Operativo Cóndor
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El Operativo Cóndor fue una acción armada llevada a cabo en 1966 por un grupo de argentinos que secuestró un avión civil de Aerolíneas Argentinas y obligó a su comandante a aterrizar en las Islas Malvinas, ocupadas por Gran Bretaña pero reclamadas históricamente por Argentina.
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[editar] Recuento de los hechos
[editar] Inicio
El 28 de septiembre de 1966, un comando armado de 18 estudiantes, obreros, sindicalistas y periodistas, en su mayoría militantes de partidos nacionalistas, secuestró un avión Douglas DC-4 de Aerolíneas Argentinas, que había partido desde Buenos Aires a las 0:34 horas y tenía por destino a Río Gallegos, y lo desvió, aterrizando en las Islas Malvinas unas horas más tarde.
El comandante de la aeronave era Ernesto Fernández García, y entre los pasajeros figuraba el gobernador del por entonces Territorio Nacional de Tierra del Fuego, contraalmirante José María Guzmán.
El "Operativo Cóndor", como fue bautizada la acción armada, fue comandado por Dardo Cabo alias "Lito", de 25 años de edad, periodista, metalúrgico y activo militante nacionalista. hijo del sindicalista Armando Cabo. Con él actuaron:
- Alejandro Giovenco Romero, apodado "El Chicato", de 21 años de edad;
- María Cristina Verrier, dramaturga y periodista de 27 años, hija de César Verrier, juez de la Suprema Corte de Justicia y funcionario del gobierno del ex-presidente Arturo Frondizi.
- Fernando Aguirre, empleado de 20 años;
- Norberto Karasiewicz, obrero matalúrgico de 20 años;
- Andrés Castillo, empleado de la Caja de Ahorro, de 23 años;
- Luis Caprara, estudiante de 20 años;
- Victor Chazarreta, obrero metalúrgico de 32 años;
- Ricardo Ahe, empleado de 20 años;
- Juan Bovo, obrero metalúrgico de 21 años;
- Edelmiro Jesús Ramón Navarro, empleado de 27 años;
- Ramón Sánchez, obrero de 20 años;
- Pedro Tursi, empleado de 29 años;
- Juan Carlos Rodriguez, empleado de 31 años;
- Pedro Bernardini, obrero metalúrgico de 28 años;
- Fernando Lisardo, empleado de 20 años;
- Edgardo Salcedo, estudiante de 24 años;
- Aldo Ramirez, estudiante de 18 años de edad;
Los jóvenes se llamaban a sí mismos "cóndores"; todos eran peronistas. La edad promedio del grupo era de 22 años.
También los acompañaba Héctor Ricardo García, el director del matutino porteño Crónica.
Aproximadamente a las seis de la mañana, cuando el avión, con 35 pasajeros a bordo, sobrevolaba la ciudad de Santa Cruz, los integrantes del grupo tomaron las armas que llevaban ocultas en el equipaje y consiguieron el control del avión: Cabo y Giovenco Romero se dirigieron a la cabina, donde exigieron al piloto que torciera al rumbo 105, hacia Malvinas. Éste alegó falta de combustible y desconocimiento de la ruta de navegación correspondiente, pero finalmente obedeció las órdenes. Para no atemorizar a los pasajeros, se les informó que la aeronave regresaba a Comodoro Rivadavia.
[editar] Aterrizaje
El piloto logró encontrar la ubicación de las islas gracias a las diferencias en el patrón de la cobertura nubosa que frecuentemente las cubre. Entre algunos claros divisaron tierra firme y tras algunas rondas de reconocimiento que les permitieron localizar la ciudad de Puerto Stanley, aterrizaron a las 8:42 en la pista de 800 m de largo del hipódromo, evitando los obstáculos que presentaba (el poblado carecía entonces de pista de aterrizaje). El pesado avión quedó varado en el barro, modificando dramáticamente los planes del grupo, que pretendía originalmente tomar la residencia del gobernador británico y ocupar el arsenal de la isla.
Los jóvenes descendieron, nombraron al lugar como "Puerto Rivero", en homenaje al gaucho entrerriano que se resistió a la invasión inglesa de 1833 al archipiélago, y desplegaron siete banderas argentinas en las inmediaciones: cinco en los alambrados, otra en el avión, y la restante en un mástil cercano.
Numerosos kelpers se acercaron a ver qué ocurría. Algunos fueron tomados como rehenes, entre ellos el jefe de policía. Entre los restantes el comando distribuyó una proclama escrita en inglés; el texto informaba que los jóvenes no eran agresores sino argentinos que consideraban a las islas como parte de su propio país.
Al poco tiempo el avión fue rodeado por las fuerzas de seguridad británicas asentadas en Malvinas, a las que se unió casi un centenar de colonos.
Los jóvenes realizaron un comunicado utilizando la radio del avión, cuyas palabras tuvieron amplia repercución en la Argentina.
Operación Cóndor cumplida. Pasajeros, tripulantes y equipo sin novedad. Posición Puerto Rivero, Islas Malvinas, autoridades inglesas nos consideran detenidas. Jefe de Policía e Infantería tomados como rehenes por nosotros hasta tanto gobernador ingles anule detención y reconozca que estamos en territorio argentino.
El radioaficionado Anthony Hardy reprodujo la noticia, y su señal fue captada en Trelew, Punta Arenas y Río Gallegos, retransmitiéndose a Buenos Aires.
A las seis de la tarde una fuerte lluvia comenzó a caer sobre la isla. Los colonos e infantes de marina ingleses trabajaban en la instalación de grandes reflectores en las inmediaciones del avión, para poder observar sin problemas los movimientos de los ocupantes de la máquina.
En los siete jeeps ubicados delante y detrás del avión se habían apostado policías, infantes y colonos armados; en lo alto de un cerro vecino se habían desplegado tres carpas de campaña con refuerzos militares.
Por pedido expreso del líder del comando argentino, el padre Rodolfo Roel (de origen holandés), sacerdote católico de la isla, ofició una misa en castellano en el interior del fuselaje, que finalizó con la entonación del Himno Nacional Argentino. Gracias a las gestiones del párroco los pasajeros fueron dejados en libertad y se les dio hospedaje en las casas de algunos de los kelpers vecinos.
A las 4:30 horas del día siguiente el gobernador inglés emitió un comunicado en el que exigía la rendición incondicional del grupo. Afirmaba que los soldados y policías tenían ordenes de disparar. El comando argentino se negó a entregarse. A las tres de la tarde hubo otra gestión con ese mismo propósito, esta vez a cargo del padre Roel, que también tuvo resultado negativo.
[editar] Rendición
Horas después se arribó a un pacto: los argentinos entregarían las armas al comandante Fernández García, única autoridad que reconocían, y serían acogidos por la Iglesia Católica, quedando a cargo del padre Roel. A su regreso al continente Cabo sintetizó así el mecanismo de su rendición:
Fui a Malvinas a reafirmar la soberanía nacional y quiero aclarar que en ningún momento me he entregado a las autoridades inglesas, sino que acepté el hospedaje de la Iglesia Católica ofrecido a través del arzobispo de las Islas Malvinas; que me consideré detenido por la autoridad argentina que allí reconocí en el comandante de Aerolíneas [Argentinas], entregándole al gobernador de Tierra del Fuego e Islas Malvinas, señor almirante Guzmán, las banderas argentinas que flamearon en tierra malvineña durante treinta y seis horas.
A las 17, los argentinos y el sacerdote salieron del fuselaje, y procedieron a arriar la bandera argentina, que se hallaba flameando desde la mañana anterior. Con el pabellón en brazos se entonó nuevamente el himno, rodeados de militares ingleses. Media hora más tarde entregaron las armas al comandante del Douglas DC-4, como había sido prometido.
Pasaron casi 48 horas en la capilla de Puerto Stanley.
A las 19:30 horas del 1º de octubre todos fueron llevados hasta el barco argentino Bahía Buen Suceso a bordo de una lancha carbonera inglesa. Cabo entregó las banderas argentinas al almirante José María Guzmán en una bolsa:
Señor Gobernador de nuestras Islas Malvinas, le entrego como máxima autoridad aquí de nuestra patria, estas siete banderas. Una de ellas flameó durante 36 horas en estas Islas y bajo su amparo se cantó por primera vez el Himno Nacional.
El lunes 3 de octubre a las 3 de la mañana, el Bahía Buen Suceso atracó en el puerto de Ushuaia.
[editar] Consecuencias legales
El 22 de noviembre de 1966 los integrantes del grupo fueron procesados por los delitos de "privación de la libertad personal calificada" y "tenencia de armas de guerra". El secuestro de aviones no estaba contemplado en la legislación de la época. Fueron patrocinados por el abogado fueguino José Salomón.
María Cristina Verrier y Dardo Manuel Cabo se casaron mientras esperaban el fallo.
Fueron condenados el 26 de junio de 1967. El 13 de octubre la Cámara Federal de Bahía Blanca confirmó la sentencia, aunque hizo algunas modificaciones menores; por ejemplo, ordenó la devolución de las banderas a Cabo, su dueño, sosteniendo que:
las banderas argentinas, por el hecho de haber tremolado sobre una porción irredenta de tierra de la Patria, no son ni pueden ser consideradas instrumento de delito.
Por ello corresponde su oportuna devolución a quien ha demostrado actuar como su propietario.
La mayoría recuperó su libertad tras nueve meses de prisión efectiva, aunque Dardo Cabo, Alejandro Giovenco y Juan Carlos Rodríguez debieron pasar tres años en prisión, debido a sus antecedentes policiales con motivo de su militancia política en la Juventud Peronista.
Diez años después y en un confuso episodio ocurrido el viernes 6 de enero de 1977, Cabo fue muerto por efectivos del ejército, mientras se encontraba detenido.
[editar] Consecuencias políticas
La audaz acción conmocionó al gobierno de facto de Juan Carlos Onganía , que cumplía tres meses de mandato, especialmente porque en ese momento se encontraba de visita no oficial en el país el príncipe Felipe de Edimburgo, esposo de la reina Isabel II de Inglaterra, como presidente de la Federación Ecuestre Internacional, con motivo del Campeonato Mundial de Hipismo que se estaba por realizar en Argentina.
Debido al alto respaldo popular al Operativo Cóndor, el gobierno emitió el 29 de septiembre un comunicado donde afirmaba que:
(...) la recuperación de las Islas Malvinas no puede ser una excusa para facciosos.
Las adhesiones, sin embargo, continuaron: las ciudades de Buenos Aires, La Plata y Córdoba, entre otras, fueron escenarios de numerosas manifestaciones populares donde se festejaba la acción del grupo de jóvenes.
Gran Bretaña decidió incrementar su fuerza militar en las islas:expandió el desatacamento de Royal Marines desde seis integrantes a unos cuarenta.[1]
El incidente provocó comentarios en la prensa nacional e internacional.
Existe un monumento en la Plaza San Martín de Ituzaingó, el primero que se construyó en el país como homenaje a los jóvenes nacionalistas.
[editar] Véase también
[editar] Referencias
- ↑ Franks, Oliver Shewell. Falkland Islands Review. Report of the Committee Chaired by Lord Franks, presented in Parliament by Margaret Thatcher. (Enero de 1983)