Tollan-Xicocotitlan
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La zona arqueológica de Tula es un sitio arqueológico correspondiente a la tōltēca. Se localiza en el municipio de Tula de Allende en el suroeste del estado de Hidalgo, México. Su nombre completo, según algunas fuentes, es Tōllan-Xīcocotitlan, y no debe confundirse con el sitio mitológico denominado Tōllan. Tula fue la capital del estado tolteca, que dominó los valles de México y Puebla-Tlaxcala entre los siglos X y XII de nuestra era.
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[editar] Localización
La zona arqueológica se localiza en la confluencia del río Rosas y el río Tula. Los dos grandes conjuntos de arquitectura monumental que sobreviven de la ciudad prehispánica son llamados Tula Grande (que recibe una gran afluencia de turistas mexicanos y extranjeros) y Tula Chico. restos de otras construcciones se localizan desperdigadas por la región en todas direcciones.
[editar] Historia
La ciudad fue una de las más grandes en el México central durante los siglos IX y X de la era cristiana. Ocupaba una superficie de 12 kilómetros cuadrados, que albergaban una población de unos 30 mil habitantes. Por aquella época, sólo algunas poblaciones de la península de Yucatán rivalizaban con la capital tolteca en magnitud e importancia política.
[editar] Arquitectura
Algunas características de las construcciones en la capital tolteca son las plataformas compuestas por varios troncos piramidales y el uso de clavos arquitectónicos que servían para sostener los tableros que recubrían los taludes de estas construcciones. Asimismo, se trata de una de las primeras ciudades mesoamericanas donde se comenzó a emplear intensivamente las columnas, como lo testifica el llamado Palacio Quemado. Entre los restos de los edificios de la zona arqueológica se han encontrado algunas esculturas conocidas como chac mool, figuras humanas recostadas sobre la espalda que llevan en el vientre algunos recipientes que se sospecha sirvieron como receptáculos de ofrendas rituales para el dios de la lluvia.
[editar] Exploraciones arqueológicas
La primera descripción especializada de las ruinas de Tula fue realizada por Antonio García Cubas en 1873, de la Sociedad Mexicana de Geografía e Historia. Las primeras exploraciones arqueológicas fueron realizadas en la década de 1880 por el anticuario francés Désiré Charnay. Un proyecto de veinte años, encabezado por Jorge Acosta del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) comenzó en 1940. En la década de 1970, el mismo INAH, en colabora´cioón con la Universidad de Missouri-Columbia, realizó una exploración más intensiva.
Algunas secciones del sitio arqueológico fueron abiertas al público, razón por la cual se habilitó un pequeño museo de sitio con algunos de los materiales encontrados.
