Movimientos apocalípticos
De Wikipedia, la enciclopedia libre
- Este arículo se refiere a los movimientos religiosos de carácter apocalíptico. Para otros usos ver Apocalipsis (desambiguación)..
Los movimientos apocalípticos se caracterizan por ahondar en reflexiones orientadas a una proximidad temporal del fin del mundo. Suelen basarse en interpretaciones fundamentalistas de libros de la Biblia como, por ejemplo, el Apocalipsis. Son generalmente denostados por los teólogos contemporáneos, que lo consideran una forma fácil de hacer proselitismo a costa del chantaje emocional ante un próximo Día del Juicio.
Algunos historiadores de la religión consideran al cristianismo como un movimiento esencialmente apocalíptico en su origen, después matizado con el paso de los siglos.
[editar] El Apocalipsis y los movimientos apocalípticos
El Apocalipsis neotestamentario abonó el surgimiento, en la Edad Media, del llamado "milenarismo" (a causa de la interpretación literal del número 1000 que aparece en el libro). Actualmente, se suele asociar el término apocalipsis con la idea (religiosa o no) de un fin de los tiempos o fin del mundo. Metafóricamente, apocalíptico se usa también para definir desgracias o catástrofes en grado superlativo.
Por sus referencias a un supuesto fin del mundo de carácter inminente, los movimientos religiosos cristianos que tienen como parte significativa de su teología la inmediatez de este final se denominan apocalípticos o milenaristas (porque tradicionalmente los días supuestos del Juicio Final se habrían hecho coincidir con los cambios de milenio).
Es muy común en los movimientos protestantes norteamericanos con origen en el siglo XIX, pero también ha estado presente entre católicos y ortodoxos en distintos momentos de su historia. Los testigos de Jehová y los Adventistas del séptimo día son particularmente conocidos por haber predicho acerca del Fin del Mundo a lo largo de su historia, pero no son ni mucho menos las únicas sectas (es un error conceptual llamar a estas agrupaciones "cristianas"). En el año 1000, por ejemplo, una "histeria apocalíptica" recorrió los territorios cristianos con singular intensidad.