Guerra Civil Castellana
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Durante la Baja Edad Media, se desarrollaron dos importantes guerras civiles en el reino de Castilla: I Guerra Civil (1366 a 1369) y la II Guerra Civil (1475 a 1479).
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[editar] I Guerra civil Castellana (1366 a 1369)
La I Guerra Civil Castellana es un conflicto que se produjo entre los partidarios del rey Pedro I de Castilla, "el cruel" para la nobleza o "el justiciero" para el pueblo llano, y los partidarios de Enrique II de Castilla.
[editar] Motivos del conflicto
Pedro I de Castilla, el cruel o "el justiciero", realizó una política de fortalecimiento de la autoridad real frente a la alta nobleza, al tiempo que comenzó una guerra contra Aragón.
En 1366 Enrique de Trastámara, hijo bastardo de Alfonso XI, regresó desde Francia, depuso a Pedro I de Castilla, de León, de Toledo, de Sevilla, etc. y se proclamó Rey en el monasterio de Las Huelgas.
[editar] Desarrollo del conflicto
Pedro I de Castilla pidió ayuda a Eduardo de Gales, el Príncipe Negro, y éste se la concedió a cambio de la concesión de terrenos hispánicos. Así la guerra se internacionalizó.
El triunfo de Pedro en la batalla de Nájera le permitió recuperar el trono. Al no cumplir el pacto que hizo con los ingleses, el Príncipe Negro se retiró de la guerra. Enrique II de Castilla lanzó un duro ataque contra Pedro I de Castilla, y finalmente, en los campos de Montiel, acabó con la vida de Pedro I de Castilla, en 1369.
Enrique II de Castilla fue declarado rey y la dinastía Trastámara se instauró en Castilla.
[editar] II Guerra civil Castellana (1475 a 1479)
La II Guerra civil Castellana es un conflicto que se produjo entre los partidarios de la hija de Enrique IV de Castilla, Juana la Beltraneja, y los de Isabel de Castilla por el trono del reino de Castilla, vacante desde la muerte del anterior monarca Enrique IV de Castilla en 1474.
[editar] Motivo del conflicto: La sucesión al trono de Castilla
En 1462 nace Juana, hija de Enrique IV de Castilla y Juana de Portugal. Pero, dado que el rey tenía fama de impotente, corre el rumor de que el verdadero padre de Juana es un noble llamado Beltrán de la Cueva. Ante el incomodo de la nobleza y para evitar levantamientos y conflictos el rey nombró sucesor al trono a su hermanastro Alfonso en 1464.
Al poco tiempo muere Alfonso, y Enrique IV nombra sucesora a su hermanastra Isabel, es decir, la hermana de Alfonso. El nombramiento lo hace en el Tratado de los Toros de Guisando (1468) en el que, a cambio de ello, impone a Isabel que solamente podrá casarse con su aprobación.
Sin embargo Isabel se casa en Valladolid con el príncipe heredero a la Corona de Aragón, Fernando, en 1469, lo que Enrique IV considera un incumplimiento del Tratado y vuelve a nombrar heredera a su hija Juana (la Beltraneja)
[editar] Inicio del conflicto
En 1474 muere Enrique IV e Isabel es proclamada reina de Castilla por sus partidarios, mientras que Juana es rechazada.
El rey Alfonso V de Portugal ve una ocasión para unir las coronas de Portugal y Castilla, propone a su sobrina Juana como candidata al trono y se declara dispuesto a casarse con ella. Pero, para conseguirlo, tiene que luchar contra los partidarios de Isabel.
Además, antes del nombramiento de Isabel de Castilla como reina, Fernando de Aragón también reclama el trono de Castilla para sí, ya que es el último varón de la dinastía Trastámara. Mediante la Concordia de Segovia (1475) los dos reyes acordaron reinar juntos en Castilla.
[editar] Desarrollo del conflicto
Comienza con este hecho la guerra civil castellana que durará hasta 1480.
[editar] Bandos de la Guerra
- A favor de Juana: la alta nobleza, a excepción de algunos poderosos linajes como los Mendoza y los Manrique de Lara, que quería una monarquía débil controlada por ellos, Alfonso V de Portugal y Luis XI de Francia.
- A favor de Isabel: la nobleza media, los hidalgos y las ciudades, que querían una monarquía fuerte, para debilitar a la alta nobleza (al cabo, señores feudales), y que se apoyase fundamentalmente en las ciudades y los burgueses, la Corona de Aragón y Borgoña.
[editar] Desarrollo de la Guerra
Las tropas isabelinas se situaron por la zona de Toledo, fortificando ciudades como Ciudad Real y Badajoz, siempre atentas a posibles ataques portugueses. Las tropas de Juana dominaban la zona de la ribera del Duero y Toro que aseguraba el paso a Castilla de las tropas portuguesas.
Rápidamente las tropas isabelinas se hicieron con el control de Toro, por lo que el declive de la suerte de Juana comenzó a vislumbrarse.
Isabel llegó a un pacto con la reina Leonor de Navarra para que ésta impidiera el paso por Navarra de las tropas francesas que podrían colaborar con Juana. También fue decisiva la toma de Fuenterrabía, ciudad clave para el control de la entrada de las tropas desde Francia.
Poco a poco la guerra se fue apagando durante 1477-1478, hasta que ocurrieron dos hechos clave: la muerte de Juan II de Aragón (padre de Fernando, que hereda el reino) y la batalla de Albuera que selló la victoria de Isabel.
A finales de 1479 comenzaron los acuerdos de paz entre Isabel de Castilla y Juana.
[editar] Paz de Alcaçovas-Toledo
En 1479 se firmó la Paz de Alcaçovas-Toledo, la cual se puede resumir en los siguientes puntos:
- Fin de las hostilidades y comienzo de buenas relaciones entre Castilla y Portugal.
- Renuncia expresa de Alfonso V de Portugal al trono de Castilla.
- Concertación de la boda de la infanta Isabel, hija de los Reyes Católicos, con el hijo del príncipe heredero de Portugal.
- A Juana se le dieron dos opciones: o bien casarse con el hijo varón de los Reyes Católicos (Juan), o bien ingresar en un convento portugués renunciando a todos sus títulos castellanos. La excelente señora, como la llamaban en Portugal, se recluyó en un convento portugués hasta su muerte en 1530.
- Reparto de la influencia marítima en el Atlántico entre los dos países: Portugal obtiene en exclusiva las tierras al sur del Cabo Bojador, permitiéndole proseguir su proyecto de circunnavegar África sin problemas, a cambio de reconocer la reclamación castellana sobre las islas Canarias, cuya conquista se completará en años posteriores.
- Se fija la frontera entre las respectivas áreas de expansión futuras en el norte de África. Portugal afianza su dominio sobre Ceuta y Tánger, mientras que Castilla obtiene las tierras situadas al este de Melilla.