Minoría
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En su acepción demográfico-social el término minoría se refiere a un grupo de población numéricamente minoritario y con ciertas características comunes que permiten identificar a sus miembros entre todos los habitantes de la comunidad a la que pertenecen. Dichos caracteres diferenciales suelen ser de tipo étnico, religioso, lingüístico o, más genéricamente, sociales y culturales. Además, paradójicamente, este grupo habrá de tener un número significativo de miembros frente a la población total, que le de cierta entidad dentro de la sociedad.
En el mundo actual, al menos en los países gobernados por regímenes (al menos supuestamente) democráticos, uno de los pilares de la libertad y el respeto a los derechos civiles es, o debería ser, el respeto escrupuloso a los derechos de las minorías, protegiendo su cultura propia: lengua, tradiciones, etc. Todo ello garantizando siempre los derechos fundamentales de las personas.
Tradicionalmente las minorías han sido en general percibidas como una amenaza por las mayorías sociales. Es a partir del siglo XX cuando en los países políticamente más evolucionados han comenzado a ser consideradas como un bien enriquecedor, empezando a fomentarse el respeto a las mismas, e incluso su especial protección, como un valor democrático especialmente valioso. En la práctica las cosas han resultado (y resultarán) mucho más ambiguas y complicadas.
Nunca deberíamos olvidar que una democracia que no respete a las minorías (y esto no lo garantiza por desgracia el sufragio universal) no será sino una dictadura de la mayoría mal disfrazada.
