Generación del '80
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Bajo la denominación de Generación del '80 se conoce a la elite gobernante la República Argentina durante el crucial período de 1880–1916. Procedentes de la oligarquía de provincias y de la capital, se nuclearon primero en la Liga de Gobernadores y luego en el Partido Autonomista Nacional, fusión de las fuerzas dominantes en el período precedente.
Tuvieron a su cargo las más importantes funciones políticas, económicas, militares y religiosas, manteniéndose en el poder mediante el fraude electoral. Pese a la creciente oposición, nucleada en lo político en torno a la Unión Cívica Radical y a las sociedades anarquistas y socialistas formadas por los obreros inmigrantes, ejercieron un gobierno casi despótico durante más de tres décadas, hasta la sanción de la ley Sáenz Peña de sufragio universal, obligatorio y secreto, que marcaría la transición a la Argentina contemporánea.
[editar] Liberalismo económico
El proyecto de la generación del '80 se sintetiza a veces en el lema de la presidencia del general Julio Argentino Roca, "Paz y Administración". En lo económico, se centraba en la inserción de la Argentina en la división internacional del trabajo a partir de la producción de materias primas y alimentos y la importación de la mayor parte de los productos elaborados que se consumían en el mercado interno; en lo político, en la conformación de un régimen administrativo moderno a partir de instituciones imitadas de la Europa finisecular, con el propósito de ofrecer garantías a los capitales extranjeros que invertían en el país. Liberales, de acuerdo a la filosofía imperante en la época, creían sinceramente que el influjo de capitales extranjeros y el incremento del comercio exterior redundaría en el beneficio común, aunque no dudaran en aprovechar su posición privilegiada para obtener pingües beneficios personales.
[editar] Conservadurismo social
En lo social, abogaron por los cánones positivistas del lema comtiano de orden y progreso; la interpretación dominante de los términos entendía el progreso como crecimiento económico y modernización, y el orden como la fijación de las condiciones de tranquilidad en las cuales debía encontrarse el pueblo para permitir la proyección del progreso sin pausa. Eso implicaba una fuerte intervención estatal, para regularizar el funcionamiento de la sociedad, hacer previsibles las transacciones y regular los comportamiento individuales.
Ligadas a estas ideas estaba la discusión sobre la civilización frente a la barbarie, que se remontaba a la dicotomía planteada por Domingo Faustino Sarmiento en su obra sobre la vida de Facundo Quiroga; de acuerdo al modelo ilustrado, gauchos y aborígenes eran bárbaros, personas incultas incapaces de apreciar las ventajas de una vida social fundadas sobre los principios liberales que garantizaban el camino hacia el progeso. Sostenían por ello la necesidad de eliminar la barbarie (mediante el orden) y afianzar la civilización trayendo población europea (para entrar en las vias del progreso). Anticlericales, aunque por lo general deístas y masones, bajo su impulso se terminó de definir la separación entre la Iglesia y el Estado con la sanción de las leyes de Matrimonio Civil, Registro Civil y Educación Común, la última de las cuales estableció la enseñanza primaria pública, obligatoria, gratuita, laica y gradual.
[editar] Derrumbe del régimen del '80
Sin embargo sus planes no contemplaban la demanda social creciente a medida que los inmigrantes europeos, mucho más politizados, llegaban al país en busca de un nuevo mundo. Mientras tanto, la relativamente beneficiosa balanza comercial, fruto de sus grandes propiedades rurales bajo el modelo agroexportador mencionado, se empleó en la construcción de palacios, monumentos y lujo a la europea. La incapacidad del modelo para tener en cuenta la demanda social hace que la repetida evaluación de que 1880 representa "el fin de la Argentina épica y el comienzo de la Argentina moderna" sea sólo parcial; si bien la guerra civil y los levantamientos de caudillos quedaron en el pasado —eliminando con ello la capacidad de la población rural de influir en una política cada vez más dominada por las burguesías ilustradas—, y se conformaron los primeros partidos políticos en sentido moderno, la rigidez en la distribución de los beneficios económicos produjo nuevos problemas y enfrentamientos sociales, cuya represión por la fuerza enturbiaría las pretensiones progresistas del régimen.
Durante la segunda presidencia de Julio A. Roca se sancionó la Ley 4.144 de Residencia, que permitía la expulsión inmediata de los activistas contrarios al régimen. Su concuñado, Miguel Juárez Celman, se había enfrentado en 1897 a la Revolución del Parque, y en 1905 el radicalismo volvería a las armas en un alzamiento coordinado en varias provincias. En 1910 y ante la proximidad de los festejos del Centenario de la Independencia, se sancionó la ley de Defensa Social, instaurando así el arresto preventivo de sospechosos de anarquismo. Si bien hubo también tibios avances para intentar calmar los reclamos obreros, como la creación del Departamento Nacional de Trabajo en 1907, fueron meramente simbólicos y la mayoría de las disposiciones en ese sentido no fueron cumplidas.
Ante esa presión insostenible, coronada por huelgas constantes, críticas en la prensa y el Congreso, la Generación del '80 ya encabezada por la línea modernista del Partido Autonomista Nacional se vio forzada a ampliar la participación política a partir de la ley Saénz Peña de 1912. En 1916, en las primeras elecciones en que se aplicó, perderían el control del ejecutivo a manos del radical Hipólito Yrigoyen.