Tarquinia
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Tarquinia fue una de las ciudades etruscas más importantes, la cual prosiguió su esplendor en la época romana y fue destruida por los musulmanes.
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[editar] Descubrimientos
La actividad arqueológica, iniciada en el s. XVIII en Etruria septentrional, se orientó hacia las ciudades costeras o próximas como Cerveteri, T. y Vulci.
Se ha discutido mucho el emplazamiento de Tarquinia, que se creía que era la colina de Corneto, pero se trataba de otra colina paralela llamada la Civitá. En el s. XVIII y en la primera mitad del s. XIX, el descubrimiento de tumbas con escenas pintadas hizo célebre a Tarquinia. Las excavaciones se practicaron primero por iniciativa privada y luego estatal. Como consecuencia de ello se formaron dos ricas colecciones, la de los condes Bruschi-Falgari y la de la Commune, refundidas en el Museo de Tarquinia.
Las excavaciones científicas han dado como resultado hallazgos tan interesantes como parte del frontón de un gran templo etrusco con dos estatuas de caballos alados en terracota, fragmentos de muros con una puerta, habitaciones privadas y objetos votivos.
[editar] La necrópolis
La necrópolis fue saqueada por buscadores de tesoros en los s. XVIII y XIX. En una superficie de 5 Ha. se han descubierto unas 600 tumbas, de aquí que, teniendo una extensión de 100 Ha. más, se calculen en unas 10.000 las tumbas existentes.
Las tumbas típicas de Tarquinia consisten en pequeños hipogeos de planta rectangular con un corredor descendente, dos bancos laterales para sarcófagos y ofrendas, y a veces otra cámara interna; se caracterizan por sus paredes con estucos pintados. El gran interés artístico es paralelo al arqueológico para el estudio de la vida de los etruscos y de su arte en su época de apogeo (s. VI-V adC.). Las pinturas son de gran viveza, y representan escenas de banquetes, música, danza, caza, pesca, navegación y juegos circenses. En las tumbas más recientes (s. IV-II adC.), los temas se refieren más bien a la representación del mundo de ultratumba con sus dioses, sus habitantes míticos y sobre todo los demonios terroríficos que simbolizan la muerte. Son interesantes los relieves arcaicos de piedra con groseras figuras de estilo orientalizante, y los sarcófagos de piedra volcánica y terracota (más recientes) con las figuras de los difuntos extendidas sobre las cubiertas y sobre los paredes.
Gran número de inscripciones etruscas, de extraordinaria importancia epigráfica, están pintadas sobre las paredes de las tumbas o grabadas en los sarcófagos. Una tumba abierta en la roca, con el techo en forma de atrio, es un documento, secundado por las fuentes, sobre la invención etrusca del atrio romano. La unidad de la vida familiar etrusca la confirma una escena de un banquete en el que participan los niños (tumba de la caza y de la pesca). En los banquetes, hombres y mujeres aparecen tendidos, o bien éstas sentadas desde el s. IV adC., sin que falte la comida, según el uso griego, en la que sólo intervienen los hombres, y que termina frecuentemente en desenfrenadas orgías con abundantes libaciones y danzas (tumba de las inscripciones). Una importante serie de pinturas se refiere a juegos y espectáculos (tumbas de los augures, de las bigas, y de Francesca Giustiniani). La influencia helénica domina este aspecto de la vida etrusca. Altamente sugestivo es el friso de la tumba de las bigas, que representa un estadio con los corredores en sus bigas, luchadores, saltadores, árbitros, espectadores, etc. Un antecedente de las luchas sangrientas del anfiteatro romano puede advertirse en la tumba de los augures, donde un personaje enmascarado, que sostiene a un lobo con una cuerda, combate con otro personaje armado de una maza.
[editar] Técnicas pictóricas y estilos
Se empleaba la técnica del fresco, pintándose sobre el estuco con dibujos grafitados. La zona de color está limitada por un perfil lineal negro, rojo y blanco en los ejemplos más primitivos y posteriormente por una gama de colores más amplia, incluso con esfumaturas azules y grises. En todo el periodo arcaico, el efecto se basa en el contraste cromático y en la línea del contorno. Los motivos pictóricos son griegos adaptados al mundo etrusco; se sustituye la mitología por la vida cotidiana, con gran vivacidad de movimientos. Entre las tumbas arcaicas están la de los toros, de ca. 540 adC., la única con representación de un mito griego, y la de los augures, algo posterior, con juegos en honor del difunto. Las pinturas de las tumbas de las inscripciones y de las leonas, de aspecto jonio, contienen escenas de banquetes y danzas. La tumba de la caza y de la pesca esboza un paisaje marino de gran realismo.
Al s. V adC. pertenecen las tumbas del barón y de las bigas, con influencias áticas de delicada composición y matices preciosistas y abstractos. Una de las más bellas es la tumba del triclinio, de gran pureza de línea. A fines del s. IV adC. vuelve a prevalecer el elemento indígena, observable en la tumba del orto, en que la parte más antigua representa un banquete fúnebre con abundancia de claroscuro. En la época helenística se prefieren escenas más dramáticas y retóricas. En la tumba de los escudos, el tema del banquete fúnebre es tratado con diferente inspiración, ya que los rostros son auténticos retratos subrayados en claroscuro. En el s. II adC. se fecha la parte más moderna de la tumba del orto, en tanto que se podría considerar de principios del s. I adC. la tumba del fifón, que da paso a la pintura romana.
[editar] Bibliografía
- M. PELLICER CATALÁN. Tarquinia
- M. PALLOTTINO, Tarquinia, Monumenti antichi della R. Accademia dei Lince¡, Roma 1937
- ID, Gli etruschi, Roma 1940; in, Le peinture étrusque, París 1952.
- P. DUCATi, Etruschi. Archeologia e Arte, en Enciclopedia Italiana, XIV, 1932.
- R. BLOCH, The Etruscans, Londres 1963.
- P. ROMANELLI, Tarquinia, la necropoli e il Museo, Roma 1940.
- ID, Congresso Internazionale etrusco, Tarquinia 1936.
- V. MARTINELLI, Arte degli Etruschi, Verona 1955.
- C. M. LERICI, Prospezioni archeologiche a Tarquinia, Milán s. f.