Matanza de Tóxcatl
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La Matanza de Tóxcatl fue un episodio de la Conquista de México en que los españoles masacraron a los mexicas en el momento en que éstos se encontraban celebrando una ceremonia en honor de su dios tutelar, Huitzilopochtli. El responsable del ataque fue Pedro de Alvarado —apodado Tonatiuh, El Sol por los mexicas—, puesto que a la sazón, Hernán Cortés se había trasladado a las costas del Golfo de México para combatir a Pánfilo Narváez que venía de Cuba con la misión de capturar a Cortés.
[editar] Relación de los hechos
Existen dos versiones de los hechos ocurridos el 20 de mayo de 1520. La una es proporcionada por los cronistas de Indias, escritores de formaciones diversas que participaron de una u otra forma en la conquista de las que serían durante tres siglo posesiones españolas. La otra quedó olvidada por mucho tiempo en textos indígenas como el Códice Ramírez, el Códice Aubin y la XIII Relación de Fernando de Alva Ixtlilxóchitl. Estos textos indígenas han sido compilados por Miguel León-Portilla en su obra Visión de los vencidos.
Desde la perspectiva de los españoles, Bernal Díaz del Castillo justifica la agresión contra la nobleza mexica en el Templo Mayor, puesto que según se había él enterado, los mexicas se habían propuesto asesinar a Pedro de Alvarado, que como se ha dicho, había quedado a cargo de las tropas españolas en México-Tenochtitlan. El asesinato sería efectuado en el contexto de la celebración de Tóxcatl[1]. A ello habría que añadir el disgusto de los españoles por la celebración de un rito considerado pagano por ellos, que implicaba la remoción de la efigie de la Virgen María y la Cruz que los españoles habían colocado en el Templo de Huitzilopochtli, con el propósito de la celebración indígena.
Sin embargo, las fuentes indígenas señalan que los mexicas habían solicitado permiso a Alvarado —que, a propósito, había participado en la Matanza de Cholula, y luego en los procesos pacificadores de la Mixteca y Tehuantepec, para finalmente morir en la Guerra del Mixtón— para la realización de una de sus ceremonias religiosas más importantes, en la que se efectuaba un rito parecido a la comunión católica. Pedro de Alvarado autorizó la celebración del dicho acto religioso, pero cuando los señores mexicas se encontraban bailando y desarmados, los españoles cerraron las salidas del Templo Mayor y abrieron fuego contra los pipiltin tenochcas. Los informantes indígenas de Bernardino de Sahagún describíeron así el episodio:
Al momento todos [los españoles] acuchillan, alancean a la gente y les dan tajos, con las espadas los hieren. A algunos les acometieron por detrás; inmediatamente cayeron por tierra dispersas sus entrañas. A otros les desgarraron la cabeza: les rebanaron la cabeza, enteramente hecha trizas quedó su cabeza.
Pero a otros les dieron tajos en los hombros: hechos grietas, desgarrados quedaron sus cuerpos. A aquéllos hieren en los muslos, a éstos en las pantorrillas, a los de más allá en pleno abdomen. Todas las entrañas cayeron por tierra Y había algunos que aún en vano corrían: iban arrastrando los intestinos y parecían enredarse los pies en ellos. Anhelosos de ponerse en salvo, no hallaban a donde dirigirse[2]
Los mexicas intentaron defenderse del inesperado ataque de los españoles, pero como estaban desarmados no pudieron hacerlo. El resultado del enfrentamiento fue un número desconocido de muertos. Una vez perpetrada la masacre, los españoles se refugiaron en las casas donde habían sido hospedados por los mexicas, y pusieron preso a Motecuhzoma Xocoyotzin. Más tarde, los mexicas sitiaron a los invasores. Cuando Cortés volvió del Golfo de México, encontró los ánimos caldeados en Tenochtitlan a causa de los sucesos del 20 de mayo, y preparó la evacuación de Tenochtitlan, que se efectuó el 30 de junio de 1520.