Leyenda
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Leyenda es una narración oral o escrita, en prosa o verso, con una mayor o menor proporción de elementos imaginativos y que generalmente quiere hacerse pasar por verdadera o fundada en la verdad, o ligada en todo caso a un elemento de la realidad. Se transmite habitualmente de generación en generación, casi siempre de forma oral, y con frecuencia son transformadas con supresiones, añadidos o modificaciones.
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[editar] Etimología y características
Leyenda viene del latín legenda, («lo que debe ser leído») y es, en origen, una narración puesta por escrito para ser leída en voz alta y en público, bien dentro de los monasterios, durante las comidas en el refectorio, o dentro de las iglesias, para edificación de los fieles cuando se celebra la festividad de un santo. En ellas la precisión histórica pasa a un segundo plano para resaltarse la intención moral o espiritual (en las hagiografías o leyendas hagiográficas o piadosas, cuyo más conocido testimonio es La leyenda dorada de Jacopo della Vorágine).
Ese es el significado que da a la palabra el maestro Gonzalo de Berceo, cuando en Milagros de Nuestra Señora habla de "todas las leyendas que son del Criador" y en otros pasajes, aunque también alude ocasionalmente a leyendas de forma más general; en otros autores el significado de la palabra se extiende a lecturas no solamente piadosas. Su significado posterior se profaniza como lectura de algo no ajustado estrictamente a la historia y con valor poético. Es durante el Romanticismo cuando la leyenda se vuelve sinónima de lo conocido en el siglo XIX como "tradición popular".
En literatura, una leyenda es una narración ficticia, casi siempre de origen oral, que hace apelación a lo maravilloso. Una leyenda, a diferencia de un cuento, está ligada siempre a un elemento preciso (lugar, objeto, personaje histórico etcétera) y se centra menos en ella misma que en la integración de este elemento en el mundo cotidiano o la historia de la comunidad a la cual la leyenda pertenece. Contrariamente al cuento, que se sitúa dentro de un tiempo ("érase una vez...") y un lugar (por ejemplo, en el Castillo de irás y no volverás) convenidos e imaginarios, la leyenda se desarrolla habitualmente en un lugar y un tiempo precisos y reales; comparte con el mito la tarea de dar fundamento y explicación a una determinada cultura, y presenta a menudo criaturas cuya existencia no ha podido ser probada (la leyenda de las sirenas, por ejemplo).
[editar] Tipología
Como advierte Robert Graves (Los mitos griegos, I, p. 12), un mito debe distinguirse claramente de otras formas o géneros tradicionales de narración:
- La alegoría filosófica, como por ejemplo la Cosmogonía de Hesíodo.
- La explicación etiológica de mitos que ya no se comprenden, como por ejemplo el uncimiento por parte de Admeto de un león y un jabalí a su carro.
- La sátira o parodia, como el relato de Sileno sobre la Atlántida.
- La fábula sentimental, como el relato de Eco y Narciso.
- La historia recamada, como la aventura de Arión con el delfín.
- El romance juglaresco, como la fábula de Céfalo y Procris.
- La propaganda política, como la federalización del Ática por Teseo.
- La leyenda moral o moralidad, como la historia del collar de Erífile.
- La anécdota humorística, que nosotros llamaríamos chiste o cuentecillo, como la farsa de Heracles, Ónfale y Pan en el dormitorio.
- El melodrama teatral, como el realato de Téstor y sus hijas.
[editar] Descripción
En la literatura oral tradicional es frecuente este tipo de narración, y en la literatura escrita aparece a veces en algunos tipos de escritos, tales como los cantares de gesta, en los romances y en las crónicas, para explicar algunas tradiciones piadosas o el nombre de un lugar, y en las narraciones genealógicas, para explicar el origen de algún apellido. Más tarde, en el siglo XIX, se configura como género del Romanticismo escrita bien en prosa (como las de Gustavo Adolfo Bécquer) o bien en verso (José Zorrilla), y manifiestan el típico nacionalismo romántico, la identidad subjetiva, colectiva y cultural de un pueblo, el volkgeist.
Una leyenda está generalmente relacionada con una persona o una comunidad, o con un monumento, un lugar o un acontecimiento, cuyo origen pretende explicar (leyendas etiológicas). A menudo se agrupan en ciclos alrededor de uno de esos temas. Por ejemplo, el Ciclo Artúrico, o el ciclo de leyendas en torno a Robin Hood, el Cid Campeador o Bernardo del Carpio.
Pueden ser religiosas, profanas o mixtas, según el tema del cual traten. También pueden ser populares (de formación más o menos espontánea o inconsciente), eruditas o fruto de una combinación de elementos de ambos orígenes. Pueden haber sido inicialmente eruditas y haber conseguido, después, una gran popularidad.
Contienen casi siempre un núcleo básicamente histórico, alrededor del cual se ha ampliado en mayor o menor grado, con episodios imaginativos o procedentes de otras leyendas (a esto se llama contaminación). También las hay en las que los elementos históricos están totalmente ausentes. La aparición de la evolución imaginativa puede provenir de motivaciones involuntarias, como errores, malas interpretaciones (la llamada etimología popular, por ejemplo), o de la sugestión de un hecho excepcionalmente sobrecogedor. O bien, de la acción consciente de una o más personas que, por razones interesadas o puramente estéticas desarrollan el embrión original.
Sin importar la extensión que tenga -aunque por lo general es corta- el rasgo que la define es su tema. La leyenda siempre es un relato que pretende explicar un fenómeno natural -como las tempestades, los lagos, los terremotos-, contando una historia fantástica.
[editar] Las leyendas en España
España fue un verdadero crisol para las leyendas; se mezclaron en la Península Ibérica tradiciones muy disímiles: célticas, ibéricas, romanas, visigodas, judías, árabes (y con los árabes, las tradiciones indias) en las más diversas lenguas. Ya en el mismo Cantar de Mio Çid encontramos restos de leyendas:
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- Por los Montes Claros aguijan a espolón.
- a siniestro dexan a Griza, que Álamos pobló,
- allí son caños, do a Elpha ençerró. (CMC, 2293-2295)
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Muchas leyendas aparecen en el Romancero y, a través de él, en el teatro clásico español. Un verdadero vivero de leyendas es la obra de Cristóbal Lozano y la novela cortesana del Barroco. Numerosos escritores eclesiásticos compilaron leyendas y tradiciones piadosas en distintas colecciones, la más conocida de las cuales, pero no la única, es el Flos sanctorum. Pero es solamente en el siglo XIX cuando los románticos empiezan a experimentar algún interés por recogerlas, estudiarlas o incluso imitarlas. En 1838 se publican ya unas Leyendas y novelas jerezanas; en 1869, 1872 y 1874 aparecen ediciones sucesivas de unas Leyendas y tradiciones populares de todos los paises sobre la Santísima Virgen María, recogidas y ordenadas por una Sociedad Religiosa. En 1853 Agustín Durán, que había ya publicado los dos tomos de su monumental Romancero general o colección de romances castellanos (BAE, t. X y XVI), publicó la Leyenda de las tres toronjas del vergel de Amor. Ángel de Saavedra, duque de Rivas, cultiva el género de la leyenda en verso y Fernán Caballero traduce leyendas alemanas y compila y reúne colecciones de las españolas. Las de Bécquer, tanto las publicadas como las recopiladas póstumamente, son de las más expresivas en prosa, pero tampoco desmerecen las leyendas en verso de José Zorrilla. Tras Washington Irving, el arabista Francisco Javier Simonet publicó en 1858 La Alhambra: leyendas históricas árabes; José Lamarque de Novoa publicó Leyendas históricas y tradiciones (Sevilla, 1867); Antonia Díaz Fernández de Lamarque, Flores marchitas: baladas y leyendas (Sevilla, 1877); Manuel Cano y Cueto se ocupó de las leyendas sobre Miguel de Mañara (1873), y a estos nombres habría que añadir otros muchos no menos importantes, como María Coronel, Josefa Ugarte y Casanz, Teodomiro Ramírez de Arellano, José María Goizueta etcétera. En 1914 el importante centro de estudios folklóricos que era entonces Sevilla auspició la traducción de La formación de las leyendas de Arnold van Gennep. En 1953 supuso un hito la aparición de la Antología de leyendas de la literatura universal por parte del filólogo Vicente García de Diego, con un denso y extenso estudio preliminar y una selección de las mejores leyendas españolas agrupadas por regiones, y de otros países de todo el mundo. La última contribución importante a estos estudios es sin duda la de Julio Caro Baroja, un gran estudioso de la literatura de cordel, De arquetipos y leyendas (Barcelona: Círculo de Lectores, 1989)
[editar] Bibliografía
- Joaquín Álvarez Barrientos y María José Rodríguez Sánchez de León, con la colaboración de Ricardo de la Fuente Ballesteros, Diccionario de literatura popular española. Salamanca: Ediciones Colegio de España, 1997.
- Antología de leyendas. Estudio preliminar, selecc. y notas de Vicente García de Diego. Barcelona, Labor, 1953, 2 vos. Contiene leyendas de España divididas por regiones y de Yugoslavia, Grecia, Turquía, Bulgaria, Rumanía, Polonia, Finlandia, Rusia, Inglaterra, Irlanda, Nórdicas, Suecia, Alemania, Fenicia, Caldea, Armenia, Media, Persia, India, Tíbet, China, Japón, Java, Nueva Guinea, Argentina, Bolivia, Colomnbia, Brasil, México, Cuba, Canadá, Marruecos, Egipto, Nigeria, bantúes, talmúdicas, gitanas. Reimpreso sin las notas ni la documentadísima introducción en Barcelona: Círculo de Lectores, 1999.
[editar] Véase también
- Leyenda urbana
- Leyendas de la Sierra de Guadarrama
- Mitología
- Religión
- Hagiografía
- Tradición
- Leyenda histórica
- Leyenda dorada
- Leyenda negra
- Materia de Bretaña
- Materia de Francia
- Materia de Roma
- Folklore
- Tradiciones populares
[editar] Enlaces externos
- Wikcionario tiene una entrada sobre Leyenda.
- Leyendas de Japón Español- Japones