Pedro Francisco de Lanini
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Pedro Francisco de Lanini y Sagredo (¿1640 - 1715?), dramaturgo español del Siglo de Oro.
[editar] Biografía
Por un expediente encontrado por Cristóbal Pérez Pastor sabemos que era hijo de Jacinto Lanini, familiar del Santo Oficio de Toledo e hijo de Antonio Lanini y Dominica Zalli, naturales del Borgo de San Lorenzo, en el Ducado de Florencia, y María Priame Sagredo, hija de Pedro Priame, natural de Lucca, y de doña Micaela Sagredo, de Madrid. Unos dicen que era madrileño, y otros que valenciano. Escribió piezas teatrales por espacio de cincuenta años. En la indagación sobre su limpieza de sangre en 1664 descubierta por Pérez PAstor dice ser hidalgo. Fue censor teatral al menos desde 1672 y hasta 1706, en que se jubiló. Todavía recibió dinero en 1714 y 1715 por algunas comedias, y poco más se conoce sobre su vida.
[editar] Obra
Su obra dramática se inició en la década de los sesenta, y conoció un gran éxito no sólo popular, sino también en los ambientes cortesanos de Palacio. Escribió unas cuarenta comedias, contando las que elaboró sólo y las que más gustaba hacer, las de varios ingenios en colaboración, para lo cual se asoció frecuentemente con Juan Bautista Diamante, Juan Claudio de la Hoz y Mota, José de Cañizares y Agustín Moreto. Otros colaboradores son menos conocidos, como Nicolás de Villarroel, González Bustos, José Navarro, Francisco de Villegas, Isidoro de Burgos Mantilla, José Ruiz y Jacinto Hurtado de Mendoza.
En solitario escribió las comedias La dama comendador (1663), El gran rey anacoreta, san Onofre y El hijo del carpintero, ambas autógrafas de 1674, Sitio y toma de Namur, Saber obligar a Dios para llegar a ser rey, El lucero de Madrid, Nuestra Señora de Atocha, Habladme en entrando y la zarzuela Amor convierte las piedras o La nueva maravilla de la gracia, Juana de Jesús María, que fue prohibida por la Inquisición luego de impresa en 1678.
Adolece de cierta falta de originalidad, pues fue uno de los dramaturgos que más recurrieron a refundir piezas de dramaturgos anteriores, a las que otorgó una característica espectacularidad escénica. Entre estas destacan Antonio Roca, de Lope de Vega, El falso profeta Mahoma, de Francisco de Rojas Zorrilla o Será lo que Dios quisiere, de Felipe Godínez. También cultivó la comedia burlesca paródica, reelaborando Darlo todo y no dar nada de Pedro Calderón de la Barca.
Es considerado también uno de los últimos buenos entremesistas del Siglo de Oro, y de este género han llegado unas once piezas suyas: El parto de Juan Rana o El colegio de los gorrones, por ejemplo. También escribió doce bailes, entre los que destacan Las alhajas para Palacio y La entrada de la comedia, y dos mojigangas Las casas de Madrid y El día del Corpus en Madrid. Compuso además muchas loas y autos sacramentales, como La restauración de Buda.