Ramón Cabrera

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Ramón Cabrera y Griñó, conocido como "El Tigre del Maestrazgo" , (* Tortosa, Tarragona, (España); 27 de diciembre de 1806 – † Wentworth (Gran Bretaña); 1877), general del carlismo levantino.

Comúnmente, los liberales lo han tratado como un militar traidor, cruel y salvaje. Mientras, los autores carlistas lo presentan como una de las figuras más destacadas de la causa. Al igual que sus adversarios liberales, hizo del terror y de la tierra quemada una arma de guerra, si bien la propaganda liberal lo denigra sistematicamente. Tampoco le faltaron enemigos dentro del propio campo carlista a causa de su abierta crítica al propio partido y por no haberse distinguido nunca por su religiosidad. Los cabecillas carlistas aragoneses Quílez y Cabañero le acusaron, sin demasido fundamento, de haber favorecido a las partidas catalanas en detrimento de las aragonesas.

[editar] Primera Guerra Carlista

Hijo de un marino mercante de buena posición social, siguió la carrera eclesiástica llegando a recibir órdenes menores. Sin embargo, ante su falta de vocación (siguió la carrera eclesiástica por presión paterna) la abandonó para sumarse al levantamiento carlista de 1833.

Daguerrotipo de Ramón Cabrera realizado en 1850

En dicho año, se encuentra entre los voluntarios realistas que se negaron a desarmarse al proclamarse el decreto del 25 de noviembre de 1833. Refugiado en el Maestrazgo, levantó una partida al servicio de la causa del pretendiente Carlos María Isidro. Fue ascendido a coronel en 1834 por el pretendiente, bajo las órdenes del general Manuel Carnicer. Capturado y ejecutado éste por los liberales, quedó al mando de las tropas carlistas del Maestrazgo y el Bajo Aragón. Se destacó por su ferocidad. En 1835, tras la toma de Rubielos, ordenó fusilamientos masivos de prisioneros. En represalia, los liberales del general Nogueras fusilaron a su madre. Tras ello, su lucha se volvió aún más sanguinaria. Desde entonces, comenzó a denominársele «El Tigre del Maestrazgo».

Tomó parte en las dos mayores ofensivas carlistas durante la guerra. Entre junio y noviembre de 1836, colaboró con el general Miguel Gómez Damas en la expedición que recorrió Andalucía y Extremadura, sin gran éxito. De mayo a octubre de 1837 tomó parte en la llamada Expedición Real, encabezada por el propio pretendiente Carlos María Isidro, que llegaría a las puertas de Madrid. En esta última George Borrow llegó a decir: "El Estado de las regiones alrededor no invitaba a viajar por ellas. Cabrera estaba alrededor con un ejército de acaso 10.000 hombres". Entre ambas ofensivas, Cabrera protagonizó los hechos más sanguinarios de su carrera militar.

En enero de 1838 conquistó Morella (provincia de Castellón) y la convirtió en la capital del territorio bajo su control. En recompensa a sus servicios, el pretendiente le nombró conde de Morella. No aceptó el convenio de Vergara en 1839, firmado entre los generales Baldomero Espartero (isabelino) y Rafael Maroto (carlista) que trajo como consecuencia la disolución del ejército carlista del Norte. Por tanto, Cabrera quedó como único general de la causa del pretendiente, prolongando la lucha hasta mayo de 1840, fecha en la que Espartero logró tomar la ciudad en la que se había fortificado. De ahí huyó al norte de Cataluña, donde prolongó la lucha hasta que en julio se ve obligado a huir a Francia. El gobierno francés, aliado del español, le mantuvo confinado en el castillo de Ham, hasta que se le concedió la libertad en 1846.

[editar] Segunda Guerra Carlista

Ya ese año, partidas inconexas se habían levantado en España en apoyo de la causa carlista. Eran los prolegómenos de la Segunda Guerra Carlista. En 1848, Cabrera deja su exilio en Lyon y penetra en España, organizando una guerrilla en las montañas de Cataluña y poniéndose al frente de las partidas carlistas en Cataluña, Aragón y Valencia. Derrotado de nuevo, se exilia de nuevo a Francia en abril de 1849. Desde allí marchó a Inglaterra, donde en 1850 contrajo matrimonio con una rica propietaria, Marianne Catherine Richards, fijando su residencia en Wentworth, cerca de Londres.

En Inglaterra, llevó una vida de lujos y excesos, aunque sin abandonar la causa carlista. Sin embargo, progresivamente fue enfrentándose con el resto de partidarios de la causa carlista. Aunque fue elegido jefe del partido carlista en 1869, el año siguiente renunció al cargo por desavenencias con el nuevo pretendiente carlista, el autoproclamado Carlos VII. Desengañado del carlismo, en 1875 reconoció al hijo de Isabel II, Alfonso XII de España como legítimo rey de España, por lo que no tuvo ninguna implicación en la Tercera Guerra Carlista (iniciada en 1872). En agradecimiento el nuevo rey le reconoció el título de conde de Morella y el rango de capitán general del ejército. No volvió a España, muriendo en Inglaterra.