creación de la primera Junta que buscó emanciparse de las autoridades españolas. De esa manera, Arenales Se convirtió en dirigente contra el gobierno colonial y Comandante de las tropas. Sofocada la insurrección por parte del realista Goyeneche, Arenales se salvó de la ejecución en mérito a sus destacados antecedentes. Sin embargo, fue enviado prisionero a El Callao. Se desconoce la fecha y la forma que logró escapar del cautiverio para regresar a su localidad natal desde donde, luego, participó en las luchas independentistas del Rio de la Plata.
El 20 de febrero de 1813, bajo las órdenes de Manuel Belgrano participó en la victoria de la batalla de Salta. Solicitó a la Asamblea del Año XIII que le emitiera un documento designándolo ciudadano de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Nombrado gobernador de Chuquisaca, se encontró aislado por las derrotas patriotas de Vilcapugio y Ayohuma.
Organizó la guerra de guerrillas tan exitosamente que el Virrey Pezuela se vio forzado a abandonar las provincias norteñas argentinas. Arenales reocupó Chuquisaca y luego se unió a las fuerzas de Rondeau en su tercer intento por incorporar el Alto Peru a la revolución. Posterior a la derrota de Sipe Sipe, encabezó la retirada hacia Tucumán, donde permaneció hasta que estalló la guerra civil.
Cruzó los Andes hacia Chile donde José de San Martín estaba preparando su expedición libertadora al Perú. Arenales fue acogido por San Martín quien lo designó al mando de una división. Tras su arribo al Perú se hizo cargo de las dos importantes campañas a las sierras para obtener el control sobre esa área antes que los realistas pudieran utilizarlas como base de operaciones.
Tras la proclamación de la independencia del Perú, fue nombrado gobernador de las provincias norteñas del futuro territorio argentino, con responsabilidad sobre la instrucción de las tropas y la preparación de la campaña al Ecuador. En 1822 solicitó su retiro, tras la partida de San Martín del Perú. El gobierno peruano lo gratificó con el rango de Gran Mariscal.
Gobernador de Salta desde 1823 procuro establecer un gobierno liberal como el de Rivadavia en Buenos Aires. Envió tropas para colaborar en la Guerra contra el Brasil. En 1827 una revuelta encabezada por José Francisco Gorriti y Dionisio Puch se propuso derrocar a Arenales. El gobernador envió una tropa de trescientos hombres al mando de Coronel Bedoya, quien se enfrentó contra una fuerza de ochocientos disidentes en la decisiva batalla de Chicoana, el 7 de febrero de 1827. La derrota de las tropas oficialistas ocasionaron que Arenales y sus partidarios se exiliaran en Bolivia.
Juan Antonio Álvarez de Arenales falleció en la localidad de Moraya, Bolivia, en 1831 en la casa del Coronel José Manuel Pizarro y sepultado allí en el osario común a excepción del cráneo, conservado por el Coronel Pizarro y entregado a doña Josefa Arenales de Uriburu, su hija y esposa del Coronel Evaristo de Uriburu en la ciudad de Buenos Aires. En mayo de 1959 llegaron a Salta sus restos siendo depositados en el "Panteón de las Glorias del Norte de la República", tras cumplirse una emotiva ceremonia cívico militar en el templo mayor de la catedral de Salta.