Batalla de Ipso
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La batalla de Ipsos tuvo lugar en 301 adC y se inscribe en las batallas de los diadocos, es decir, los sucesores de Alejandro Magno. En el curso de la tercera guerra de los Diadocos tuvo lugar la batalla de Ipsos, que fue ganada por Ptolomeo y permitió la dominación de Egipto sobre Palestina y Chipre.
Esta batalla enfrentó a las fuerzas coaligadas de Ptolomeo I (faraón de Egipto), de Seleuco (emperador de Babilonia y de los sátrapas orientales), de Casandro (rey de Macedonia) y de LisÃmaco (soberano de Tracia) con los ejércitos de AntÃgono y de su hijo Demetrio I Poliorcetes ("asediador de ciudades"), que habÃan conseguido agrupar bajo su égida el Levante: Siria, Asia Menor y Grecia (en 302 adC)
Según Plutarco (Vida de Demetrios, XXVIII, 6. XXX), el ejército antigónida estaba compuesto por 70.000 hombres a pie, 10.000 a caballo y 75 elefantes, frente a una fuerza coaligada de 64.000 hombres, 10.500 jinetes, 400 elefantes, asà como 120 carros de guerra con armas de fuego.
La noche que precedió a la batalla, AntÃgono tuvo un presagio: Alejandro Magno, revestido con una magnÃfica armadura, fue a preguntarle cuál serÃa su grito de guerra durante la batalla, a lo cual el soberano tuerto le respondió: "Zeus y la victoria". Alejandro le dio la espalda y se dirigió al campo enemigo exclamando: "Entonces yo voy con tus adversarios, porque ellos me recibirán con todos los honores que me son debidos..."
Al dÃa siguiente, cuando la batalla empezó, AntÃgono, a la cabeza de su mejor caballerÃa, atacó a AntÃoco, hijo de Seleuco, que huyó en espantada. Pero en lugar de detenerse, AntÃgono avanzó y, rápidamente, los elefantes del ejército coaligado le bloquearon la salida: ¡habÃa caÃdo en la trampa! La mayor parte de su caballerÃa tuvo miedo de ser masacrada y cambió de bando. El resto fue derrotado. AntÃgono luchó bravamente y murió abandonado por todos, salvo por Thorax de Larisa. Estando la infanterÃa antigónida privada del sostén de su caballerÃa, el ejército coaligado se lanzó al asalto general, la caballerÃa a la cabeza, y el frente se rompió.
Tras la derrota, Demetrios, que habÃa dirigido al resto del ejército en ausencia de su padre, huyó con 40.000 jinetes y 5.000 soldados. Al término de esta batalla, los vencedores se repartieron el imperio de AntÃgono: Ptolomeo se apoderó del Mediterráneo oriental, Casandro de Grecia y Seleuco, el gran vencedor, de toda Asia Menor y de Siria.