Bosque mediterráneo
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El clima mediterráneo, y su bosque asociado, se sitúa en la fachada occidental de los continentes, hacia los 30º y los 40º. Se caracteriza por los inviernos templados, los veranos secos y otoños y primaveras con abundantes precipitaciones. El suelo dominante es el rojo mediterráneo y el pardo, y la terra rossa relicta.
La vegetación típica es xerófila, ya que tiene que soportar la aridez estival. La especie dominante es la encina. El sotobosque es leñoso, espinoso y aromático, con especies perennifolias como el lentisco y el aladierno. En el cortejo florístico aparecen especies como la sabina, el madroño, el romero, el tomillo, las jaras, etc. En las zonas más húmedas aparece el roble como especie dominante.
En la transición con otras biocenosis pueden aparecer especies frondosas como matorral, junto con las xerófilas, en un bosque mixto. Es muy importante el bosque galería, en el que aparecen especies frondosas como el álamo, el chopo o el olmo, que encontramos en los márgenes de los ríos, lagos y lagunas.
En las zonas de contacto con el país templado encontramos alcornoques y robles. En el hemisferio austral, y en el contacto con la estepa seca, aparecen los eucaliptos.
El país mediterráneo ha estado poblado desde muy antiguo, y la intervención en la biocenosis ha sido decisiva para formar el paisaje y el medio. El bosque se degrada en garriga, dominada por la coscoja, maquia y estepa mediterránea, dependiendo de la importancia de la degradación. En California, que el bosque mediterráneo está mezclado con las suculentas de origen americano, se degrada en chaparral. En la península ibérica existe un tipo de aclarado del bosque mediterráneo conocido como dehesa.