Un cadáver a los postres
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Título | Un cadáver a los postres |
Ficha técnica | |
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Dirección | Robert Moore |
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Guión | Neil Simon |
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Música | David Grusin |
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Reparto | David Niven Maggie Smith Alec Guinness Peter Sellers Eileen Brennan Peter Falk Elsa Lanchester James Coco James Cromwell Truman Capote Stelle Window Nancy Walker |
Datos y cifras | |
País(es) | Estados Unidos |
Año | 1975 |
Género | comedia policiaco |
Compañías | |
Distribución | Columbia Tri Pictures |
Un cadáver a los postres, es una película norteamericana de 1975, en la que se convina el humor y el misterio.
[editar] Sinopsis
El millonario Lionel Twain (Truman Capote) invita a cinco detectives: Jessica Marbel (Elsa Lanchester), Sidney Wang (Peter Sellers), Monsier Perriet (James Coco), Sam Diamond (Peter Falk) y Dick Charleston (David Niven). Todos ellos vienen acompañados respectivamente por su enfermera (Estelle Window), su hijo, su chófer Marcel (James Cromwell), la Señorita Skeffington (Eileen Brennan) y Nora (Maggie Smith). Un mayordomo ciego (Alec Guinness) les aloja en habitaciones infectas.
Durante la cena el anfitrión entra en escena y anuncia que a medianoche habrá un asesinato que deberán resolver a cambio de una bonita suma de dinero. Tras falsas pistas, Lionel Twain aparece con un cuchillo plagada en la espalda. Todos los detectives confinados en la casa, así como la Señorita Skeffington, mantenían una relación particular con el mismo.
[editar] Comentario
El dramaturgo Neil Simon pretendió escribir una obra que se burlase de las convecciones de la novelas de misterio. Para ello ideó una trama en la que unos cinco detectives se reunían en una caserón aislado, envuelto en una densa bruma, con la intención de resolver un cadáver. Se inspiró en Sam Spade, Hercules Poirot, Nick Charles, Mrs. Marple y Charlie Chang.
Con ese planteamiento, Simon y el realizador Robert Moore procedieron a reproducir las situaciones características del género, dándoles la vuelta y mirando de frente el sustrato de unos personajes caracterizados por su vida frívola, sus adulterios convenientemente callados, una homosexualidad encubierta con la pose de tipo duro, una soledad y uno deseo sexual sin parangón bajo la apariencia de respetables señoras, su tacañería...
Contando con cierta holgura de medios -Anne Roth se encargó del vestuario y Dave Grusin de la banda sonora-, Un cadáver a los postres está considerada un título de culto, en el que todo su elenco se prestó al tono paródico que merecía la ocasión.