Luis Bertrán
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Religioso y misionero de la Orden de Predicadores nacido y muerto en Valencia, España (1526 - 1582)
Su nombre completo era Luis Bertrán y Exarch. Ingresó a la Orden de los Dominicos En 1544, en convento de su ciudad natal. En julio de 1562 llegó a Cartagena de Indias, actual Colombia y durante algunos años período misionó en la Costa Caribe, provocando gran impacto y suceso, al punto que hoy día su memoria todavía permanece en la tradición popular de la región. Se afirma de él que era un santo taumaturgo, realizando muchos prodigios. Se menciona por ejemplo, que puso fin a sequías con una simple oración, que con una bendición hizo que un arbol diera frutos de manera instantánea, que caminó sobre las aguas de la Ciénaga de Manzanillo, que una vez, para demostrar a un encomendero en Usiacurì, que el se estaba alimentando de la sangre indígena, al explotarlos, exprimió las arepas preparadas para la comida, produciendo un chorro de sangre sobre la mesa; que los encomenderos lo intentaron envenenar con un potentísima poción, pero que luego de vomitar una serpiente, recobró la salud; que un encomendero quizo matarle, pero al dispararle, su arcabuiz se convirtió en un crucifijo. Este es el milagro que más puede observarse en las pinturas que se han hecho sobre el santo. Se dice además que neutralizó ataques de fieras, que apagó incendios y curó enfermos con su rosario, que tenía el don de lenguas, es decir, predicaba en español pero los índios le entendían en su propio idioma, y muchos otros prodigios. Se ganó el odio de los encomenderos de la región, por sus contínuas críticas y reprimendas sobre su actitud con los indígenas, por lo que en 1569 fue enviado de nuevo a España. Trece años después murió en el convento de San Onofre de Museros, cerca de Valencia, España. En 1608 fue beatificado y en 1671 fue canonizado. En 1690 fue proclamado “patrón de la Nueva Granada” (Colombia) y su fiesta fue de guarda en el territorio hasta fines de la época Colonial.