Stéphane Mallarmé
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Stéphane Mallarmé (París; 18 de marzo de 1842 - Valvins; 9 de septiembre de 1898), poeta y crítico francés, uno de los grandes del siglo XIX, representa la culminación y al mismo tiempo la superación del simbolismo francés. Fue antecedente claro de las vanguardias que marcarían los primeros años del siguiente siglo.
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[editar] Biografía
Bautizado con el nombre Étienne Mallarmé, al perder a su madre en 1847, fue tutelado por sus abuelos. La muerte de su hermana María le marcó profundamente. Estudió el bachillerato en Sens. En 1862, tras conocer a una joven alemana, Maria Gerhard, dejó su empleo para vivir con ella en Londres, con la idea de prepararse para ser profesor de inglés.
Excluido del servicio militar en 1863, se casó en Londres con Maria el 10 de agosto y obtuvo su acreditación para enseñar inglés. En septiembre, fue nombrado jefe de estudios en el Instituto de Tournon, y posteriormente en otros institutos franceses hasta 1871, año en que se instaló en París.
El 8 de septiembre de 1898, sufrió un espasmo de laringe. Pidió a su mujer y a su hija que destruyeran sus escritos, diciendo : «No tengo herederos literarios...». Por la mañana, murió.
Durante años, sus veladas literarias fueron consideradas el centro de la vida intelectual parisina. Entre otros asistentes, cabe mencionar a Stefan George, Rainer Maria Rilke, Paul Verlaine, W.B.Yeats y Paul Valéry.
[editar] Su obra
Autor de una obra poética tan breve como ambiciosa, el oscuro y esteticista Mallarmé inició, en la segunta mitad del siglo XIX, una renovación de la poesía cuya influencia se siente hasta nuestros días. Dueño de una sintaxis, ritmo y vocabulario poco comunes, Mallarmé creó poemas cerrados en sí mismos, lejos de cualquier realismo, donde el sentido proviene de las resonancias. En su poesía las sonoridades y los colores juegan un rol tan importante como los sentidos cotidianos que tienen las palabras, lo cual hace su traducción realmente difícil. Según algunos autores, Mallarmé es el creador de un impresionismo literario.
José Lezama Lima, poeta y escritor cubano estudioso y admirador de Mallarmé escribió: ... es, con Rimbaud, uno de los grandes centros de polarización poéticos, situado en el inicio de la poesía contemporánea y una de las aptitudes más enigmáticas y poderosas que existen en la historia de las imágenes. Sus páginas, y el murmullo de sus timbres serán algún día alzados, para ser leídos por los dioses.
[editar] Fragmento del poema en prosa Igitur
Es el sueño puro de una medianoche, desaparecida en sí misma, cuya Claridad reconocida, que permanece sola en su realización sumergida en la sombra, resume su esterilidad en la palidez de un libro abierto que la mesa ofrece; página y decorado común de la Noche, si es que aún subsiste el silencio de una antigua palabra proferida por él, en la que, volviendo, la Medianoche evoca su sombra acabada y ausente con estas palabras: Yo fui la hora que debe purificarme.
[editar] Obras
- "Herodías" (1864)
- “Preludio a la Siesta de un Fauno” (L'après-midi d'un faune 1865) sirvió de inspiración a Claude Debussy para su pieza musical homónima.
- “Los Dioses Antiguos’’ (Les Dieux Antiques 1879)
- “Divagaciones” (Divagations1897)
- “Una tirada de dados jamás abolirá el azar” (Un coup de dés jamais n'abolira le hasard 1897).(Su última obra y la más experimental).
Siesta de un Fauno - Égloga El fauno
¡Estas ninfas quisiera perpetuarlas! Tan claro, su ligero encarnado, que en el aire revuela abatido de espeso letargo. ¿Amaba un sueño? Montón de antigua noche, mi duda ha terminado en mucha rama tenue que, habitando las mismas florestas, prueba, ¡ay!, que sólo me ofrecía como triunfo la falta ideal de las rosas. Reflexionemos... Si las mujeres que glosas un anhela semejan de tus sentido pródigos, la ilusión, fauno, escapa de los ojos azules y fríos, tan llorosa fuente de la más casta: mas la otra, en suspiros, ¿dices tú que contrasta como brisa del día cálida en tu toisón? ¡Qué no! por el inmóvil y cansado desmayo de calor sofocando la matinal frescura, no murmura agua alguna que no vierta mi flauta al otero rociado de acordes; sólo el aire pronto a exhalarse fuera de los dos tubos, antes que disperse el sonido en infecunda lluvia, es, en el horizonte de línea perfecta, el invisible y sereno aliento artificial de toda inspiración que hasta el cielo retorna. Oh ribas sicilianas de un sereno pantano Que en lucha con los soles mi vanidad despoja, Tácitas bajo flores de centellas, DECID Que yo cortaba aquí huecos juncos domados por el talento; y sobre el oro de los sotos lejanos, consagrando su viña a las fontanas, ondula una blancura animal en reposo: y que, al preludio lento donde nacen las flautas, vuelo de cisnes, ¡no!, de náyades se escapa o hunde... Inerte, todo arde en la hora encendida, sin decir por cual arte en conjuro partieron tanto ansiados hímenes por la que busca el la: me levantaré, ¡lirios!, al naciente fervor, recto y solo, bajo hondas antiguas de fulgor, seré uno de vosotros para la ingenuidad. Sólo esta nada dulce por su labio anunciada, el beso, calladamente, perfidias asegura, mi pecho virginal muestra una mordedura misteriosa, legado de algún augusto diente; ¡ya basta! arcano tal optó por confidente, junco basto y gemelo bajo el azul sonando: que, desviando hacia sí la turbada mejilla, sueña, en un solo largo, que nosotros gozamos la belleza en redor llena de confusiones falsas entre sí mismas y nuestro canto crédulo y de lograr, tan alto como amor se modula, desvanecer del sueño ordinario de flanco o dorso puro, ciega mi vista que los sigue, una sonora, vana y monótona línea. ¡Quieres, pues, instrumento de fugas, oh maligna siringa, florecer en el lago aguardándome! Con mi rumor altivo quiero hablar largo tiempo de las diosas; y, por idólatras pinturas, despojar todavía cinturas a su sombra: así, cuando a las vides la claridad succiono, desterrando un dolor por la mentira aislado, alzo, riente, el exhausto racimo al cielo estivo y soplando en sus pieles brillantes, de embriaguez ávido, hasta el ocaso yo miro a su trasluz. Oh ninfas, rebasemos los múltiples RECUERDOS. "Mis ojos, horadando los juncos, asestaban cada talle inmortal que hunde fuego en las ondas con un grito de rabia al cielo de la fronda; y el espléndido baño de cabellos huía en estremecimiento y brillos, ¡pedrerías! Corro; cuando a mis pies se enredan (afligidas de languidez gustada en el mal de ser dos) entre sus solos brazos las durmientes casuales yo, sin desenlazarlas, las arrebato y hurto, odiado por la frívola sombra, hasta el macizo de rosas que desecan todo perfume al sol donde nuestro ardor sea como el día extinguido". ¡Yo te adoro, enfado de vírgenes, delicia feroz del sacro cuerpo desnudo que resbala y huye a mi ardiente labio en destello agitado! el espanto secreto que brota de la carne: de los pies de la cruel al pecho de la tímida, que abandona a la vez una inocencia, húmeda de loco llanto o menos afligidos vapores. "Mi crimen es haber, feliz de vencer miedos traidores, separado intrincados cabellos de besos que los dioses guardaban confundidos, pues iba apenas para velas ardiente risa tras los pliegues felices de una sola (guardando con dedo simple para que su candor de pluma se tiñera del gozo de su hermana que enciéndese, la pequeña, cándida y sin ruborizarse:) que de mis brazos rotos por las muertes inciertas como una presa siempre ingrata se libera sin piedad del sollozo del que aún ebrio estaba". ¡Tanto peor! la dicha de otras me arrastrará por su trenza a los cuernos de mi frente sujeta: tú sabes, pasión mía, que, púrpura madura, cada granada estalla con murmullo de abejas, y nuestra sangre, amando a quien viene a cogerla, fluye por el eterno enjambre del deseo. A la hora en que el bosque muere en oro y cenizas, una fiesta se exalta en muriente follaje: ¡Etna! es en tu redor, visitado por Venus, en tu lava posando sus talones ingenuos, cuando retumba un sueño donde expira la llama. ¡Tengo la reina! ¡Oh, cierto castigo...! Mas el alma, de palabras vacante y este cuerpo aturdido, sucumben a la fiera calma del mediodía; sin más, fuerza es dormir en el blasfemo olvido, en la sedienta arena yaciendo, ¡pues me place abrir la boca al astro eficaz de los vinos! Adiós, oh par; veré la sombra en que os volvéis.
Ofrendas a diversos del fauno
I.-
El fauno soñaría himen y casto anillo sin las ninfas del bosque ni siquiera escuchar en es salón recoleto cuando el piano de cola idéntico a tu ingenio, pasa del grave al tierno.
II.-
¡Feo fauno! como pasa por los bosquecillos un tren que silba lo que, quedo, el caramillo suspira. ¿Irás, por exceso de llama, a pedir esta cuarteta torpe para acallarla? o, si él la dijera, peor aún.
III.-
Ese fauno, si te tuviese sentada en una arboleda no se dedicaría a inflar su flauta indecisa con la turbación dispersa de sus viejos pasos.
IV.-
Fauno, que en un claro del bosque te deslizas mientras duermes con cuatro versos agradece a Dujardin tu hermano normando.
V.-
Fauno, si adoptas un atuendo simple como el de las enredaderas Dujardin y yo, no póstumamente te popularizaremos.
Brindis
III.-
Como un buscado por la providencia sobrio comensal pero lector usted quiso que volviese muy querido señor director
a compartir la dicha ampliada hasta admitirme en su fila de quienes coronan una orgía sin el haba ni el arenque.
De modo que tiendo con la risa espuma sobre este vino dispuesto que no sabría circunscribirse entre el labio y los vasos altos. A usted, de quien una mirada me corta el elogio, alta nuestra Copa.
[editar] Enlaces externos
- Mallarme.net contiene la mayor parte de sus poemas y también comentarios (en francés).