Mateo Múgica Urrestarazu
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Mateo Mújica Urrestarazu (Idiazabal, 21 de septiembre de 1870 – Zarauz, 27 de octubre de 1968).
[editar] Formación y carrera eclesiástica
Se formo en la extinta Universidad de Oñate e ingresó en el Seminario de Vitoria. Doctorado en Teología en Salamanca, apoyó la difusión de la cultura vasca, a través de traducciones y numerosos sermones. El 20 de mayo de 1918 fue consagrado Obispo de El Burgo de Osma. En 1924 se le nombró Obispo de Pamplona, y en 1928 Obispo de Vitoria – que abarcaba las provincias de Vizcaya y Guipúzcoa, hasta que de acuerdo a la bula Quo Commodius del 2 de noviembre de 1949 de Pío XII, en 1950 se separan de la diócesis de Vitoria las diócesis de Bilbao y San Sebastián.
[editar] La II República y la Guerra Civil
Monárquico, fue contrario a la instauración de la Segunda República Española, y en 1931 fue expulsado de España, residiendo en Poitiers, hasta que fue autorizado a repatriarse en 1933. Tras el estallido de la guerra de 1936 suscribió junto con el obispo de Pamplona, Marcelino Olaechea, la pastoral Non licet advirtiendo a los católicos que no era lícito apoyar a la atacada República. Pero su inicial adhesión desapareció cuando pudo constatar los excesos cometidos por los sublevados. Dio su apoyo indirecto al Estatuto de Autonomía del País Vasco de 1936 y al nacionalismo vasco.
[editar] Exilio, renuncia forzosa y regreso
Fue expulsado de su diócesis y de España en 1936 por orden del general Miguel Cabanellas, presidente de la Junta de Defensa Nacional. Junto con los Cardenales Vidal y Barraquer y Segura, se negó a firmar la Carta Colectiva de los obispos españoles a los obispos del mundo, que se publicó el 1 de julio de 1937, y fue firmada por 48 prelados, de los que 8 fueron arzobispos, 35 obispos y 5 vicarios capitulares. Fue obligado a renunciar a su diócesis a cambio de la de Cinna y se instaló en el país vasco francés. Fue autorizado a regresar a España en 1947 estableciéndose en Zarauz, donde residió, ciego, hasta su muerte a los 98 años de edad. Sus restos reposan en la Catedral de Santa María de Vitoria.