Mateo Hernández

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Mateo Hernández es un escultor nacido en Béjar, Salamanca, en 1884. Hijo de un cantero, se especializó en obras de fuerte realismo realizadas principalmente en granito. En 1949 fallece en París. En Béjar (Salamanca) existe un museo dedicado a su obra.

Nacido en una familia de canteros, la infancia de Mateo transcurre en el ambiente de un tradicional taller de artesanos donde domina la figura de su padre adquiriendo el amor al oficio y la capacidad para largas jornadas de trabajo, hábitos que mantendrá toda su vida.

Tras su paso por la Escuela de Bellas Artes de San Eloy de Salamanca y ser becado para estudiar en la Academia de San Fernando de Madrid, Mateo Hernández llega por primera vez a París en 1911, para realizar un encargo del Ayuntamiento salmantino y tras un regreso a Salamanca sale definitivamente de España el 21 de septiembre de 1913 para instalarse en París.

Durante años acumula un número importante de obras tanto de animales como bustos y desnudos. De reducida talla debido a la falta de dinero para la adquisición de bloques de piedra y de un taller apropiado para los trabajos más grandes. Se presenta a diferentes salones y exposiciones y es en el Salón de Otoño de París de 1920 con la presentación, entre otras obras, de una pantera esculpida en granito. La venta de esta escultura por una suma más que considerable marca un punto y aparte en su carrera.

Comienza así un período en el que el artista va a poder trabajar con mayor desahogo económico y confianza. A finales de 1923 adquiere un bloque de diorita de dos metros de largo y durante más de dos años trabaja sobre una de sus obras más conocidas, La pantera de Java, que se encuentra en el Metropolitan de New York. La obra se expondrá en la Exposición Internacional de Artes Decorativas de París del año 1925. Con ella consigue el Gran Premio de Escultura y su consolidación como escultor.

En torno a los años de la Exposición Internacional de 1925, realiza estupendas esculturas como La grulla coronada, expuesta en el Museo de Béjar o El águila real (esquisto), o bustos: Eugenio Pérez de Tudela y Miguel Ángel Asturias. Poco conocido en España es en Enero de 1927 cuando se organiza una muestra compuesta por Bustos, desnudos y animales que sumaban un total de 57 obras. Entre el año 1928, en que se instala en Meudon, hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, transcurren unos años caracterizados por su consagración definitiva como escultor. En la extensa finca de Meudon, el escultor va a realizar las obras de mayor tamaño, la escultura monumental que durante años había estado soñando.

El Museo de Artes Decorativas le dedica una exposición, entre febrero y marzo del año 28, que supone el reconocimiento oficial a su obra, que se verá sancionado con la concesión en 1930, por el presidente de la República Francesa, de la Legión de Honor. La exposición, que raramente se dedicaba a un artista no nacido en Francia, lograba unir gran variedad de obras. El catálogo lo prologó Rene Jean, crítico de arte que siguió su obra desde sus primeras exposiciones. Años más tarde, con la exposición realizada en Nueva York, su obra adquiere resonancia universal.

En la II Guerra Mundial la actividad artística se vuelva a paralizar.Van transcurriendo los años y su salud empieza a resentirse. En contra del dictamen de los médicos sigue trabajando en obras que requieren gran esfuerzo como Osa y osezno que presentará en la exposición realizada en Otoño del 49 recibiendo el Premio de Honor. El 26 de noviembre de 1949 fallece en Meudon. Será enterrado en Béjar en el más completo silencio institucional.