Horno de inducción
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Un horno de inducción es un horno eléctrico en el que el calor es generado por calentamiento por inducción de un medio conductivo (normalmente un metal) en un crisol alrededor del cual se encuentran enrolladas bobinas magnéticas. La ventaja del horno de inducción es que es limpio, eficiente desde el punto de vista energético y es un proceso de fundición de metales más controlable que la mayoría de modos de fundición de metales. Las fundiciones más modernas utilizan este tipo de horno y cada vez más fundiciones están sustituyendo los altos hornos por hornos de inducción, debido a que generaban mucho polvo y otros contaminantes. El rango de capacidad de los hornos de inducción abarca desde menos de un kilogramo hasta cien toneladas y son utilizados para fundir hierro y acero, cobre, aluminio y metales preciosos. Uno de los principales inconvenientes de estos hornos es la imposibilidad de refinamiento; la carga de materiales de estar libre de productos oxidantes y de una composición conocida y algunas aleaciones pueden perderse debido a la oxidación (y deben ser re-añadidos)
El rango de frecuencias de operación va desde la frecuencia de red (50 ó 60 Hz) hasta los 10 KHz, en función del metal que se quiere fundir, la capacidad del horno y la velocidad de fundición deseada - normalmente un horno de frecuencia superior es más rápido. Frecuencias menores generan más turbulencias en el metal, reduciendo la potencia que puede aplicarse al metal fundido.
Un horno para una tonelada precalentado puede fundir una carga fría en menos de una hora.
Un horno de inducción en funcionamiento normalmente emite un zumbido, silbido o chirrido (debido a la magnetostricción), cuya frecuencia puede ser utilizada por los operarios para saber si el horno funciona correctamente o a qué potencia.