Peucestas
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Peucestas (en griego Πευκεστας ; vivió en el siglo IV adC). Era hijo de Alejandro natural de la ciudad de Mieza en Macedonia, y un oficial distinguido en el servicio de Alejandro Magno. Su nombre primero se menciona como uno de ésos designados para mandar un trirreme en el Hidaspes. Antes a esto no lo mencionan en ningún comando de importancia; pero es evidente que él debe haberse distinguido por su valor personal, pues fue la persona seleccionada por Alejandro para llevar antes de una batalla el estandarte sagrado, que él había tomado en el templo de Atenea en Troya.
En esta situación el estaba al lado del rey en el asalto a la ciudad capital de Malavas (325 adC); y todos los autores convienen en atribuirle la responsabilidad principal en salvarle la vida a Alejandro. Por sus servicios en esta ocasión el rey lo recompenso con una distinción. A la llegada de Alejandro a Persépolis, él concedió a Peucestas la importante satrapía de Persia. Pero antes a esto, él lo había incluido ya a las filas de la somatophylax (la guardia personal del rey), un honor muy importante debido al escaso número de esos oficiales selectos que eran incorporados a esta guardia.
En Susa, también Peucestas era el primer de los recompensados con las coronas de oro. Después de que él procediera a tomar posesión de su gobierno, donde él consiguió el favor de los persas debido a su buen gobierno, así como el de Alejandro mismo, adoptando el vestido y los costumbres persas, a cambio de las de Macedonia.
En el año 323 adC, Peucestas ayudó al rey en Babilonia, con un ejército de 20.000 tropas persas; y se le menciona como uno de sus generales que estuvo durante la enfermedad de Alejandro Magno.
No parece que él tomó parte principal en las discusiones que sobrevinieron después de la muerte de Alejandro, pero en la división de las provincias que siguieron, él obtuvo la renovación de su gobierno de Persia, que él también conservó en la segunda partición en Triparadisus en el año 321 adC.
Toda su atención parece haber sido dirigida a su consolidación en esta posición, y ampliar su poder e influencia lo más lejos posible; en las cuales Peucestas tuvo éxito, hasta cuando le obligaron a que tomara una parte activa en la guerra entre Antígono I Monoftalmos y Eumenes (317 adC), él obtuvo por consentimiento común ser el principal comandante de todas las fuerzas equipadas por las satrapías al este del río Tigris; y estaba con dificultades inducida para renunciar a sus pretensiones a la dirección suprema de la guerra.
Eumenes, sin embargo, por su diestro manejo, calmada la irritación de Peucestas, y conservaba firmemente su alianza a través de las dos campañas que siguieron. El sátrapa fue contentado en su orgullo en un banquete conjunto de los ejércitos reunidos en Persia en una escala de magnificencia real, mientras que Eumenes dirigió virtualmente todas las operaciones de guerra. Pero el desastre en la acción final en la Batalla de Gabiene cerca de Gadamarta (316 adC) que condujo a la captura del bagaje, y a la entrega de Eumenes a los Argyraspidas, parece haber debido claramente a la mala conducta y la insubordinación de Peucestas, que según una historia, el fue uno de los principales consejeros del tratado.
Su conducta a través de estas campañas demuestra que él deseó para sí mismo la comandancia en jefe y no tuvo la capacidad para ordenar y la moderación para seguir el juicio superior de otros. Su carácter inútil y ambicioso parece haber sido apreciado en su valor justo por Antígono I Monoftalmos, que mientras que lo privó de su satrapía, y lo condujo lejos el lo alimentaba con esperanzas falsas y las promesas vanas que por supuesto nunca fueron cumplidas.
