Sitio de Malta (1565)
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Sitio de Malta | |
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![]() El sitio de Malta - Llegada de la flota turca Matteo Perez d' Aleccio |
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Fecha: 18 de mayo – 11 de septiembre, 1565 | |
Lugar: Isla de Malta | |
Resultado: Victoria decisiva de los Caballeros Hospitalarios | |
Beligerantes | |
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Comandantes | |
Lala Kara Mustafa Pasha, Piyale Pasha, Turgut Reis | Jean de Valette |
Fuerzas en combate | |
22.000 - 48.000 | 6.100 - 8.500 |
Bajas | |
< 25.000 - 35.000 | 2.500, más 7.000 civiles y 500 esclavos |
El Sitio de Malta (también conocido como el Gran Sitio de Malta) tuvo lugar en 1565 cuando el Imperio Otomano invadió la isla, entonces ocupada por los Caballeros de la Orden de San Juan.
El asedio está considerado uno de mayores de la historia militar, sino el mayor, y desde el punto de vista de los defensores, el más exitoso. Sin embargo, no debe ser visto como un hecho aislado sino como el punto álgido de una escalada de enfrentamientos entre los imperios español y otomano por el control del Mediterráneo, escalada que incluyó un ataque previo sobre Malta en 1551 por parte del corsario turco Turgut Reis y que en 1560 había resultado en la casi total destrucción de la Armada Española por los turcos en la batalla de Djerba.
Tabla de contenidos |
[editar] Los Caballeros en Malta
La Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén es conocida desde 1530 como Orden de Malta -y apodada "La Religión"-, ya que el 26 de Octubre de ese mismo año, Philippe Villiers de l’Isle-Adam, Gran Maestre de los caballeros, arribó junto con sus caballeros al Gran Puerto de Malta a tomar posesión de la isla, concedida por el emperador Carlos V. Siete años atrás, a finales de 1522, los Caballeros fueron expulsados de su base en Rodas tras un sitio de seis meses del Sultán otomano, Solimán el Magnífico. Entre 1523 y 1530 los Caballeros no tuvieron base alguna, hasta que el Emperador de los Habsburgo les ofreció las islas de Malta y Gozo a cambio de un pago simbólico anual, consistente en un halcón, que se enviaría al Virrey de Sicilia y una misa a celebrar el Día de todos los Santos. También se les requirió patrullar Trípoli, plaza ubicada en medio de territorio hostil, con lo que se pretendía mantener a raya a los corsarios de Berbería, aliados de los otomanos.
Los Caballeros aceptaron la oferta a regañadientes, pues comparada con Rodas, Malta resultaba una isla pequeña y desolada, así que por algún tiempo muchos altos cargos de la Orden siguieron dando vueltas a la posibilidad de reconquistar Rodas. De todos modos, la Orden pronto se acomodó a Malta como base de operaciones, desde la que siguieron esquilmando las naves turcas provechosamente. La posición de la isla, en el centro del Mediterráneo la hacía un cruce de caminos entre Oriente y Occidente de gran importancia estratégica, más cuando desde 1540 los corsarios árabes empezaron a operar en aguas del Mediterráneo occidental, conquistado incluso las islas Baleares.
Particulamente, el corsario Turgut Reis -también conocido como Dragut- se estaba revelando como una amenza mayor para las naciones cristianas del Mediterráno central. No siendo de extrañar entonces que tuviese continuas escaramuzas con la Orden. En 1551, Turgut y el almirante turco Sinan decidieron hacerse con Malta e invadieron la isla con unos 10.000 hombres. A los pocos días sin embargo, Turgut detuvo el asedio y se trasladó a la vecina isla de Gozo, dónde bombardeó la ciudadela por espacio de varias jornadas, hasta que finalemnte el gobernador de los Caballeros en Gozo, Galatian de Sesse, considerando que la resistencia era inútil, abrió las puertas de la ciudadela. De esta manera, el corsario turco tomó como rehenes a la práctica totalidad de la población (unos 5.000 habitantes), para después dirigirse a Trípoli también con el almirante Sinan, dónde pronto expulsó a los Caballeros allí guarnecidos. En un primer momento, se instaló como gobernador un líder local, Aga Morat, aunque poco después él mismo tomó posesión de la ciudad.
Esperando otra invasión otomana en menos de un año, el Gran Maestre, Juan de Homedes, ordenó el reforzamiento del Fuerte de San Ángel en Birgu (hoy día Vittoriosa), además de la construcción de otros dos nuevos fuertes, el de San Miguel en el promontorio de Senglea y el de San Elmo, en la falda Monte Sceberras (hoy día, centro urbano de La Valeta), a pie de costa. Estos dos fuertes se construyeron en apenas seis meses en el año de 1552, y los tres demostraron ser de una importancia crucial a la hora de decantar el resultado del Gran Sitio.
Los años venideros fueron notablemente tranquilos para la isla, si bien las actividades corsarias entre turcos –palabra que designaba también a todas las tribus bereberes, que solían mantener algún tipo de vasallaje con el Sultán- y cristianos, no cesaron ni mucho menos. En 1557 Jean Parisot de Vallette fue elegido como Gran Maestre de la Orden, continuando con los ataques a embarcaciones no cristianas. Sus naves particulares parece que llegaron a apresar alrededor de 3.000 esclavos árabes o judíos sólo en el periodo que detento el cargo de Gran Maestre.[1]
No obstante lo calmado del periodo, en el año 1559 Turgut era ya un problema de primer orden para las potencias cristianas, llegando a atacar las occidentales costas de España. Esto provocó que Felipe II organizara la expedición naval más grande en 50 años con el fin de desalojar al corsario de su base tripolitana. La Orden se unió a la expedición, consistente en unas 54 naves y 14.000 hombres. La campaña finalizó en desastre, al verse sorprendida la flota cristiana en Mayo de 1560 por las fuerzas del almirante Piyale Pasha cerca de la isla de Djerba. Los otomanos capturaron o hundieron la mitad de la flota y el evento marco el clímax de la dominación otomana en aguas del Mediterráneo.
[editar] Hacia el asedio
Después de lo de Djerba, pocos dudaban de que los otomanos volverían a atacar Malta tarde o temprano, de hecho, en Agosto de 1560 Jean de Valette publicó una orden detinada a todos los priorazgos de la Orden conminando a los caballeros a estar preparados para presentarse en Malta tan pronto como se publicase una citazione (citación)[2]. Así, los turcos cometieron un grave error estratégico dejando pasar la oportunidad de atacar la isla en ese entonces, con la flota española maltrecha y no cinco años después, en los que España rehizo su armada.[3]
Desatenta al peligro, "la Religión" continuó cobrándose piezas entre las embarcaciones comerciales turcas.
A mediados de 1564, Romegas, uno de los marinos más notables de la Orden, capturó cierto número de naves de importancia, entre las que se incluía una perteneciente al Eunuco Mayor del Serallo, haciendo prisioneros a varios personajes de importancia, como el gobernador de El Cairo, el de Alejandría y la antigua tutora de la hermana de Solimán. Los éxitos corsarios de Romegas dieron a los turcos un poderoso casus belli y a finales de 1564, Solimán decidió tomar medidas para borrar del mapa -ya les expulsó de Rodas- de una vez por todas a los caballeros.
A principios de 1565, el Gran Maestre de Valette recibió informes de sus espías en Constantinopla sobre una invasión que ya se estaba cociendo. Rápidamente se tomaron las medidas oportunas y se mandó reclutar soldados en Italia, acumular víveres y acelerar los trabajos de reparación y reestructuración en los fuertes de San Ángel, San Miguel y San Elmo.
[editar] Los ejércitos
La armada turca, salida de Constantinopla a finales de marzo, es en éste tiempo una de las más grandes reunidas desde la Antigüedad. Según el registro de Giacomo Bosio, historiador oficial de la Orden, uno de los más tempranos y detallados del sitio, la flota se componía de 193 naves, entre las que se encontraban 131 galeras, 7 galeotas (galeras pequeñas) y 6 galeazas (grandes galeras, menos ágiles pero con más potencia de fuego), además de otras naves destinadas al transporte y la logística[4]. Cartas del Virrey del Sicilia, de las fechas en que tuvo lugar la batalla proporcionan números similares[5].
Otra fuente destacable sobre las fuerzas es el diario del Sitio del mercenario italo-español, Francisco Balbi di Correggio:
Caballeros hospitalarios | Fuerzas otomanas |
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500 caballeros hospitalarios | 6.000 Sipahis (caballería) |
400 soldados españoles | 500 Sipahis de Caramania |
800 soldados italianos | 6.000 jenízaros |
500 soldados de galeras | 400 aventureros de Mitilini |
200 soldados griegos y sicilianos | 2,500 Sipahis de Rouania (Argelia) |
100 soldados de la comandancía de San Elmo | 3.500 aventureros de Rouania |
100 sirvientes de los caballeros hospitalarios | 4.000 "fanáticos religiosos" |
500 esclavos de galeras | 6.000 voluntarios varios |
3.000 soldados reclutados entre la población maltesa | Corsarios varios de Trípoli y Argel |
Total: 6.100 | Total: 28.500 de Oriente, 48.000 en total |
Las cifras que da Balbi, no obstante su detalle, no son del todo fiables. El caballero Hipólito Sans, en un registro menos conocido, también cita 48.000 invasores, si bien no está muy claro cuán independiente es su obra de los escritos de Balbi[6]. Otros autores contemporáneos dan cifras más reducidas, el mismo de Valette[7] en una carta a Felipe II el cuarto día del Sitio cuenta que “el número de soldados que desembarcaran está entre 15 y 16.000, incluyendo 7.000 arcabuceros entre los 3.000 jenízaros y los 4.000 sipahis.” Por otro lado, un mes después del Sitio de Valette escribe al Prior de la Lengua de Alemania lo siguiente: “esta flota consistía en 250 naves, trirremes, birremes y otros barcos; estimamos que las fuerzas del enemigo estén en 40.000 hombres de armas”[8] El hecho de que de Valette diese un número de 250 naves y 40.000 hombres, notablemente por encima de los demás registros, muestra que el mismo Gran Maestre no era ajeno a la exageración de la gesta que cumplieron las fuerzas cristianas.
De hecho, el capitán Vincenzo Anastagi, Enlace con Sicilia, afirma que las fuerzas enemigas sólo llegaban a los 22.000, una cifra similar a la de muchas cartas de esas fechas.[9][10] Por su parte, Bosio[11] habla de un total de unos 30.000, número similar a las 28.500 detalladas por Balbi. Otra fuente primaria cita también una cifra aproximada.[12]
Ahora bien, considerando la capacidad de las galeras del siglo XVI, que solían poder albergar entre 70 y 150 hombres, parece claro que las cifras de Balbi son un tanto exageradas, mientras que Anastagi, que intentaba convencer al Virrey de Sicilia de una posible victoria en caso de que éste ayudase mandando tropas, seguramente estimó a la baja. Seguramente, nunca lleguemos a conocer el verdadero tamaño de la armada otomana, pero teniendo en cuenta que varios historiadores ofrecen listas específicas –aunque no idénticas- totalizando algo menos de 30.000 hombres, (más unos 6.000 corsarios, venidos del Magreb) podemos concluir que la cifra real no debió alejarse mucho.
Por parte de los defensores, los números de Balbi probablemente tiren por lo bajo, ya que da una cifra de sólo 550 caballeros en la isla, mientras que Bosio habla de un total de 8.500 defensores. Aunque gran parte de estos fuesen malteses sin formación militar, 550 hospitalarios sigue pareciendo poco plausible.
Por último, es notable el hecho de que entre los europeos el Sitio de Malta sea uno de los más importantes de la Edad Moderna, mientras que para los turcos parece tener escasa importancia. Esta diferencia puede explicarse porque (1) el resultado del Sitio no afecto en profundidad al Imperio Otomano o (2) porque resultaron perdedores.
[editar] La llegada de los otomanos
La armada turca llegó al amanecer del Viernes 18 de mayo, pero no desembarcó inmediatamente. No obstante, la flota zarpó hacia la costa sur de la isla, la rodeó y finalmente ancló en puerto Marsaxlokk (Marsa Sirocco), a cerca de 10 kilómetros del Gran Puerto. De acuerdo con la mayoría de los relatos, en particular con el de Balbi, una disputa afloró entre el líder de las fuerzas de tierra, el visir Lala Mustafa Pasha, y el comandante supremo naval, Piyale Pasha, sobre donde debía de anclar la flota. Piyale deseaba refugiarla en la bahía Marsamxett, justo al norte del Gran Puerto, para evitar el sirocco y la cercanía a la acción, pero Mustafá discrepaba, porque para anclar la flota se requería neutralizar primero el Fuerte San Elmo, que guarecía la entrada al puerto. Mustafá intentó, de acuerdo con esos relatos, atacar la desprotegida vieja capital, Mdina, que estaba en el centro de la isla, después atacó los fuertes de San Angel y Miguel por tierra; de forma que un ataque sobre el fuerte de San Elmo habría sido totalmente innecesario. Sin embargo, Mustafa se entretuvo, aparentemente creyendo que sólo unos pocos días serían necesarios para destruir San Elmo, y tras haber el emplazado los cañones, empezó a bombardear a finales de Mayo.
Parece cierto que Solimán se equivocó seriamente al repartir del mando entre tres hombres, no sólo entre Piyale y Mustafa, sino ordenando a ambos obedecer a Turgut cuando este llegara de Trípoli. Cartas contemporaneas de espías en Constantinopla, sin embargo, sugieren que el plan siempre había sido tomar el Fuerte San Elmo primero.[13]. En cualquier caso, para los turcos quedó demostrado ser un error crucial el centrar sus esfuerzos en el.
[editar] El asedio
[editar] Combates por Fuerte San Elmo
El fuerte San Elmo estaba defendido por aproximadamente sólo 100 caballeros y 500 soldados, pero de Valette les había ordenado luchar hasta el final, intentando aguantar hasta los refuerzos prometidos por Don García, Virrey de Sicilia. El continuo bombardeo proveniente de tres docenas de cañones situados sobre el monte Sciberras redujo el fuerte a escombros en menos de una semana, pero de Valette evacuaba los heridos y reaprovisionaba el fuerte de noche a través del puerto. Aun así, el 8 de junio los caballeros se encontraban al borde del motín y enviaron un mensaje al Gran Maestre pidiéndole permiso para realizar una salida y poder morir con la espada en la mano. La respuesta de de Valette fue pagar a los soldados y enviar una comisión a través del puerto a investigar el estado del fuerte. Cuando los comisionados dieron una opinión dividida, de Valette dijo que podría mandar relevos si los caballeros temían demasiado morir del modo que les había ordenado.
Aunque avergonzados, la guarnición se mantuvo, rechazando numerosos asaltos del enemigo. Turgut finalmente interrumpió el tráfico a través del puerto y finalmente, el 23 de junio, los turcos fueron capaces de tomar lo que quedaba del fuerte de San Elmo, matando a todos los defensores excepto a nueve caballeros que fueron capturados por los corsarios y un pequeño puñado que consiguió escapar. El mismo Turgut, sin embargo, murió sin saborear la victoria. Fue mortalmente herido el 17 de junio, de acuerdo con Bosio por un disparo afortunado desde el fuerte de Santo Angel, de acuerdo con Balbi y Sans por un episodio de fuego amigo desde los cañones turcos. Aunque los turcos triunfaron en su objetivo, y la flota de Piyale fue inmediatamente anclada en Marsamxett, el asedio al fuerte San Elmo les había costado a a los turcos 4.000 hombres, incluyendo la mitad de sus mejores tropas, los jenízaros. En ese sentido fue ciertamente una victoria pírrica, pues los hombres y el tiempo -cerca de un mes, cuando el mando turco calculó tres o cuatro días- invertidos fueron muy importantes, lo que no obstante, no hizo detenerse a Mustafá. Arturo Pérez-Reverte, lo refleja de la siguiente manera en su novela, Corsarios de Levante [14]
- Y junto al puente levadizo sobre el que ondeaba la bandera roja con la cruz de ocho puntas de la Religión, el botero, cuyo padre había peleado en el asedio, nos contó en su mezcla de italiano, español y lengua franca, cómo aquél había intervenido, junto con otros marineros del Burgo, en el transporte de caballeros voluntarios españoles, franceses, italianos y alemanes desde San Ángel hasta el asediado San Telmo, y cómo cada noche rompían en botes y a nado el bloqueo turco para cubrir las terribles bajas de la jornada, sabiendo que el camino era sólo de ida e iban a una muerte segura.
- También nos contó que la última noche fue imposible pasar las líneas turcas, y los voluntarios tuvieron que volverse; y cómo al amanecer, desde los fuertes de Sanglea y San Miguel, los allí sitiados con el maestre La Valette vieron anegarse San Telmo bajo una marea de cinco mil turcos, lanzados al postrer asalto contra los doscientos caballeros y soldados, casi todos españoles e italianos, que maltrechos, llagados y heridos tras cinco semanas peleando día y noche, batidos por dieciocho mil disparos de cañón, resistían entre los escombros. Remató el botero su relato detallando cómo los últimos caballeros, heridos y sin fuerzas para sostenerse un punto más, se retiraron sin volver espaldas hacia el último reducto de la iglesia, matando y muriendo como leones acorralados; pero al ver que los turcos, furiosos por el precio de la victoria, no respetaban vida de ninguno de cuantos alcanzaban, salieron de nuevo a la plaza para morir como quienes eran; de manera que seis de ellos -un aragonés, un catalán, un castellano y tres italianos-, abriéndose paso a cuchilladas entre la turba de enemigos, aún pudieron arrojarse al mar queriendo ganar a nado el Burgo, mas fueron en el agua presos.
- Y que la cólera de Mustafá bajá fue tanta -había perdido seis mil hombres sólo en San Telmo, incluido el famoso corsario Dragut- que mandó crucificar en maderos los cadáveres de los caballeros, y haciéndoles una cruz en el pecho con dos tajos de cimitarra, dejó que la corriente los llevara al otro lado del puerto, donde seguían resistiendo Sanglea y San Miguel, y luego compró todos los cautivos y los hizo degollar sobre las murallas. Bárbaro acto al que el gran maestre correspondió matando a los prisioneros turcos, y lanzando sus cabezas con los cañones al campo enemigo.
[editar] Primer gran asalto
Para entonces las noticias del asedio estaban propagándose. Tan pronto como soldados y aventureros se reunieron en Sicilia para el refuerzo de Don García, el pánico también se propagó. Había pocas dudas de que se estaba cociendo algo importante en Malta y lo que de allí saliese, podría decidir la pugna entre el Imperio Otomano y la Europa cristiana. Se dice que la reina Isabel de Inglaterra llegó a comentar:
De prevalecer el Turco contra la Isla de Malta, es incierto que futuros peligros aguardan al resto de la Cristiandad.
Todas las fuentes contemporaneas indican que los turcos intentaron acceder a la fortaleza tunecina de La Goletta y limpiarla de españoles, y Solimán habia hablado de invadir Europa a través de Italia.
Aunque Don García no acababa de enviar de una vez el prometido refuerzo (las tropas aun estaban en plena leva), fue persuadido de enviar una avanzadilla de unos 600 hombres. Tras algunos intentos, este piccolo soccorso consiguieron desembarcar en Malta a principios de Julio e introducirse en Birgu, elevando inmensamente la moral de los sitiados.
El 15 de julio, Mustafa ordenó un doble ataque contra la península de Senglea. Había trasladado 100 pequeñas embarcaciones a través del monte Sciberras hasta el Gran Puerto, con la intención de lanzar un ataque anfibio contra el promontorio, mientras los corsarios atacaban Fuerte San Miguel al final de la lengua de tierra. Afortunadamente para los malteses, un desertor del bando turco alertó a de Valette sobre la inminente operación y el Gran Maestre tuvo tiempo de construir una empalizada a través del promontorio Senglea, que ayudo decisivamente a rechazar el ataque. Sin embargo, el ataque podría haber triunfado si algunas de las naves turcas no se hubiesen metido dentro del rango de alcance de una batería a nivel del mar que había sido construida por el comandante de Guiral en la base del Fuerte Santo Ángel. Unas pocas salvas hundieron las embarcaciones ahogando a muchos de los atacantes. El ataque por tierra falló al mismo tiempo cuando tropas de refuerzo cristianas consiguieron cruzar desde el Fuerte San Miguel a través de un puente flotante, con el resultado de que Malta se salvó por el momento.
[editar] Segundo gran asalto
Para entonces los turcos habían cercado Birgu y Senglea con 65 cañones de asedio y la ciudad era objeto del que probablemente fue el bombardeo sostenido mas duro que se había producido en la historia hasta ese momento (Balbi asegura que 130.000 bolas de cañón fueron disparadas en el curso del asedio.) Habiendo destruido suficientemente uno de los bastiones claves de la ciudad, Mustafa ordenó otro masivo asalto doble el 7 de agosto, esta vez contra el Fuerte San Miguel y la misma Birgu. En esta ocasión, los turcos atravesaron las murallas de la ciudad y parecía que el asedio había concluído, pero inesperadamente los invasores retrocedieron. Sucedió que el comandante de caballería capitán Vincenzo Anastagi, en su salida diaria desde Mdina, había atacado el desprotegido hospital de campo turco, masacrando a los enfermos y heridos. Los turcos, pensando que los refuerzos cristianos habían llegado de Sicilia, interrumpieron el ataque.
[editar] Último gran asalto
Tras el ataque del 7 de agosto, los turcos reanudaron su bombardeo de San Miguel y Birgu, montando un último asalto masivo contra la ciudad entre el 19 y el 21 de agosto. Lo que sucedió durante esos días de intensa lucha no está totalmente claro. Bradford (en el clímax del asedio) habla de una mina turca abriéndose paso hacía las murallas de la ciudad y el Gran Maestre salvando la situación corriendo hacia la brecha. Balbi, en la entrada de su diario del 20 de agosto, dice sólo que de Valette fue advertido de que los turcos se habían internado en las murallas; el Gran Maestre corrió hacia "el puesto amenazado donde su presencia sorprendió a los tabajadores. Espada en mano, permaneció en el punto mas peligroso hasta que los turcos se retiraron."[15] Bosio no hace ninguna mención a la exitosa detonación de ninguna mina; sin embargo, el pánico aflora cuando los habitantes de la ciudad divisan los estandartes turcos tras las murallas, el Gran Maestre corre hacia allí pero no encuentra turcos. Entre tanto, un cañonero en lo alto del Fuerte San Angel, asaltado por el mismo pánico, mata a numerosos habitantes por "fuego amigo".[16]
Sin embargo la situación es lo suficientemente desesperada como para que en algún momento de Agosto el Consejo de Ancianos decida abandonar la ciudad y retirarse al Fuerte San Angel. de Valette, sin embargo, veta esta propuesta, si intuía que los turcos estaban perdiendo su ímpetu, estaba en lo cierto.
[editar] Últimas tentativas y retirada turca
Aunque continuaron el bombardeo y los asaltos menores, los invasores se consumían de deseperación. Hacia finales de agosto, los turcos intentaron tomar el Fuerte San Miguel, primero con la ayuda de una manta, una pequeña máquina de asedio cubierta con escudos, despues con el uso de una auténtica torre de asedio. En ambos casos, los ingenieros malteses construyeron un tunel a través de las ruinas y destruyeron las construcciones con precisas salvas de bolas de cadenas disparadas desde cañones.
A principios de Septiembre, el tiempo estaba cambiando y Mustafá ordenó una marcha sobre Mdina, para intentar pasar el invierno allí. Sin embargo, para entonces sus tropas no tenían estómago para otro asalto y el ataque fue abortado. Para el 8 de septiembre, la festividad del nacimiento de la Virgen, los turcos habían embarcado su artillería y se preparaban para dejar la isla, habiendo perdido quizás un tercio de sus hombres debido a los combates y las enfermedades.
El día anterior, de todas formas, Don García había desembarcado con 8.000 hombres en la bahía de San Pablo en el extremo norte de la isla. Se enfrentaron con los desanimados turcos una vez mas el 11 de Septiembre, después de lo cual los invasores supervivientes huyeron apresuradamente.
[editar] Las consecuencias
El número de bajas es tan controvertido como el número de invasores. Balbi nos da la cifra de 35.000 turcos muertos, que parece poco plausible, Bosio 30.000. Otras fuentes nos dan alrededor de 25.000.[17] Malta habría perdido un tercio de sus caballeros y un tercio de sus habitantes. Birgu y Senglea habrían sido esencialmente arrasados. Pero como sería la gratitud de Europa para con la heroica defensa de los caballeros que el dinero pronto comenzó a acudir a la isla, permitiendo a de Valette la construcción de una ciudad fortificada, La Valeta, en el monte Sciberras, que fue diseñada para que los turcos nunca pudieran ocupar la posición de nuevo.
El sitio de Malta hizo poco, sino nada, para alterar la balanza de poder en el Mediterraneo, pero fue la primera auténtica derrota del Imperio Otomano en un siglo y elevo inconmensurablemente la moral europea.
[editar] El Sitio en la ficción histórica reciente
Los autores modernos han intentado capturar la desesperación y ferocidad del Sitio con distintos resultados.
- Angels in Iron de Nicholas C. Prata permanece fiel a la narrativa histórica y cuenta la historia desde un punto de vista distinto al católico. Ironfire (la edición británica llamada "The Sword and the Scimitar") de David Ball coge una vista menos comprensiva de los Caballeros Católicos de San Juan y mantiene una aproximación mucho mas romántica.
- También hay una referencia al Sitio de Malta en el videojuego Age of Empires 3, donde Morgan Black, supuestamente uno de los Caballeros de San Juan, combate a los otomanos y posteriormente viaja al Nuevo Mundo para combatirlos allí entre otros enemigos. Sus nietos y bisnietos continuan la trama posteriormente.
- La novela The Religion de Tim Willocks cuenta la historia del Sitio a través de los ojos de un mercenario ficticio llamado Mattias Tannhauser, que está en Malta luchando (en ese momento) junto a los caballeros (referidos prinmcipalmente como The Religion), mientras intenta localizar al hijo bastardo de una noble maltesa. En este intento su oponente es un alto miembro de la Inquisición. La historia, que para algunos puede ser espantosa, para otros simplemente realista, presenta una vívido retrato de ambos bandos del conflicto sin romanticismo ni asepsia del contenido para el consumo moderno.
[editar] Notas
- ↑ Godfrey Wettinger, Slavery in the Islands of Malta and Gozo, (Publishers Enterprise Group: Malta, 2002), p. 34
- ↑ Carmel Testa, Romegas (Midsea Book: Malta, 2002), p. 61.
- ↑ Fernand Braudel, The Mediterranean and the Mediterranean World in the Age of Philip II, (University of California Press: Berkeley, 1995).
- ↑ Giacomo Bosio, Histoire des Chevaliers de l’ordre de S. Iean de Hierusalem, edited by J. Baudoin (Paris, 1643).
- ↑ Coleccion de Documentos Ineditos Para La Historia de Espana, vol. 29 (Madrid, 1856).
- ↑ Arnold Cassola, The 1565 Great Siege of Malta and Hipolito Sans's La Maltea (Publishers Enterprise Group: Malta, 1999).
- ↑ Coleccion, op. cit., p. 367
- ↑ Celio Secondo Curione, A New History of the War in Malta, translated from the Latin by Emanuele F. Mizzi (Tipografia Leonina: Rome, 1928).
- ↑ Giovanni Bonello, Histories of Malta, Volume III, Versions and Perversions (Patrimonju Publishing Ltd: Malta, 2002)
- ↑ Coleccion, op. cit.
- ↑ Giacomo Bosio, op. cit.
- ↑ Richard Knolles, The Generall Historie of the Turke (London, 1603).
- ↑ Coleccion de Documentos Ineditos Para La Historia de Espana, vol. 29 (Madrid, 1856), pp. 6-7
- ↑ Narración que un botero maltés hace al capitán Alatriste y sus compañeros, al contemplar el Fuerte San Elmo desde La Valeta. "Corsarios de Levante", Ed. Alfaguara, ISBN: 8420471011
- ↑ Francisco Balbi, The Siege of Malta 1565, translated by H.A. Balbi (Copenhagen, 1961).
- ↑ Giacomo Bosio, Histoire des Chevaliers de l’ordre de S. Iean de Hierusalem, edited by J. Baudoin (Paris, 1643), p. 552.
- ↑ Arnold Cassola, The 1565 Ottoman Malta Campaign Register, (Publishers Enterprise Group: Malta, 1998), p. 111.
[editar] Bibliografía
- Francisco Balbi di Correggio (Autor), Ernle Bradford (Traductor) (2005), The Siege of Malta, 1565: Translated from the Spanish Edition of 1568, Rochester, NY : Boydell Press. ISBN 1843831406.
- Thomas Arnold (2003), The Renaissance at War, Cassell; New Ed edition. ISBN 0304363537.