Icor
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En la mitología griega, el icor (en griego ἰχώρ ikhôr) era el mineral presente en la enrarecida e incolora sangre de los dioses, o la propia sangre. Esta sustancia mítica, de la que se decía a veces que también estaba presente en la ambrosía o el néctar que los dioses comían en sus banquetes, era lo que los hacía inmortales. Cuando un dios era herido y sangraba, el icor hacía su sangre venenosa para los mortales, matando inmediatamente a todos los que entraban en contacto con ella.
Homero describe en La Ilíada (V.339-342) de la siguiente manera el momento en el que Afrodita fue herida por Diomedes:
- «Brotó la sangre divina, o por mejor decir,
- el icor; que tal es lo que tienen los bienaventurados dioses,
- pues no comen pan ni beben vino negro,
- y por esto carecen de sangre y son llamados inmortales.»
En la serie de televisión Hércules: Los viajes legendarios (aunque no corresponde con la mitología griega), el icor es neutralizado por la sangre de la cierva dorada, volviendo así mortal al dios.