Jerónimo Jacinto Espinosa
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Jerónimo Jacinto de Espinosa (Cocentaina el 18 de julio de 1600 - Valencia en 1667). Pintor valenciano.
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[editar] Biografía
Hijo de Jerónimo Rodríguez de Espinosa, fue discípulo de este y conocedor de Nicolau Borràs, dado que eran del mismo pueblo. Marcho a la ciudad de Valencia el año 1616 y se matriculó en el colegio de pintores de la ciudad, donde se pone en contacto con Porta, Sariñena y Francisco Ribalta, de quien tuvo una gran influencia, sobre todo al emplear una técnica similar. Su pintura, comparte las tonalidades amarillentas y terrosas.
Fue una personalidad importante en la pintura de la escuela valenciana, o lo que es lo mismo, una de las figuras más importantes del barroco valenciano, aunque no llegó a adquirir la altura artística de Ribalta. No obstante, la influencia de Espinosa es grande no solo entre los numerosos discípulos de fama, entre los que podemos destacar a Vicente Salvador Gómez, José Ramírez, Pablo Pontons, Gaspar de la Huerta, y su propio hijo. Cabe destacar la influencia mutua entre Espinosa y Orrente, evidenciada en las ultimas obras de Espinosa en las aberturas del cielo. El mismo Palomino lo reconoce un siglo después como el gran maestro del barroco valenciano. Su temática es exclusivamente religiosa.
Destacó como retratista y pintor de frailes al igual que Zurbarán. Todo dentro de la tendencia realista. Se le conoce como el “Zurbarán de Valencia”, debido a las numerosísimas obras que realiza para los mercedarios y lo que es más importante el paralelismo formal entre la pintura de los dos grandes maestros.
Nos lo recuerda Fernando Benito en la biografía de Espinosa presentada en el catálogo de la exposición de l987 sobre “Els Ribalta i la pintura del seu temps”.
...Entre 1640 y 1646 se abre una laguna cronológica en la documentación de Espinosa que ha hecho sospechar en un viaje a Sevilla donde conocería la obra de Zurbarán. La hipótesis se fundamenta en el paralelismo formal que a partir de ese momento se puede advertir con el pintor de Fuendecantos, habitante en esos años en la capital hispalense en este sentido recordaremos la Muerte de San Luís Beltrán que Espinosa pintó con carácter votivo, inspirada según se cree en el Entierro de San Buenaventura de Zurbarán... Algunas obras como su Alegoría Eucarística del Museo del Patriarca, repleta de angelillos, incluso se llego a creer obra de Zurbarán durante algún tiempo.
— Fernando Benito
Hizo pintura religiosa con acentos naturalistas. Se encuentra insertado en el tenebrismo, en lo que se refiere al claroscuro y al patetismo que imprime en las situaciones que representa, siempre en tonos terrosos y rojos.
La mayor parte de su producción se perdió, pero aun se encuentran numerosas obras, entre las que cabe nombrar: Aparició de la Verge a sant Pere Nolasc (a. 1661) y Sant Vicent Ferrer en el Ayuntamiento de Valencia, Intersecció de sant Pere Nolasc, (a. 1660) Mort de sant Lluís Beltran, L’ últim combregar de la Magdalena (a. 1665) Missa de sant Pere Pasqual, todos ellos en el Museo de Bellas Artes de Valencia. El martiri de Sant Pere de la iglesia de San Nicolás, La Sagrada Familia, en el Museo del Patriarca, La Immaculada i els jutges de València, en la Lonja, Sant Pasqual Bailón, en el Museo de Arte de Cataluña.
[editar] Análisis del cuadro "La última comunión de María Magdalena"
[editar] Estilo
L' últim combregar de María Magdalena, es considerado como el mejor cuadro de Espinosa, testamento pictórico del pintor, está datado y firmado en la parte inferior izquierda, (con una particularidad de Espinosa que nos cuenta Orellana en cuanto al uso del verbo Fact abreviatura de Faciebat, haciendo uso del pretérito imperfecto, indicando que el cuadro no se acaba, se deja, en lugar del más común en otros pintores Fecit, hecho.) en 1665, tal como indica la firma y la fecha en el extremo inferior.
Se trata de un cuadro al óleo sobre lienzo, 3,17 x 2,28 m. en el cual Espinosa muestra toda una serie de recursos formales. Garín pone especial atención a la preparación del lienzo, mediante la cola y el óxido de hierro y el uso de entonaciones calidas en base al ocre. La composición está basada en diagonales compositivas, que se cruzan en un punto: la Sagrada Hostia. El tratamiento de las cualidades es magistral, el bodegón del altar, las texturas de las telas, las filigranas de la casulla i el paño de comulgar. Es un cuadro que sorprende en cuanto al tratamiento de las anatomías de los personajes. Sant Maximí ocupa el centro del cuadro, nos lo muestra con un acabado completo, el resto de figuras, presentan un cierto inacabamiento en base a velados y pincelada suelta; lo mismo ocurre en cuanto a las dimensiones de los personajes y al tratamiento descuidado de la perspectiva en la arquitectura del altar que dota a la obra de un cierto aire primitivista. La parte superior del cuadro nos presenta la apoteosis barroca de un cielo abierto donde numerosos querubines acompañan, de manera dinámica, a tres ángeles músicos que tocan el laúd, la flauta y el arpa. Cabe destacar el escorzo del ángel del laúd. La luz es de contraste, tenebrista. En el centro del cuadro pasa de la negra penumbra al blanco intenso del alba del obispo.
[editar] Iconografia
El tema es uno de los más destacados en la iconografía de contrarreforma del siglo XVII, la Eucaristía. La imagen de la Magdalena penitente, también tuvo predicación en el barroco, en relación a otro sacramento: la Penitencia.
Los dos sacramentos a lo largo del siglo XVII, fueron fuertemente cuestionados por la Reforma protestante, paralelamente la Iglesia Católica los populariza en imagen de devoción, mostrando en pinturas y sermones, de manera didáctica, la doctrina de la Iglesia, respecto a estos sacramentos como medios de salvación eterna.
En un tiempo de conflicto era necesario afirmar lo que los protestantes cuestionaban. Un tema como el de la Eucaristía que tan poco se había representado hasta el siglo XVII, La Última Cena de Leonardo entre las excepciones, se convierte en tema doctrinal por excelencia. La comunión es presentada aquí como una razón de vida para muchos santos. El ejemplo más acertado del barroco español sería el cuadro que nos ocupa. Ejemplos de esta temática son los siguientes: La ultima comunión de san Buenaventura de Zurbarán para los Franciscanos de Sevilla; La ultima comunión de san Jerónimo de Carracci para los cartujos de Bolonia; La ultima comunión de san Francisco de Rubens, etc.
Cabe recordar que el convento de la Magdalena es una fundación de san Juan de Ribera, el carisma del cual se centra en la devoción a la Eucaristía. En el caso del cuadro esta representada en el centro de la composición. Es el tema del cuadro una exaltación del sacramento. Para la piedad cristiana los arrepentimientos de san Pedro y santa Maria Magdalena son temas de meditación y ejemplos para oponerse a los protestantes. La Magdalena del desierto es en el arte cristiano el símbolo del arrepentimiento por tanto la alusión a la penitencia y confesión, sacramento cuestionado por los protestantes. El cuadro por tanto puede interpretarse como un tratado de dogmática barroca, que ensalza la Penitencia como camino de purgación de los pecados y paso previo a la comunión y la Eucaristía como sacramento, sacrificio, presencia de Cristo y fuente de santificación, tal y como quedó definido en la sesión 13 y 22 del Concilio de Trento. La fuente literaria la encontramos en la Leyenda Dorada, donde se nos cuenta la última comunión de la Magdalena, aunque las otras fuentes literarias más próximas y evidentemente no escritas en latín, podrían ser la fuente literaria directa en la que se inspiraría Espinosa.
- “...E car és a mi revelat que’m deyg morir vé tost a Sent Maximí, e diges-li que en lo dia de Pasca, en ora de matines , él entre en l’oratori tot sols, e aquí el m’atrobarà, que’ls àngels m’i auran aduyta. E mantenent lo prèvere se n’anà a sent Maximí, e reconmtà-li tot so que la santa dona lo avia dit.
- Per què Sen Maximí ab gran gaug fé gràcies a Déu. E en aquell dia e en aquela ora él intrà sols en l’oratori, e vesé estar entant Senta Magdalena en lo cor ab los àngels que la avien adyuta. Estec ela dos codeus levada sobre terra en mig dels angels, ab les mans esteses, Deus pregan...
- E apelats tots los clergues el prévere ya dit, ela rebé lo cors de Deu de la má del bisbe, ploran humilment.”
En esta obra probablemente se inspiró San Vicente Ferrer en su Sermó de la Magdalena o Joan Roís de Corella en La Història de la gloriosa Santa Magdalena. Son, por tanto, los personajes que nos narra la Leyenda Dorada, los que nos presenta el cuadro, a saber: Maria Magdalena en el momento de la comunión, representada, no como merecedora sino como una penitente vestida de sayal, y la calavera, representación ascética de la vanitas. Entre las representaciones de la vanitas la calavera es una de las representaciones que relacionan la iconografía de la muerte con el pensamiento de la mortalidad, así se remarca el carácter del hombre como un ser efímero. Según nos indica Santiago Sebastián la calavera es presentada como un símbolo de piedad y comenta que “dicho sentimiento de piedad justifica la presencia de la calavera en las manos o junto a los santos y es distintivo de los contrarreformistas”
En la iconografía de la calavera tuvieron mucho que ver los libros de meditación y especialmente la piedad jesuítica, que recomendaba la visión de la calavera para despertar la imaginación. De las ordenes religiosas cabe destacar a los capuchinos que aparecieron como muy familiarizados con la muerte tal como se nos presenta en su iglesia de Roma. No es por tanto de extrañar que, por este cuadro de piedad, el viático de la Magdalena vaya acompañado de la representación ascética de la muerte. Acercándose a la imagen se pueden ver las lágrimas, en este caso de color rojas. Dando la comunión, sant Maximí, parece ser el mismo modelo que utiliza para su anterior cuadro Misa de san Pedro Pascual. ¿Podría tratarse de un retrato del propio Espinosa? Es evidente que la edad coincide con la del modelo.
Respecto a la imagen del rompimiento de la gloria es representada por un cielo lleno de ángeles, iluminado por la Luz de Dios y presentada por ángeles músicos. La iconografía barroca esta llena de muestras. Pérez Sánchez en su obra sobre Espinosa indica, que este tipo de aberturas del cielo, son de las mismas características que las que ejecuta en sus últimos años de vida. La Visión de San Ignacio de 1630, es un precedente. Resulta próxima en fechas y formas el ángel músico del cuadro de Ribalta en San Francisco confortado por el ángel músico pintado para los Capuchinos del convento de la Sangre de Cristo en 1620. Pero no es la única, encontramos ángeles haciendo sonar el laúd en los Esposorios místicos de Santa Gertudis, de la iglesia de San Esteban de Valencia. Así como La Virgen de Porta-Coeli de 1627 ambos de Ribalta. Juan de Sariñena pinta en 1607 el Retablo de la Generalitat donde a los pies de la Virgen sitúa un ángel haciendo sonar el arpa. Son claras por tanto, las referencias icónicas que dispuso Espinosa al componer su obertura de cielo.
Más interesante resulta la imagen del ángel situado detrás de la santa, en posición de protegerla, es evidente que Espinosa pretende representar la figura del Ángel Custodio. García Mahíques en un estudio sobre otro cuadro del autor para la Casa Profesa de la Compañía de Jesús en Valencia La Visión de San Ignacio de 1630, comenta el auge que en el siglo XVII prende esta nueva devoción, al representar detrás el santo Ángel Custodio.
El sacerdote que hayamos a la parte derecha inferior hace referencia a un donante, es la representación de la figura del donante, o persona que pagó el cuadro, curiosamente se encuentra vestido de hábito coral. La curiosidad viene dada porque no se trata de un fraile capuchino. No sabemos nada de la identidad del donante: ni como se llamaba, ni si era de Massamagrell, o si fue enterrado en el convento, o cual es la relación que tendría con los frailes del convento de Massamagrell para donar un cuadro de tanta valía económica. Lo cierto es que lo tenemos a los pies de sant Maximí, en posición orante. Espinosa, lo retrata con un cierto aire primitivista.
Lectura teológica del cuadro
El tema, como ya se dijo, es uno de los más destacados en la iconografía de contrarreforma del siglo XVII, la Eucaristía. Pero a su vez, la imagen de la Magdalena penitente trae a colación el sacramento de la Penitencia. Ambos sacramentos fueron cuestionados por la Reforma protestante, mientras que la Iglesia los populariza en imagen de devoción, como es el caso de esta pintura.
La comunión es presentada en este cuadro como aquí como una razón de vida. Aunque como se dijo más arriba el convento de la Magdalena es una fundación de san Juan de Ribera, cuyo carisma se centra en la devoción del Santísimo Sacramento. En el caso del cuadro que presentamos la Eucaristía esta representada en el centro justo de la composición. Con lo que el tema del cuadro es una exaltación del sacramento de la Eucaristía, aunque también indirectamente del sacramento de la Penitencia, pues es bien sabido que el arrepentimiento de santa Maria Magdalena es uno de los temas de meditación y ejemplos para oponerse a los protestantes. La Magdalena es en el arte cristiano el símbolo del arrepentimiento por tanto la alusión a la penitencia y confesión, sacramento cuestionado por los protestantes. Puede pues, el presente cuadro, interpretarse como un tratado de dogmática católica en el que se ensalza la Penitencia como camino de purgación de los pecados y paso previo a la Eucaristía, Eucaristía como sacramento, sacrificio, presencia de Cristo y fuente de santificación, tal y como quedaron definidos en el Concilio de Trento. Maria Magdalena en el momento de comulgar esta representada no como merecedora sino como una penitente vestida de sayal, y la calavera, como representación ascética de la vanitas, como ya se dijo, y entre las representaciones de la vanitas aparece la calavera, enmarcando así el carácter efímero del hombre.
Respecto la imagen del rompimiento de la gloria es representada por un cielo lleno de ángeles, iluminado por la Luz de Dios y presentada por ángeles músicos. Pero de entre todos los ángeles que aparecen en el cuadro nos resulta más interesante la imagen del ángel situado detrás de la santa, en posición de protegerla, es evidente que Espinosa pretende representar la figura del Ángel Custodio. Como ya se dijo, posiblemente por el auge que en el siglo XVII se inicia a esta nueva devoción. Otra de las grandes lecturas teológicas de la iconografía del presente cuadro serían las siguientes preguntas: ¿cómo es que van todos vestidos a la manera y uso de la época tridentina?, más aún, puesto que Maria Magdalena es del grupo de los primero cristianos ¿cómo es que la celebración de la Eucaristía es al uso tridentino y no como la celebrarían los primeros cristianos? Esto tiene un claro mensaje para el fiel que contempla el cuadro: Maria Magdalena vivió estos hechos: la Eucaristía y la Penitencia, pero eso que ella vivió tú también lo puedes vivir hoy, la vida de la Iglesia no se interrumpe, vivimos de una Tradición que camina y que aunque cambian las formas externas las formas internas son las mismas.
El tema, como ya se dijo, es uno de los más destacados en la iconografía de contrarreforma del siglo XVII, la Eucaristía. Pero a su vez, la imagen de la Magdalena penitente trae a colación el sacramento de la Penitencia. Ambos sacramentos fueron cuestionados por la Reforma protestante, mientras que la Iglesia los populariza en imagen de devoción, como es el caso de esta pintura.
La comunión es presentada en este cuadro como aquí como una razón de vida. Aunque como se dijo más arriba el convento de la Magdalena es una fundación de san Juan de Ribera, cuyo carisma se centra en la devoción del Santísimo Sacramento. En el caso del cuadro que presentamos la Eucaristía esta representada en el centro justo de la composición. Con lo que el tema del cuadro es una exaltación del sacramento de la Eucaristía, aunque también indirectamente del sacramento de la Penitencia, pues es bien sabido que el arrepentimiento de santa Maria Magdalena es uno de los temas de meditación y ejemplos para oponerse a los protestantes. La Magdalena es en el arte cristiano el símbolo del arrepentimiento por tanto la alusión a la penitencia y confesión, sacramento cuestionado por los protestantes. Puede pues, el presente cuadro, interpretarse como un tratado de dogmática católica en el que se ensalza la Penitencia como camino de purgación de los pecados y paso previo a la Eucaristía, Eucaristía como sacramento, sacrificio, presencia de Cristo y fuente de santificación, tal y como quedaron definidos en el Concilio de Trento.
Maria Magdalena en el momento de comulgar esta representada no como merecedora sino como una penitente vestida de sayal, y la calavera, como representación ascética de la vanitas, como ya se dijo, y entre las representaciones de la vanitas aparece la calavera, enmarcando así el carácter efímero del hombre. Respecto la imagen del rompimiento de la gloria es representada por un cielo lleno de ángeles, iluminado por la Luz de Dios y presentada por ángeles músicos. Pero de entre todos los ángeles que aparecen en el cuadro nos resulta más interesante la imagen del ángel situado detrás de la santa, en posición de protegerla, es evidente que Espinosa pretende representar la figura del Ángel Custodio. Como ya se dijo, posiblemente por el auge que en el siglo XVII se inicia a esta nueva devoción.
[editar] Bibliografía
GARIN LLOMBART, F. V., Jerónimo Jacinto de Espinosa. Gran Enciclopedia Rialp. Rialp, Madrid 1972, Tomo IX
Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, Hijos de J. Espasa, Barcelona 1918, Tomo XXII.
Gran Enciclopedia de la Comunidad Valenciana, Editorial Prensa Valenciana, Valencia 2005, tomo VI Eco – Fil.
BENITO DOMÉNECH F., Els Ribalta i la pintura del seu temps, catàleg de l’exposició, València 1987.
GARCIA MAHIQUES, R., Jerónimo J. de Espinosa y la iconografía de San Ignacio de Loyola en la Casa Profesa de Valencia, Archivo Español de Arte, CCLXXI, Madrid 1995.