Matanza de Hebrón
De Wikipedia, la enciclopedia libre
La Matanza de Hebrón o Masacre de Hebrón fue un pogromo que se inició el 23 de agosto de 1929 en el Mandato Británico de Palestina, perpetrado por una masa de árabes armados de bastones y cuchillos que se agruparon para asesinar a los judíos de Jerusalén y alrededores, y desde donde se extendió al resto del territorio.
[editar] Los hechos
Un día antes de la matanza, el líder palestino y Gran Mufti de Jerusalén Amin al-Husayni incitó abiertamente a los árabes de Palestina a salir a matar judíos, lo que efectivamente se inició inmediatamente después de la plegaria de los viernes.
Hebrón fue la ciudad donde los hechos adquirieron mayor gravedad: mientras la comunidad judía –que eran aproximadamente unos 800 y convivían pacíficamente junto a miles de vecinos árabes– estaba ya descansando en el shabat, 67 miembros fueron asesinados de forma brutal dentro de sus casas y sinagogas. Hebrón se convirtió en una ciudad de terror y asesinatos. El ataque se realizó con toda clase de vejaciones, la población huyó despavorida y los sobrevivientes fueron transferidos a Jerusalén, dejando a Hebrón desprovista de su antiquísima comunidad judía, un hecho calificado de limpieza étnica.
Los disturbios [de 1929 en Palestina] se acompañaban de eslóganes militantes árabes como... "Palestina es nuestra tierra y los judíos nuestros perros..." [y] actos brutales cometidos por árabes... como las matanzas en Hebrón, donde los asesinos de niños les torturaban antes de matarlos. La comunidad judía en Palestina se encontró en medio de una ola de disturbios violentos que barrieron con furia los asentamientos y barrios judíos a lo largo y ancho del país. El peligro amenazaba ahora la supervivencia misma de la comunidad judía. -- Shapira, A. 1992. Land and Power. New York & Oxford: Oxford University Press, (p.174)
En Safed, los judíos sufrieron también un terrible encarnizamiento, con alrededor de veinte asesinatos, incluidos mujeres, niños y ancianos. La masacre se extendió a lo largo del día siguiente hasta que la autoridad mandataria británica logró controlarla.
[editar] Consecuencias
El balance fue de 135 judíos y 116 árabes muertos, esto últimos a causa de la represión británica y de las represalias sionistas.
El efecto de la tragedia fue muy profundo: acabó con la presencia judía en Hebrón y supuso un punto de inflexión irreversible en las relaciones entre judíos y árabes en Palestina. También afectó al enfoque de Gran Bretaña, la potencia colonial, que, lejos de mostrarse firme frente a la actitud árabe, empezó a cuestionarse la viabilidad del proyecto sionista y comenzó a hacer una reinterpretación a la baja de la Declaración Balfour.