Chintila
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Chintila (?-639) reinó desde el 636 hasta su muerte en el 639. Cuando el rey anterior Sisenando murió, dejó en herencia una monarquía muy debilitada e inestable. Fue nombrado rey por la nobleza y los obispos en el año 636. Era así como se hacía la ceremonia y la elección, siguiendo una costumbre establecida desde tiempo atrás y según el canon nº 75 del IV Concilio de Toledo. Con el reinado de Chintila no se arreglaron los asuntos del reino, pues siguió siendo una etapa de inseguridad e inestabilidad. Tuvo continuos problemas, siempre sin solucionar y, según opinan algunos historiadores, tuvo grandes conflictos con las rebeliones surgidas en la Septimania y en Gallaecia. Viéndose Chintila incapaz de dotar al reino de la seguridad y defensa necesarias, acudió a los obispos y durante los tres años de gobierno se dejó dirigir por ellos, que fueron los verdaderos monarcas, legislando en beneficio propio.
Dedicó, pues, el tiempo a los concilios y convocó el V Concilio de Toledo en el mes de junio de 636 y el VI Concilio de Toledo en el mismo mes del año 638, ambos en la ciudad de Toledo. Se legislaron muchos asuntos, entre otros el determinar que la persona elegida como rey procediera de la nobleza y en ningún caso de los tonsurados ni los de origen servil ni extranjeros. Se dictaron penas canónigas contra las conjuras en contra de la corona y se acordó que las propiedades adquiridas con justicia y ley por el rey, no podrían ser confiscadas por el sucesor en el trono. También se dictó una ley en que se prohibía a los no católicos residir dentro de las fronteras del reino. Por esta razón hubo muchas conversiones forzadas de judíos.
Chintila murió el 20 de diciembre de 639 de muerte natural y le sucedió el noble Tulga.
Precedido por: Sisenando |
Reyes godos | Sucedido por: Tulga |