Pidna
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Pidna (latín Pydna) fue una ciudad de la costa de Pieria en el golfo Termaico.
Aparece en el siglo V adC en posesión de Alejandro I de Macedonia (498-458 adC), si bien la ciudad, que era un establecimiento griego, conservaba la autonomia. Tucídides en 432 adC asedió Pidna, pero debido a que le hacían falta fuerzas para el asedio de Potidea, llegó a un acuerdo con Pérdicas II de Macedonia, hijo de Alejandro I, seguramente consiguiendo un reconocimiento nominal de los derechos atenienses a la ciudad. Se cree que la facción promacedonia estaba en el gobierno y la facción proateniense había reclamado la ayuda de Atenas.
En 410 adC se rebeló contra el rey Arquelao I de Macedonia, hijo de Pérdicas II, que recibió ayuda del comandante ateniense Teramenes para asediar la ciudad. Los macedonios la recuperaron, pero la ayuda de Atenas no fue necesaria. El rey macedonio evacuó a los habitantes y les ordenó reconstruir la ciudad a 4 km de la costa (en la costa estaba el puerto controlado también por los macedonios); la nueva ciudad se consideró independiente hasta que fue conquistada por el comandante ateniense Timoteo durante la crisis de succesión de Macedonia sobre el 360 adC. Filipo II de Macedonia, una vez en el poder, recuperó Pidna en 357 adC.
A la muerte de Alejandro Magno, su madre Olimpia, la viuda Roxana y el hijo Alejandro se refugiaron en la ciudad donde fueron asediados por Casandro. Olímpia fue ejecutada en público y Roxana y Alejandro en privado.
La ciudad permaneció en manos del Reino de Macedonia y siguió su historia.
En 169 adC Perseo de Macedonia se retiró de Dium ante el cónsul romano Q. Marcius Philippus, y fue a Pidna. El 22 de junio de 168 adC se libró la batalla de Pidna que puso fin a la monarquía macedonia.
