Escuela de Mileto

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La escuela de Mileto es una de las cunas de la filosofía que surgió en el siglo VI adC en las colonias jónicas de Asia Menor.

La invasión dórica del siglo XII adC obligó a los jonios a emigrar a las costas de Asia Menor, donde fundaron numerosas colonias, consolidadas en el siglo VIII adC por nuevas emigraciones. Esas ciudades marítimas (Mileto, Éfeso, Clazómenes, Samos, etc.), situadas en llanuras fértiles, se convirtieron en grandes centros comerciales muy ricos, en contacto directo con el Oriente próximo, del que toman muchos elementos culturales, y más sensibles a la eficacia de la iniciativa personal que al poder oculto de los antepasados o al despotismo de los clanes. En esas colonias jónicas, en el siglo VI adC, nació la Filosofía; particularmente en Mileto, situada en el golfo del mismo nombre, la ciudad más floreciente de aquellos tiempos en el Asia Menor griega. Se ha dudado de que los filósofos de Mileto formasen escuela, pero existe en contra, además de la unidad de patria y de temas, el testimonio explícito de Teofrasto. Su fundador es Tales de Mileto, a quien siguieron Anaximandro y Anaxímenes. Se les aplica el término de fisiólogos o sabios.

Es difícil precisar la significación exacta y el alcance de esta escuela, por la pobreza de nuestra documentación sobre ella. Tales no parece que haya escrito nada; cada uno de los otros dos escribió una obra en prosa que se ha titulado más tarde Sobre la Naturaleza (Per¡ Physeos); de la obra de Anaximandro sólo se conserva un breve fragmento y la de Anaxímenes se ha perdido enteramente. Las primeras referencias a estos filósofos se encuentran en Aristóteles. Los tres buscan el principio (arjé) único que constituye todas las cosas del Universo, del que todo nace y al que todo vuelve, sustancia de que todas las cosas se componen, permanente a través de los cambios. Para Tales es el agua, para Anaximandro el infinito o indeterminado, para Anaxímenes el aire. En todos ellos se advierte el hilozoísmo y el carácter divino atribuido al principio. La importancia de la Escuela de Mileto radica, en primer lugar, en haber planteado el problema fundamental del principio, que luego será el de todos los presocráticos; el problema del arjé es herencia milesia. En segundo lugar, en su sensibilidad por la multiplicidad y el movimiento de los seres, característica general de los jonios, también y sobre todo de Heráclito de Éfeso, que determinará que los filósofos posteriores no se contenten sólo con el Ser único e inmutable de la Escuela de Elea.

Los filósofos milesios trataron además problemas de técnica científica (veían la superioridad del hombre en su actividad técnica), pero especialmente los concernientes a la naturaleza de los meteoros y de los fenómenos astronómicos, que concebían a imagen de aquéllos: vientos, lluvias, relámpagos, terremotos, eclipses, fases de la luna, formación de los astros; y también cuestiones generales de geografía acerca de la forma de la tierra y de los orígenes de la vida terrestre y del hombre. Su originalidad consiste en representar el cielo y los meteoros con imágenes tomadas de las artes y de la observación directa. Estas analogías que constituyen su ciencia no conservan nada de lo fantástico de los mitos; hay en ellas un gran deseo de comprender los fenómenos inaccesibles por su relación con los hechos más familiares, y todo ello con la máxima precisión, que no admite, al revés que el mito, ningún segundo plano misterioso. La física de los milesios es, pues, una física de geógrafos y meteorólogos, muy inferior a la astronomía matemática que florecerá en el siglo siguiente. La Escuela de Mileto ha dejado pocos resultados científicos positivos; pero ha fundado una ciencia, concebida en su universalidad y en su aspecto lógico y racional, que ha llegado a ser nuestra ciencia occidental. Es la primera realización del «milagro griego».

Las guerras médicas comenzaron precisamente a propósito de la ciudad de Mileto. A partir del año 546 adC. Jonia es sometida a los persas, y en el a. 494, poco después de la muerte de Anaxímenes, Mileto es destruida; así termina la Escuela de Mileto. La vida intelectual se había trasladado ya a las florecientes colonias dóricas de la Magna Grecia y de Sicilia, y más tarde se trasladará a Atenas. Pero en este desenvolvimiento los milesios ejercen el papel principal, lo que explica su influjo y su importancia histórica. Parece que Mileto influyó en todas las ciudades de Jonia. La cosmología de Heráclito de Éfeso tiene rasgos milesios. Los primeros filósofos de la Magna Grecia son emigrados jónicos: Pitágoras, fundador de la Escuela pitagórica, nació en Samos; parece que llevó a la Magna Grecia la cosmología milesia; la suya es muy semejante, especialmente a las de Anaximandro y Anaxímenes, cuyos elementos combina; quizá fue discípulo de Anaximandro. lenófanes, precedente de la Escuela de Elea, nació en Colofón; admira a Tales y conoce la física milesia, aunque su pensamiento marche por otros caminos. También la conoce y la combate Parménides de Elea, de orientación muy distinta a la de los jónicos, a los que sigue, sin embargo, especialmente a Anaximandro, en la explicación de detalle de la vía de la opinión. El espíritu jónico está vivo en Empédocles de Agrigento. El primer propagador de la filosofía en Atenas, Anaxágoras, es jónico, natural de Clazomenes, colonia del Asia Menor fundada por unos refugiados de Mileto, en la que se habían conservado las tradiciones y el espíritu positivo de los milesios. De Mileto es Leucipo, que influirá en el atomismo de la Escuela de Abdera.

[editar] Bibliografía

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• R. SEYDEL, Der Fortschrift der Metaphysik unter den Últesten jonischen Philosophen, Lipsia 1861.
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