Basílica de Nuestra Señora Aparecida
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La Basílica de Nuestra Señora Aparecida es la sede de la patrona de Brasil. Se halla en la ciudad de Aparecida, en el estado de Sâo Paulo, al suroeste de Brasil. Está considerada Santuario Nacional por los brasileños y es un poco más pequeña que la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
La basílica tiene forma de cruz griega, las naves tienen 40 metros del altura y la cúpula, 70 m de altura y 78 de diámetro. Tiene una torre de 100 m de altura y una superficie cubierta de 18.000 metros cuadrados que dan cabida a 45.000 personas. El área total construida es de 23.000 metros cuadrados y la capacidad total del complejo es de 75.000 personas.
[editar] Historia
La historia de este santuario mariano empieza en el año 1554, cuando un grupo de jesuitas dirigidos por el P. José de Anchieta fundan la ciudad de Aparecida y ésta se convierte en un importante centro de evangelización de los indios tupis y guaraníes.
Los misioneros centraron la evangelización en la devoción a la Virgen María. En los pueblos y aldeas cercanos se organizan cofradías, se hacen procesiones y se realizan novenas de preparación a las fiestas religiosas.
En 1717, la comitiva del gobernador de la capitanía de Sâo Paulo, don Pedro de Almeida, de viaje hacia Minas Gerais por el Valle del Paraíba, pidió a los pescadores del lugar que reuniera la mayor cantidad de peces posible para darles de comer.
Los pescadores, entre los que estaban Domingo Martins, Juan Alves y Felipe Pedroso, empezaron a trabajar en el río Paraíba pero no consiguieron nada. Poco a poco, fueron navegando río arriba, hasta que, a unos seis kilómetros, cerca de Itaguassú, sacaron una figura de cerámica, cubierta de barro y sin cabeza. Al lanzar las redes de nuevo sacaron la cabeza y descubrieron que se trataba de la imagen de Nuestra Señora de la Concepción. Después de esto obtuvieron una gran cantidad de peces.
Felipe Pedroso guardó esta imagen en su casa. Quince años después se fue a vivir a Itaguassú, donde había encontrado la imagen. En 1733, regaló la imagen a su hijo Atanasio Pedroso. Éste hizo construir un oratorio y colocó la imagen de la Virgen sobre un altar, en torno al cual se reunía con su familia y un grupo de vecinos cada sábado.
No tardó en correrse la voz de los milagros que sucedían en ese lugar a quienes acudían a pedirle favores a la Virgen y muy pronto la capillita de Itaguassú resultó insuficiente, por lo cual, José Alves, vicario de la parroquia de Guaratinguetá, mandó construir una capilla más grande en el Morro de los Coqueiros. El templo se inauguró el 26 de julio de 1745 bajo la invocación de Nuestra Señora Aparecida y poco después surgió en torno a él un pequeño poblado.
Pero el número de peregrinos continuó aumentando y la construcción tuvo que hacerse cada vez más grande. Se amplió en 1852 y en 1888. En 1908 el templo fue elevado a la categoría de Basílica menor. En 1930 el Papa Pío XI declaró a Nuestra Señora Aparecida Patrona del Brasil. En 1946 se empezó a construir la actual Basílica y en 1980 fue consagrada por el papa Juan Pablo II.