Picio
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Picio, personaje del famoso dicho "más feo que Picio". Se dice que era un señor nacido en Alhedín (Granada). Por razones desconocidas fue condenado a muerte, y ya en la capilla recibió la noticia del indulto. Tal fue su reacción que se le cayó el pelo, las cejas y las pestañas, y por si eso era poco, le salieron una serie de tumores por la cara que lo dejaron plenamente deformado, pasando a ser el modelo de fealdad más horrorosa. Huyó a Lanjarón donde fue expulsado porque jamás entró a la iglesia, por no quitarse el pañuelo que cubría su calva. Al poco tiempo de trasladarse a Granada murió. Se cuenta que el párroco tuvo que darle la Unción con una caña, del miedo que le daba.
Otra citación muestran a un Picio más antiguo procedente de San Sebastián de Miñamo ("Sátiras y panfletos del Trienio Constitucional"), obra escrita entre 1823 y 1845:
"Pero aun esto no es nada, si se compara con el mal pago que has dado a aquel anciano Picio, orador de hierro, fundador de templos fortificados, perseguidor de nombres gloriosos, imitador del dulce Robespierre y pretendiente a dictaduras y regencias.¿Cómo pudiste dudar de su ardiente amor a la justicia desde que le viste denunciar al propio alcaide de la prisión en que se hallaba por haber tenido la condescendencia de permitirle ciertos desahogos que él mismo había solicitado? ¿Qué juez no fue venal en su boca? ¿Qué eclesiástico no fue un hipócrita? ¿Qué militar no fue cobarde?¿Qué diputado no fue débil? ¿Qué ministro no fue un pastelero?"
Al parecer Picio es Antonio Alcalá Galiano, político perteneciente al partido de los liberales "exaltados" y ferviente orador. Con respecto a su aspecto físico, Pío Baroja afirma ("Desde la última vuelta del camino") que era "reputado por su elocuencia y por su fealdad".