Segunda ruptura del bloqueo de Iquique
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Avisado el comandante Grau que el nuevo bloqueo de Iquique lo sostenía una sola nave chilena, la “Abtao”, decidió ir a romperlo.
El “Huáscar” avanzó hacia Iquique Grau ordenó al teniente primero AP Fermín Diez Canseco ir a tierra a conseguir informes. Obtenido el informe, regresó al barco y Grau decidió ponerse en marcha de nuevo.
El marinero Ucañan descubrió una silueta que fue identificada como el “Matías Cousiño” que navegaba hacia Iquique. El barco de transporte chileno (desarmado) avistó al buque peruano, colocado a 30 metros de una de sus bandas y con la batería de 300 libras apuntando directamente a su nave. El capitán de la nave chilena aceptó la rendición.
Aceptada la rendición, Grau se dispuso a abordar la presa pero el “Matías Cousiño”, arrancó a toda máquina. Ante la amenaza de fuego y de hundir la nave dos lanchas se descolgaron del “Matías Cousiño”, cuya tripulación comenzó a abandonarla rápidamente. Grau ordenó fuego y la munición atravesó de una banda a otra el casco del “Matías Cousiño”.
A dos mil metros, un buque chileno de guerra había escuchado el ruido del cañón de 40 libras disparado por el “Huáscar” y se acercaba rápidamente. El comandante del “Matías Cousiño”, que se alejaba de su buque, indicó a Grau que aún había tripulantes a bordo del transporte chileno, en los precisos momentos en que aullaba un proyectil de 115 libras, disparado por el buque de guerra chileno que se acercaba. Grau, abandonó la presa.
El “Huáscar” contestaba el fuego de su incógnito atacante que luego de varios minutos fue identificada como la “Magallanes”. A bordo de la nave chilena, comprendieron que el blindado peruano trataba de atacarlos usando el espolón y se prepararon para el abordaje como lo había intentando semanas antes la “Esmeralda” en la bahía de Iquique.
Cerca ya el “Huáscar” de la “Magallanes”, combatieron fusilándose a ciegas. De pronto a bordo del monitor peruano, descubrieron nuevas siluetas que se le venían encima, Grau, reconoció la mole que se acercaba, del Almirante Cochrane, y más atrás, reconoció a la “Chacabuco” y a la “Abtao”.
Grau calculó sus posibilidades y tras el disparo que dio de lleno en la corbeta chilena a la que casi desarma dio la orden de virar a estribor y arrancar a toda máquina.
Tras una hábil maniobra de Grau, el “Huáscar” se exhaló a once nudos poniendo proa al oeste y diez minutos después, al sur.
Con la luz del nuevo día, Grau observó por el anteojo que la división chilena lo buscaba al norte de su posición; ya no podían darle caza. El parte de batalla arrojó un marinero herido, con un corte en la cara producto de una bala de fusil que lo rozó.