Urías el hitita
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Urías el hitita fue el marido de Betsabé, soldado en el ejército del rey David, uno de los valientes de David. El rey lo mandó a la muerte, ordenando a los soldados que se apartaran de él en la batalla, tras negarse a ver a su propia esposa, según lo ordenado por David.
Fue de la minoría étnica hitita residente en Israel que había estado en la región (antes conocida como “La Tierra de Canaán”) desde después del derrumbamiento del reino hitita en siglos anteriores, antes del establecimiento de la nación de Israel. A pesar de la orden divina para exterminar a los habitantes originales, algunos lograron evitarlo (Josué 15:63,16:10, Jueces 1:21), y los que siguieron la religión israelita fueron aceptados como israelitas, como probablemente hacía Urías, debido a su nombre (que en hebreo significa “Jehová es mi luz”) y por ser un oficial en el ejército personal del rey.
Según el Segundo Libro de Samuel de la Biblia, el rey David se enamoró de Betsabé al verla bañarse en su patio por la azotea del palacio. Mandó que se la trajeran a sus habitaciones y tuvo relaciones con ella, a raíz de las cuales ella quedó encinta. Informado de la identidad de su marido, que no era otro que Urías, David le llamó del frente para conocerlo, sugiriéndole que atendiera a su esposa.
Urías se negó, citando un código de honor con sus guerreros compañeros mientras que estaban en la batalla. Era común que los guerreros en la preparación para pelear se abstuvieran del sexo, como práctica de la disciplina. Después de que en varias ocasiones se negó a ver a su esposa Betsabé, David le mandó a Joab que pusiera a Urías en el frente de la batalla y que ordenara a los soldados que se apartaran de él de modo que el enemigo lo matara fácilmente.
[editar] La profecía de Natán
Poco después, el profeta Natán reprendió a David por el asesinato, contándolo primero una parábola de un hombre rico y un pobre: el rico tenía muchas ovejas mientras el pobre sólo tenía una, que quería mucho. Un viajero le visitó al rico pidiéndole comer, por lo cual el rico tomó la oveja del pobre y se la preparó para ofrecérsela al viajero.
Al oír esta historia, David se enojó y contestó: “¡Tan cierto como que Yahveh vive, que quien hizo esto merece la muerte! ¿Cómo pudo hacer algo tan ruin? ¡Ahora pagará cuatro veces el valor de la oveja!”
Natán le respondió: “¡Tú eres ese hombre! Así dice Yahveh, Dios de Israel: Yo te ungí como rey sobre Israel, y te libré del poder de Saúl. Te di el palacio de tu amo, y puse sus mujeres en tus brazos. También te permití gobernar a Israel y a Judá. Y por si esto hubiera sido poco, te habría dado mucho más. ¿Por qué, entonces, despreciaste la palabra de Yahveh haciendo lo que le desagrada? ¡Asesinaste a Urías el hitita para apoderarte de su esposa! ¡Lo mataste con la espada de los amonitas! Por eso la espada jamás se apartará de tu familia, pues me despreciaste al tomar la esposa de Urías el hitita para hacerla tu mujer.” NVI[1]
Natán luego le informa a David que su hijo con Betsabé morirá. Efectivamente, su primer hijo se murió después de siete días. David y Betsabé después engendraron a Salomón.
