Batalla de Lützen (1632)
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Batalla de Lützen | |||
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Parte de: Guerra de los Treinta Años | |||
Cuadro de Carl Wahlbom (1810-1858) que representa la Batalla de Lützen. La escena muestra la muerte del rey Gustavo II Adolfo de Suecia el 16 de noviembre de 1632. |
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Fecha: 16 de noviembre de 1632 | |||
Lugar: Lützen, Sajonia | |||
Resultado: Victoria sueca | |||
Beligerantes | |||
Suecia Estados alemanes protestantes |
Sacro Imperio Romano Estados alemanes católicos |
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Comandantes | |||
Gustavo Adolfo II de Suecia; Bernardo de Sajonia-Weimar | Albrecht von Wallenstein; Gottfried Heinrich Pappenheim | ||
Fuerzas en combate | |||
19.000 hombres y 60 cañones | 23.000 hombres y 21 cañones | ||
Bajas | |||
3.400 muertos y 1.600 entre heridos y desaparecidos | 3.000-5.000 muertos y heridos | ||
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La Batalla de Lützen de 1632 fue un evento decisivo de la Guerra de los Treinta Años, durante la llamada Guerra Sueca.
Tras la victoria de Breitenfeld, el rey Gustavo II Adolfo de Suecia continuó combatiendo en Alemania para adueñarse de los tesoros de los príncipes alemanes. Combatiendo contra el mariscal Tilly, avanzó sobre Baviera, preocupando enormemente al emperador alemán Fernando II. Éste volvió a llamar para combatir al frente de sus tropas al general Wallenstein, un hombre que había logrado algunas victorias anteriormente y que era el único sobre quien el emperador podía poner sus esperanzas.
Siguiendo la costumbre de la época según la cual durante el invierno no se entablaría combate, Wallenstein acampó sus tropas imprudentemente en Lützen, desprendiéndose sobre todo de algunos destacamentos para guarnecer Bremen y Colonia.
Gustavo II Adolfo, tan pronto como conoció la situación, atacó al enemigo en Lützen el 16 de noviembre de 1632. Wallenstein hizo llamar urgentemente al comandante del destacamento de Colonia, el general Pappenheim, llegando a reunir al menos de este modo fuerzas relativamente superiores.
Gustavo II atacó al frente de su ala derecha contra la caballería imperial, consiguiendo desbaratarla. Sin embargo la batalla se transformó en un sangriento cuerpo a cuerpo entre ambas facciones, alimentada además por un imponente fuego de artillería.
Si hacia la mitad de la tarde Gustavo II parecía tener en un puño la situación, la llegada de Pappenheim lo cambió todo: el ejército imperial empezó a golpear la retaguardia del adversario, amenazando con barrerlo. Sólo la audacia de Gustavo II Adolfo pudo darle la vuelta a la situación: de nuevo al frente de la caballería, se lanzó al ataque y puso en fuga a los asaltantes. Justo cuando se disponía a perseguir a Pappenheim, fue alcanzado por dos golpes de arcabuz: cayó del caballo y fue encontrado después muerto.
Tras la muerte del monarca sueco, los imperiales se rearmaron de moral: atacaron hasta ocho veces con la caballería, pero fueron hábilmente rechazados por el duque Bernardo de Sajonia-Weimar, que había tomado el mando de las tropas escandinavas. Al final, ya hacia la noche, Pappenheim fue muerto y los imperiales emprendieron definitivamente la retirada.
Wallenstein, dado el desastre, ordenó abandonar ordenadamente Lützen. Las pérdidas fueron enormes por ambas partes.