Juan Bouyette
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Fecha de nacimiento: | 17 de Agosto, 1656 Verviers - Bélgica |
Fecha de su muerte: | ¿1703? (Vejez) Paris |
Ocupación: | Filósofo. |
Educación: | Filosofía Moral Universidad Real de Bruselas |
Datos históricos: | Verdadero fundador del empirismo. |
Obra más importante: | La áurea ciudad de oro - 1671 |
Juan Bouyette fue el verdadero fundador del empirismo.
Tabla de contenidos |
[editar] Introducción
Dentro de todo el periodo del empirismo, podemos encontrar famosos exponentes de esta corriente, como el más famoso de los empiristas, John Locke. Sin embargo, hay algunos más desconocidos, los que, al parecer no jugaron un papel especialmente relevante en la discusión. Es decir, se supone que sin ellos el desarrollo de esta corriente habría permanecido inalterado, pero en la vida, como sabemos, nada es seguro.
Esta corriente propone que lo más importante (he de destacarlo, porque será la tónica en que estará escrito el trabajo), es la experiencia. Es decir, se basa en un juicio a posteriori y no sintético, sino analítico. Aunque no estoy en absoluto de acuerdo con la teoría empirista (en su idea, no en la aplicación que ha tenido ella para la ciencia), me interesa mucho este tema porque creo que fue un hito que marcó la historia para bien (imaginemos un mundo sin Descartes, empírico cuyas concepciones matemáticas fueron fabulosas y que hoy son indispensables para entender el álgebra y las matemáticas). Aparte de eso, hay algo más, que no se debe olvidar: lo más importante es que mostraremos a alguien que muy pocos conocen, a alguien de quien incluso nosotros no teníamos noticia. Estamos hablando, por supuesto, del filósofo belga Juan Bouyette. En parte por curiosidad, y en parte por presentar algo nuevo (no algo que se podría esperar, lo típico de siempre), investigamos y nos encontramos con la mayor de las sorpresas (que reservaremos al lector para más adelante). Este breve trabajo mostrará algunos detalles de la destacada vida de este hombre.
[editar] Biografía
[editar] Origen y Presentación
Este renombrado (en su tiempo) filósofo belga nació en el seno de una familia común y corriente el 17 de agosto de 1626 en Verviers. Su padre era un acomodado armero y su madre institutriz en una familia noble. Fue el segundo de tres hermanos, pero el mayor murió de tuberculosis a los 15 años, cuando Juan tenía 4, por lo que apenas pudo conocerlo. El otro siguió los pasos de su padre, adquiriendo un gran prestigio y fortuna. Pero Juan, contra las expectativas, eligió las letras. Estudió en el Convento de Lieja (que queda muy cerca de su ciudad natal), donde aprendió y se cultivó en una gran gama de filosofías, incluyendo la medieval, renacentista y antigua. Participó además en el Conservatorio de Música de Lieja, pero los desastrosos resultados llevaron incluso a sus maestros a decir que el niño no servía para nada. Sabiendo que la vida en ese pequeño pueblo no le garantizaría un trabajo que le diera bienestar (además de estar presionado por su familia) para que estudiara algo que le diera un prestigio acorde a su cuna, se fue a Bruselas, luego de sufrir numerosas frustraciones amorosas con su prima, Charlotte Belloir.
Allí ingresó a Derecho en la Universidad Real. Adquirió con rapidez fama por su inteligencia; de hecho, el Abad de la universidad lo tomó a su cargo un año después de entrar, convirtiéndolo a la vez en su protegido y en su ayudante personal. Su inteligencia y natural brillantez le provocaron la admiración (y envidia) no sólo de sus compañeros, sino también de sus profesores, quienes en numerosas veces le solicitaron que fuera su ayudante, debiendo rechazar tal honor. Recibió con mucho aplauso las borlas de abogado, manifestando durante su primer año de egresado la excelencia de su magisterio, a lo que sumó diligencia en su nuevo puesto: el cargo de Fiscal de la misma escuela (que ejerció con singular aceptación, del mismo modo que más tarde lo sería como abogado de los armadores). Aún cuando en la universidad y en sus estudios anteriores ya había estudiado superficialmente la filosofía, su afición y relación con ella no empezaron en verdad hasta que tuvo alrededor de 40 años. Pero la influencia de la filosofía de la época ciertamente determinaron en un grado no despreciable su forma de pensar y vivir.
[editar] La Brillante Carrera del Belga
Siendo el mejor egresado de su promoción, se le contrató en una empresa de armadores casi inmediatamente (un año después de egresarse, pues antes fue Fiscal en su escuela). En el momento ocurría la llamada "crisis de la ley de aduanas", que impuso una serie de problemas tributarios a muchas empresas y que postró por 5 años casi todo el movimiento marítimo que no fuera militar. Su fama, así como su forma de ejercer la abogacía y no menos tampoco su literatura y erudición pronto le hicieron motivo de conversación de casi todas las reuniones de la alta casta de Bélgica (además del favor de la nobleza). En un texto incluso Galle (el famoso amigo del gobernador que participaba en el parlamento) menciona a Bouyette como determinante de sus ideas políticas, y no era para menos: Las brillantes defensas y argumentos con que protegía a su empresa a menudo dejaban callados e incluso pasmados a quienes atacaba durante los juicios (en una ocasión, según nos cuenta el mismo Galle "... al intentar salir de una situación muy difícil, recurrió a su astucia, y recordando la brillante defensa de Cicerón ante Verres, arguyó que al ser éste expulsado, pocos años después Roma hubo de rogar que volviera, y entonces por qué se había de expulsar al progreso marítimo entonces, si inmediatamente el rey habría de rogar que volviera; la defensa entonces quedó desarmada y el juez no tuvo sino que aceptar tal argumento lo cual no hubo sino de asombrarme y hacerme pensar que aquél tenía la razón ...” ) [1] .Gracias a su influencia, Galle convenció al parlamento para que retirara la ley, con lo que nuevamente Bélgica empezó a recuperar su poder marítimo en el Atlántico. Alrededor de los 40 años, y luego de haber leído numerosos textos de filosofía relacionados al Derecho (Francisco de Vittoria: De indis y De iuris belli, Gonzalo Suárez: Praxis Ecclesiastica el Secularis cum actionum formulis} y luego de Descartes, decidió formalmente dedicarse a la filosofía. Para entonces había recibido una noticia de terrible: su madre había muerto en una revuelta que ocurrió en Amberes, mientras visitaba a su hermana, quien sólo resulto herida en una pierna. Ejercía en el momento de la tragedia el cargo de jurista en la Gobernación (de hecho, era un protegido del Gobernador, que gobernaba en nombre de Su Majestad Luis XIV), y al saber la noticia lo embargó la tristeza. De todas maneras decidió seguir su carrera filosófica. Luego de 4 años, en el llamado "año del pensamiento", publicó su primer escrito, que nada tenía que ver con el empirismo, pero que es una de sus más geniales creaciones: el “Llamado a la mesura”, en defensa de la estabilidad del alma y del cuerpo y definiendo muchos conceptos del Ser y del No Ser, Esencia de una manera genial, que incluso se complementaba con las ideas antiguas y explicaban la estabilidad del Ser con respecto a la Esencia del mismo. El texto provocó una polémica, como habría de esperarse con todo texto nuevo, en torno a las características del Ser dentro del pequeño círculo de filósofos belgas. Posteriormente, un hecho fortuito le hizo conocer a la que sería el pilar de su sustentación económica para el resto de su vida: Ana Labell, hija de un rico banquero, el que le prometió protección en su trabajo. Con ella tuvo 5 hijos, todos los cuales excepto uno dedicaron su vida al mar, dos como armadores y dos como oficiales de la Marina. El otro estudió en la Escuela de Cadetes de Bruselas, completando sus estudios por Alemania, Italia y Francia. Luego de su casamiento se retiró y fue después asesor ordinario de Su Majestad, y deseando el monarca premiar más su mérito, lo nombró alcalde de Limburgo, cargo que rechazó al no interesarle la administración, lo que provocó la consternación de la nobleza, ya que una oportunidad tal era segunda a ser nombrado noble. Sin embargo, su Universidad lo nombró comisario en la Exposición Universal de París de 1674, teniendo una actuación excelente, por lo que se le premió con el puesto de senador, cargo que ejerció por dos años solamente. Luego y de ahí en adelante la producción escrita se multiplica y se necesitaría gran espacio para mencionarla entera.
Todo ellos eran efectivamente empiristas, y a modo de ejemplo citamos los escritos: “Sobre la experiencia”, la serie de tres libros llamada trilogía empirista (“El conocimiento racional de la experiencia”, “El conocimiento aplicado a la experiencia” y la recíproca de éste, “La experiencia como base del conocimiento”) la “Historia de la Filosofía empírica” y por último, la utopía empirista que él describe: "La doré cité d'or". Los contenidos de ellos son casi principalmente una recopilación de su pensamiento empirista, corriente con la cual el sin embargo mantiene algunas reservas. Otros de menor importancia, pero no por ello menos largos, se dedican de una manera más acuciosa a reforzar en detalles sus escritos anteriores. Entre ellos están: "De la Esencia", "Del Análisis Empírico" y "De la Virtud del Conocimiento". Sus escritos empíricos entonces fueron objeto de un gran interés por parte de algunos de los filósofos de entonces. A los 47 años ya algunos de sus escritos se conocía en otros países; Locke toma en buena parte la base de sus teorías a partir de los escritos de Bouyette. Hecho poco conocido, pero "...Locke ciertamente no creó sinceramente las teorías, sino que sólo se inspiró a partir del trabajo de Bouyette, lo cual más que indignarme, me asombra, pues ya ven como se puede olvidar a un genio y crear otro, quizás sin tanto como el original ...” [2] . Como algunas circunstancias posteriores hicieron olvidar el nombre del belga, entonces fácilmente se creyó como propias las teorías de Locke (hecho que, ciertamente, le convenía a este personaje, aunque muerto). A los 67 años, Bouyette empezó a viajar a los Países Bajos y a Francia, para contactar otros pensadores.
En Holanda conoció a Locke, quien huía de las persecuciones. Éste le informó que había publicado varios escritos basados en sus obras y que estaba admirado de su genio. Si bien es cierto que luego, al volver a su país, Bouyette siguió contactándose con Locke a través del correo, tenía un cierto resentimiento, pues no le gustaba que copiaran sus ideas. Así y todo, su amistad se afirmó y pudieron discutir largamente asuntos filosóficos. Mientras tanto, debido a problemas con su antiguo protector, decide recluirse a Francia, cerca de la corte del rey, quien le tenía simpatía. Consigo llevó la mayor parte de sus trabajos, hecho que resultó desastroso para el futuro. Aquella amistad habría de durar casi 10 años, cuando la muerte capturó a Bouyette. Al respecto se desconoce la fecha exacta de su muerte, pero se asume en 1703, año en el cual termina su correspondencia con Locke. Ciertamente el trabajo esterilizador de la Revolución acabó con muchos de los datos acerca de él. Lo que se sabe con certeza es que después de su muerte su cuerpo fue llevado a la Universidad de Bruselas, con permiso del rey, junto a algunos maestros y estudiosos del orden científico. El entierro fue "...lento y ceremonioso, como suele ocurrir cuando es alguien de importancia, alguien que fue odiado y querido. Las campanas suenan con el rigor del rango que le corresponde al que fue un favorito, del rey. Seguramente, Galle, aunque muerto, debe estar contento por lo que está pasando ...” [3]
[editar] La Herencia del Filósofo
En 1789, como todos bien sabemos, sucede un hecho terrible: La Revolución Francesa, que empieza un gran trabajo de limpieza intelectual. A este respecto, muchos científicos, como Lavoisier, sufrieron las consecuencias de tal desastre. Una gran parte de los escritos se quemó, pues se pensaba que formaban parte del “nefasto Antiguo Régimen" y con ello se perdieron una gran parte de las obras de este filósofo. Al menos un tercio, casi 20 escritos, se salvaron de la quema, pues aún estaban en Bélgica, a manos de su amigo editor, de quien se supone de apellido Laffont o Laffort. De ésos, sólo 13 son de puño y letra de Bouyette, pero el resto son falsificaciones con toda seguridad. Pues en una carta a un comerciante, le pide apoyo para iniciar una producción a nombre de Bouyette, escrita por él. Afirmó poseer 20 copias “fieles” de su trabajo, pero el fraude se descubrió, y se le tomó preso de inmediato. El problema de la interpretación empezó con saber cuáles eran copias fieles y cuales simples invenciones. Sus descendientes desconocían su estilo, de modo que sólo se tomó por verdaderos aquellos cuyos títulos correspondieran a aquellos ya conocidos (que eran alrededor de 62).
[editar] Cómo era Juan Bouyette
Juan Bouyette era un personaje serio, que manifestaba una viva antipatía contra los vitalistas e idealistas de la época, lo que se demostró con las varias humillaciones que los hizo pasar en los salones de discusión, lo que le atrajo un odio tanto dentro como fuera de Bélgica. Se cuenta que sus enemigos hicieron una protesta pública cuando Bouyette publicó sus primeros tratados empíricos, debiendo comparecer incluso ante un tribunal para negar que sus trabajos tuvieran como fin derrocar al régimen actual, que era lo que decían sus adversarios. Juan B. no era monarquista, pero ante la inexistencia de otro sistema mejor (según sus palabras, “... pasarían más de 100 años antes que el pueblo estuviera listo para las ideas locas de algunos. Más nos valiera seguir con el actual sistema que caer en la desesperación ...” [4]), creía que convenía esperar varias décadas para reformar el régimen. Bouyette, como él mismo cuenta en una de sus cartas, tenía una salud delicada y jamás alteraba su método de vida. Era preciso que se recogiera y se levantara a las horas de costumbre y que tomara los alimentos de costumbre, a las horas también de costumbre. Uno de los defectos que más se le reprochaba a Bouyette era su pasión por la puntualidad, lo cual le fanatizó hasta el punto de pegarle con su bastón hasta magullar al cochero, por llegar tarde a cogerlo.
[editar] SU UTOPÍA: La áurea ciudad de oro
Bouyette no quería ser menos que otros filósofos. Por ello, escribió una descripción su utopía. Se trata de una ciudad donde todo está muy bien hecho, las casas, la proporción de las calles, el número de alumnos por números de salas es perfecto, todo está en la famosa relación áurea (así se le llamaba en la época de los griegos e incluso hasta el Renacimiento, pues creían que el oro era la piedra de sabiduría), tal como sale en su título traducido al español “La áurea ciudad de oro” . Tal es la relación, que incluso el título está en esa relación, si dividimos las 4 letras de doré por las 6 de La cité (que se toman como uno sólo) , lo que da el número áureo casi exactamente, 0.68 (según Bouyette, incluso en su utopía no todo podría ser perfecto, pues eso no estaba reservado sino sólo a Dios); para ello, la división se hace sin contar la palabra d'or (fue un añadido posterior para poder enviar las poquísimas copias de sus escritos sin despertar sospechas en la gente, pues tales escritos no eran bien queridos en ese tiempo). En la sociedad utópica, todo lo conocido no es nada más que producto de lo anterior, y por ello cada experiencia es inmediatamente clasificada. La sociedad es entonces feliz, porque sabía que algún día lo sabrán todo. Cada detalle de lo que pasa es registrado y lo que pasaría después también. El centro de la ciudad que reuniría al mundo (ciudad que estaba localizada en un punto áureo de un continente muy parecido a Australia, que obviamente, no se conocía en ese tiempo, cuyas proporciones del largo y ancho son de hecho parecidas al número mágico), sería un Academia Gigante, al estilo griego, donde la gente iría diariamente a registrar sus experiencias.
[editar] CONCLUSIÓN
Juan Bouyette fue famoso y tuvo un gran renombre, pero no fue un genio de su época, aunque pudo alcanzar tal título: Lo que debemos reconocer es que se le ha sumido en el más completo de los olvidos. Ni siquiera se puede decir que actualmente se tenga conocimiento de tal filósofo. Sin embargo, es comprensible: el trabajo de limpieza de la tristemente célebre Revolución Francesa fue simplemente demasiado como para pasar por alto el trabajo de un científico que, quizás, podría resultar peligroso para los sangrientos propósitos de los jacobinos (al contrario de lo que la mayoría de la gente piensa, la Revolución no fue científica ni menos con afán ilustrado, sino, recordemos la muerte de Lavoisier por el Tribunal Revolucionario). A pesar de ello, algo ha llegado hasta nuestros días, lo suficiente como para entender las ideas de Bouyette, y también lo necesario para algún día lograr que se le recuerde como se le merece. Este trabajo le pertenece sólo a los filósofos e historiadores actuales, para así aumentar los conocimientos sobre la experiencia que se tienen hoy.
Finalmente, Juan Bouyette, a pesar de que poseía una admirable inteligencia, no supo aprovecharla, porque evidentemente, persiguió al empirismo como base de su vida, corriente que Kant demostró no era muy correcta. Muchas personas todavía creen en ella, y tienen derecho, pero para nosotros, Bouyette debería haber creado otra filosofía.
[editar] ANEXOS
[editar] Extracto de Sobre la experiencia
A modo de ejemplo citaremos unas líneas de "Sobre la Experiencia" escrita, como es su estilo, en una carta a su amigo Sapienti, quien, por supuesto, es imaginario (las negritas son nuestras).
...¿por qué habremos de tomar como cierto aquello que no está sino visto ni sentido?. Que me traigan a aquéllos que hablan de su Ser y de su No Ser, entonces le pediré que me muestren su Ser. ¿Acaso se puede ver y sentir el Ser, o aquello que ellos llaman el espíritu?. Acaso no se dan cuenta <ellos> que aquello no es sino la experiencia, la misma que les ocurre a cada segundo. Sí, me dirán, pero evidentemente somos parte del Ser. ¡Pues no!, ¿quiénes somos nosotros?, pues nada más que la experiencia de nuestros padres, quienes a su vez lo son de los suyos. ¡Eso es el Ser! ¿No os dais cuenta? El Ser es la Experiencia, la madre que ha dado el conocimiento a todos sus hijos, que son las matemáticas, el álgebra, las químicas y las letras. Cuando esto es cierto, pues lo es, tenemos que tener un No Ser, su contrario, para juntos formar el Ente. El No Ser es simplemente todo aquello que no participa de la experiencia, es decir, nuestros órganos y sangres, que no pueden hacer nada; pues, si fueran Ser, ¿cómo podrían ser, siendo que para ser, tendrían que experimentar?, simplemente no son. Tampoco "son" las piedras ni nada aquello que no pueda experimentar, pero sí pueden ser experimentadas: ¡No "son ", pues!. También me preguntan mis enemigos por la Esencia, mi querido Sapienti, pero la Esencia está en tu casa, en la mía y en la de ellos, pero no pueden verla. La Esencia simplemente es lo único que verdaderamente "es", pues puede experimentar y ser experimentada, y la Esencia es la Experiencia ... [5]
[editar] Portada del Llamadoa la Mesura'
[editar] NOTAS AL PIE
- ↑ FELIPE MONSERRAT: Cartas Filosóficas, Editorial Agincourt, París, 1952, p. 65
- ↑ PIERRE MURET: Preponderancia Inglesa, Ediciones Minerva, México D.F., 1944, p. 138
- ↑ Ibídem, p. 153
- ↑ “Revista Filosófica”. Tomo XIII, Editorial Dominica, Milán, 1985
- ↑ FELIPE MONSERRAT, Op. Cit., p. 75
[editar] Bibliografía
- Goñez, Carlos. Crítica de la filosofía empirista. 1968.
- López y Vergara, Domingo. Historia de las Ideas Filosóficas.Tomo IV (Volumen Segundo) . 1889.
- Monserrat, Felipe. Cartas Filosóficas . 1952.
- Muret, Pierre. Preponderancia Inglesa . 1944.
- Diccionario Enciclopédico Hispano- Americano. Tomo III . 1912.
- “Revista Filosófica. Tomo XIII . 1985.