Monarquía constitucional
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Monarquía constitucional es una forma de gobierno donde el monarca sustenta la jefatura del estado. Se puede decir que es un poder prácticamente simbólico, puesto que se encuentra regulado por una ley, con frecuencia una constitución. También, se caracteriza porque el rey o la reina tienen un papel de moderador o árbitro en los conflictos políticos del Gobierno, habitualmente, elegido democráticamente.
Por oposición a la monarquía absoluta, la ciencia política distingue entre monarquía constitucional y monarquía parlamentaria. En las monarquías constitucionales, el rey conserva el poder soberano o bien lo comparte con el pueblo al que concede una serie de derechos mediante una carta otorgada o constitución. En cambio, en las monarquías parlamentarias la soberanía reside, en su práctica totalidad, en la voluntad popular, siendo el monarca una figura esencialmente simbólica. El ejemplo clásico de monarquía constitucional es el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, que no posee una constitución codificada, sino un grupo de leyes que forman su constitución.
Aunque las actuales monarquías constitucionales son la mayoría representativas de sistemas democráticos (monarquías constitucionales democráticas), históricamente no siempre ha sido así. Muchas de las monarquías han coexistido con constituciones fascistas (o en la practica fascistas) como en Italia, Japón o España o con dictaduras de Gobierno militar como actualmente en Tailandia.
La monarquía constitucional fue un paso intermedio o evolucionado ante la aparición de las primeras repúblicas modernas como Estados Unidos de América y Francia especialmente en el siglo XIX . Se pretendía pasar de monárquias absolutas máximas representantes del Antiguo Régimen a monarquías parlamentarias con un poder limitado.