Bernardino Fernández de Velasco

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Bernardino Fernández de Velasco Benavides, Duque de Frías y conde de Peñaranda. (1783-1851). Político, militar, diplomático y escritor español, Senador por la provincia de León.

[editar] Vida y obras

Ingresó en el Ejército valón con apenas 13 años, siendo Teniente a los 19. Destinado en Portugal con el ejército francés, desertó para unirse a la resistencia española durante la Guerra de la Independencia, a diferencia de su padre, notorio afrancesado que participó en la comisión redactora de la Constitución de Bayona.

Al regreso de Fernando VII y ya con el grado de Coronel recomendó a este que jurase la Constitución de 1812 y no hiciera caso de los absolutistas cuando se hizo público el Manifiesto de los Persas. No será hasta 1820 cuando regrese a la vida política activa con el Trienio liberal. Militó en el grupo moderado de los Anilleros y fue embajador en Londres y consejero de Estado.

Con restauración del absolutismo, hubo de exiliarse a Montpellier hasta que en 1828 regresó a España. Miembro del Estamento de Próceres en las Cortes de 1834 a 1836.

Francisco Martínez de la Rosa lo envió a París para obtener el apoyo francés durante la Primera Guerra Carlista, interviendo en las negociaciones para la firma de la Cuádruple Alianza y el envío de la Legión Extranjera.

En 1838 fue elegido senador por León. El 6 de septiembre de ese año fue nombrado Presidente del Consejo de Ministros en sustitución del conde de Ofalia. Trató sin éxito de negociar con las potencias absolutistas del Norte (Austria, Prusia y Rusia) para que retirasen su apoyo a los carlistas.

En política interior, sus intentos de reconciliación chocaron de inmediato con los intereses de las distintas facciones políticas y del ejército. Se vio desbordado por la pugna por el poder entre Narváez y Espartero. Si bien logró dominar la insurrección de Luis Fernández de Córdoba en Sevilla, fue incapaz de hacer frente a la oposición en las Cortes y se vio obligado a dimitir el 8 de diciembre de 1838.

En 1845 regresó de nuevo a la actividad política como senador vitalicio, si bien consagró su tiempo a la literatura, ingresando en la Real Academia Española en 1847. Como poeta lírico de mediana importancia, siguió las huellas de Juan Nicasio Gallego, con quien le unía una estrecha amistad. La Academia editó sus Obras poéticas en 1857, con prólogo del duque de Rivas.