Del amor y otros demonios

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Del amor y otros demonios

Autor	Gabriel García Márquez
País	Colombia
Lengua	Español
Género(s)	Novela histórica
Editorial
Fecha de publicación	1994
Tipo de medio	Impreso

Del amor y otros demonios es una novela escrita por Gabriel García Márquez en el año 1994.

[editar] Argumento

La obra se remonta al periodo colonial vivido en latinoamérica, narrando la historia de una pequeña niña llamada Sierva María, hija del marqués de Casalduero, quien luego de ser mordida por un perro rabioso, se ve involucrada en un conflicto con la iglesia por una supuesta posesión demoniaca. Sumado a esto, se cuenta además la relación amorosa que tiene la niña, de tan sólo 12 años, con un sacerdote bastante mayor (Cayetano Delaura) el cual se enamora locamente de la adolescente, amor que terminará siendo fatal para ambos.

Sierva María, hija del marqués de Casalduero y de Bernarda Cabrera, una belleza local y astuta ex-contrabandista de especies; fue una sietemesina nacida en mal estado. Nunca recibió cariño de sus padres ya que ninguno de los dos realmente la quiso. Una esclava, Dominga de Adviento, la ayudó a nacer y al verla en tan mal estado, hizo una promesa a la virgen que consistía en que no se le cortaría el cabello hasta el día en que la niña se casase, si esta vive. Tal esclava se encargó de enseñarle las costumbres, idiomas, tradiciones, etc. de los negros. Crió a Sierva María con los esclavos, sin tener contacto con el mundo de los blancos.

Cerca del día de su cumpleaños número 12, fue enviada junto con una esclava a realizar compras para su fiesta. Por el Mercado se les cruzó un perro con rabia y muerde en el tobillo izquierdo a Sierva María. Al pasar los días, una india que lo había visto todo, visita al marqués y le cuenta lo sucedido. El marqués, curioso, cuestionó a la niña y ella siempre lo negó, siempre mentía como acostumbraban a hacer los negros a los blancos. Luego, la esclava lo desmintió todo aunque la niña no había padecido ningún síntoma hasta el momento. El marqués recurrió rápidamente al médico del pueblo, Abrenuncio de Sa Pereira, éste no le dio muchas esperanzas. El marqués, desesperado, acudió a curanderos, brujos, pero todo fue en vano. Lo único que hicieron los curanderos fueron chapucerías en su pierna que la dejaron cojeando y con las heridas entreabiertas, así ella arrastrando su pierna.

Todos estos acontecimientos llegaron al Obispo de la diócesis don Toribio de Cáceres, que mandó a llamar al marqués para aconsejarlo de que internara a Sierva María en el convento de Santa Clara, ya que sólo Dios se encargaría de ella. Sierva María fue internada sin saber el porqué de estar allí; por sus convulsiones, gritos y comportamiento fue considerada como poseída por demonios. La niña fue puesta en una celda como si fuese una delincuente y con una compañera ex-clarisa del convento al lado de su celda. Allí comienza su calvario ya que el Obispo junto con la abadesa del convento, deciden exorcisarla otorgándole el cargo de exorcista a Cayetano Delaura, discípulo del Obispo. Ellos creían que a veces el demonio se camuflaba en enfermedades como la rabia.

Cayetano, acude al convento Santa Clara diariamente para ver a Sierva María y obtener más información sobre su estado, para así saber cómo tratarla. Con el tiempo, se da cuenta de que ella no estaba poseída, sino que su comportamiento era el de una niña blanca con actitudes de negra y por el extraño mundo al que estaba siendo forzada. Cayetano, siempre pensando en ella, supo que se había enamorado de Sierva María. Pasaba la mayor parte del tiempo con ella, pensaba solo en ella mientras la acusaban de todas las cosas raras que estaban ocurriendo en el convento.

Cayetano no pudo ocultar más su secreto y se lo confesó al Obispo. Como castigo fue enviado al hospital de leprosos. A pesar de esto, Cayetano buscó la manera de seguir viéndola, la visitaba en las noches sin que nadie supiese. Se recitaban versos de amor, hablaban por horas, charlaban hasta caer en la tentación y sentirse en otro cuerpo manteniéndose físicamente vírgenes.

Mientras tanto, el Obispo, trataba de exorcizar a Sierva María. Le aplicó crueles métodos que nunca sirvieron. Le cortaron el cabello como a las clarisas, así rompiendo la promesa que había hecho Dominga de Adviento. Cayetano y Sierva María fueron separados al mover de celda a Sierva María. Ella siempre lo esperó y él nunca llegó, pues nunca le fue posible escapar de la celosa vigilancia a la que le sometieron.

El marqués se arrepintió de no haber querido a su hija y murió solo, donde sus restos fueron encontrados en un sendero. Su esposa lo abandonó. Sierva María murió a causa de los tratos inhumanos que recibía de manos del Obispo. Siglos más tarde, al abrirse su ataúd, se ve que su cabello volvió a crecer desde el día mismo de su entierro, alcanzando la longitud, prácticamente inhumana, de veintidós metros con once centímetros.