Ignacio Burgoa Orihuela
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Ignacio Burgoa Orihuela (13 de marzo de 1918 - 6 de noviembre de 2005) fue un abogado, profesor y escritor mexicano.
Estudió Derecho en la Escuela Nacional de Jurisprudencia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y se tituló el 14 de marzo de 1940. Obtuvo el grado de Doctor en derecho en la misma universidad en mayo de 1974 con mención honorífica. En la UNAM impartió clases por cincuenta y ocho años, y el 8 de abril de 1987, el Consejo Universitario lo nombró profesor emérito de la Facultad de Derecho. Escribió los más reconocidos libros en su campo en México, desde 1943, cuando a la edad de 25 años publicó su primera obra "El Juicio de Amparo", que fue el primer tratado sistemático de la materia y que se ha convertido en el libro más leído y más citado por los especialistas de la materia en México. En 1944 publicó su segunda obra "Las Garantías Individuales", y en 1973 publicó "Derecho Constitucional Mexicano". Estos tres libros que han tenido decenas de ediciones, cubren todos los temas constitucionales en México, y son consultados y citados por todos los profesores, litigantes y jueces en México, en donde su autor ha sido el más conocido abogado por décadas.
De 1951 a 1954 fue Juez de Distrito en Materia Administrativa en el Distrito Federal, cargo en el que obtuvo su reputación de justo y sabio. Después de renunciar a dicho cargo, dedicó su actividad al litigio y a impartir clases y conferencias. En cualquier asunto público que fuere importante, Ignacio Burgoa se encontraba relacionado de una u otra forma, pues en veces representaba a alguna de las partes, o bien ofrecía su autorizada opinión, que siempre era tan importante como respetada. En cualquier asunto en que los medios necesitaban una opinión jurídica, acudían a él, lo mismo que las autoridades estatales. Siempre tuvo tan sólo a la Constitución y a la Ley como sus guías y en múltiples ocasiones dirimió diferencias respecto de la interpretación de una u otra, incluso cuando éstas se generaban entre las autoridades. Escribió permanentemente en diversas Revistas jurídicas y de política, lo mismo que en periódicos, refiriéndose a los asuntos públicos, sin importarle quiénes fueren sus adversarios, que incluyeron a muchos servidores públicos de gran poder, quienes en muchos casos tuvieron que admitir que estaba en lo correcto. Burgoa Orihuela se autodefinía como "un humilde maestro, un obsesionado por el estudio del derecho y defensor de la Constitución y la ley".
Un hombre de vasta cultura que hablaba Latín, Alemán, Francés e Inglés, además de Español, Ignacio Burgoa era admirado tanto por los estudiantes de derecho como por los profesores, jueces y gente común, que sabían de él por sus actividades públicas que ocuparon más de sesenta años. Probablemente el más importante abogado, profesor y escritor de derecho mexicano del siglo veinte, un Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se refirió a él diciendo “El Maestro es la Conciencia de México”.