Manuel Belgrano y la Educación
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Manuel Belgrano es sin duda uno de los próceres que más énfasis puso en impulsar la educación. Durante su estada en España había elaborado un plan de acción, que en total abarcaba seis puntos. En el mismo vemos que uno de ellos estaba dedicado a la educación:
- "Política de educación
- Antiguamente se halló en la política la máxima siguiente: ´Es bueno, mantener la gran masa del pueblo en la ignorancia´, idea que aunque no fuera indigna del hombre, se opone directamente al verdadero interés del Soberano. (...)
Ése es uno de los objetos más importantes del gobierno. Vasallos dichosos y Soberano poderoso, son los resultados del estado actual de las escuelas públicas, y de la educación lugareña, que después de mil ensayos, se han establecido en varias provincias de Alemania, Suecia, Inglaterra, etc. Por este medio se logran en la gran masa de una nación costumbres sanas." (Documentos para la Historia de Manuel Belgrano, tomo I. El texto no es autógrafo de Belgrano, sino que se se encuentra en su Plan de Acción presentado previo a asumir como Secretario del Consulado)."
Más adelante, ya como Secretario, y en la primera memoria consular (1776), propone la creación de numerosos establecimientos educativos. Llama la atención que ya en la primera de estas memorias se proponga la creación de siete tipos de establecimientos educativos, a saber:
- Una escuela de Comercio
- La escuela de Náutica
- La escuela de Dibujo
- Escuelas agrícolas
- Escuelas de hilanzas de lana y de algodón
- Enseñanza primaria, gratuita y obligatoria en todo el reino
- Escuelas para mujeres
En la primera memoria, fundamenta sus propuestas y su relevancia económica de muchas maneras:
Una de las causas a que atribuyo el poco producto de las tierra y el ningún adelantamiento del labrador (...) [es] porque no se mira a la agricultura como un arte que tenga necesidad de estudio, de reflexiones o de reglas — Manuel Belgrano
... que el defecto de la ignorancia, tan fácil de corregir, no impida el adelantamiento de la riqueza — Manuel Belgrano
Sin saber, nada se adelanta... — Manuel Belgrano
No se crea que es ajeno al ministerio eclesiástico el instruir y comunicar las luces sobre el cultivo de las tierras, artes, comercio, etc., pues el mejor medio de socorrer la mendicidad y miseria es prevenirla y atenderla en su origen. — Manuel Belgrano
La holgazanería de nuestros compatriotas se ha decantado y decanta, como la de los españoles, sin saber que las causas que la motivan están en los mismos que se duelen de ella, y sino ¿Qué establecimientos se ha puesto en este país para fomentarlos por estos hombres decantadores de la holgazanería? — Manuel Belgrano
¿Cómo, pues, la pondremos [a la industria] en este estado [de riqueza]? Con unos buenos principio...(...) Los buenos principios los adquirirá el artista en una escuela de dibujo que, sin duda, es el alma de las artes. — Manuel Belgrano
A estas infelices gentes que, acostumbradas a vivir en la ociosidad, como llevo expuesto, desde niños, les es muy penoso el trabajo en la edad adulta y [son] o resultan unos salteadores o mendigos; estados seguramente deplorables, que podían cortarse si se les diese auxilio desde la infancia, proporcionándoles una regular educación, que es el principio de donde resultan ya lo bienes ya los males de la sociedad. — Manuel Belgrano
Uno de los principales medios que deben aceptar a este fin, son las escuelas gratuitas, donde pudiesen los infelices [, es decir, los pobres] mandar a sus hijos sin tener que pagar cosa alguna por su instrucción: allí se les podría dictar buenas máximas e inspirarles amor al trabajo, pues un pueblo donde no reine éste, decae el comercio y toma lugar la miseria; las artes que producen abundancia que las multiplica después en recompensa, decaen; y todo, en una palabra, desaparece, cuando se abandona la industria, porque se cree no es de utilidad alguna. — Manuel Belgrano
Igualmente se deben poner escuelas gratuitas para las niñas, donde se les enseñase doctrina cristiana, a leer, escribir, coser, bordar, etc., y principalmente, inspirándoles amor al trabajo, para separarlas de la ociosidad... — Manuel Belgrano
La ciencia del comercio no se reduce a comprar por diez y vender por veinte, sus principios son más dignos. (...) Sea el primero [de los medios de fomento del comercio], una escuela titulada de comercio... — Manuel Belgrano
Es forzoso se ponga igualmente, como medio de la protección del comercio, una escuela de náutica, sin cuyos principios nadie pudiese ser patrón de lancha en este río. (...) La utilidad y ventaja que proporcionará este establecimiento, aun para los que no quieren seguir la carrera de la navegación, no será bien ponderada jamás, ni yo puedo hacerla ver claramente ... — Manuel Belgrano
Jamás me cansaré de recomendar la escuela ... — Manuel Belgrano
En su memoria de 1777, sobre el cultivo de lino y el cáñamo también hace numerosas referencias a la educación. En sí misma, ésta memoria puede ser considerada como un manual didáctico sobre agricultura, explicándose con suficiente nivel de detalle como para ser de utilidad práctica para el labrador. Nos relata el tipo de terreno apto para el cultivo del cáñamo, como deben ser las semillas para que sean aptas para el cultivo, la forma de sembrarlo, cultivarlo y procesarlo de modo que sea directamente utilizable en los telares. Es decir, aprovecha la oportunidad, para enseñar sobre agricultura.
En total, dedica tres memorias exclusivamente a fomentar la educación técnica, que son las siguientes:
- 16 de junio de 1800. "Utilidad, necesidad y medios de erigir un Aula de Comercio en general, donde se enseñe metódicamente y por Maestría, la ciencia del Comercio en todos sus ramos". Hasta la fecha, esta memoria no ha podido ser hallada.
- 14 de junio de 1802. "Establecimiento de fábricas de curtiembre". Ya hemos visto que en esta memoria la clave está en traer de Europa a maestros curtidores, o en enviar seis estudiantes a capacitarse en dicho oficio.
- 16 de junio de 1806. "Fomento de la Agricultura en Establecimientos de Sociedad y Escuelas de su enseñanza". En esta memoria, que ha llegado a nuestros días, Belgrano hace una defensa de la enseñanza de las Matemáticas, en todos los ramos del saber, mostrando su relación con la del progreso de la maquinarias y ligando el de la agricultura al de éstas.
En su memoria consular de 1802 dice, "sin enseñanza no hay adelantamientos" y "he clamado siempre por la escuela (...) como medios para la prosperidad del Estado, pero sus fondos adictos a una deuda contraída por este comercio en beneficio del erario, no han prestado margen para que que pudiese disponer de ellos".
Desde Correo de Comercio también expone acerca de los beneficios económicos que resultaría de una difusión de la educación. De los siete primeros artículos publicados en el semanario, tres de ellos corresponden al tema educación, siendo éstos los más extensos. En el primero de estos artículos, titulado "Educación" expresa:
- "No es fácil corresponder en que ha podido consistir, ni en que consista el fundamento más sólido, la base, digámoslo así, y el origen verdadero de la felicidad pública, cual es la educación, se halla en un estado tan miserable, que aun en las mismas capitales se resienten a su falta. (...) A la falta de estos establecimientos debemos atribuir los horrores que observamos".
Llega a ligar el amor al trabajo, y las virtudes básicas de todo ciudadano con la educación primaria. Según su pensamiento, ninguna sociedad podía progresar si sus habitantes no tenían aprecio por el trabajo y esfuerzo, y eran virtuosos:
- "¿Cómo, cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyenten los vicios y que el gobierno reciba el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos?"
Más adelante, en el mismo Correo de Comercio, vuelve a insistir en la formación de valores:
- "¿Quién le ha dicho que esas virtudes son la justicia, la verdad, la buena fe, la decencia, la beneficencia, el espíritu, y que estas cualidades son tan necesarias al hombre como la razón de la que preceden. Ruboricémosnos, pero digámoslo: nadie. (...) Nuestros lectores tal vez se fastidiarán con que le hablemos tanto de escuelas; pero que se convenzan de que existen en un país nuevo que necesita echar los fundamentos de su prosperidad perpetua y que aquéllos para ser sólidos y permanentes es preciso que se compongan de las virtudes morales y sociales, que sólo pueden imprimirse bien, presentando a la juventud buenos ejemplos."
En "Carta de un labrador a los Editores", en relación al logro de una abundante producción de frutos de la tierra mediante el establecimiento de escuelas agrícolas, expresa que "no es imposible realizarlo, y que todos estos bienes se tocarían en nuestros campos a vuelta de pocos años, si se empezase a hacer en ellos una sola mejora, un solo establecimiento que dijera relación con su felicidad."
Sorprende cuando otorga a la educación primaria más importancia que a la universitaria , fundamentando su afirmación de la siguiente manera:
- "Séanos lícito aventurar la proposición de que es más necesaria la atención de todas las autoridades, de todos los magistrado, y de todos los ciudadanos para los establecimientos de la enseñanza de niñas, que para fundar una Universidad. (...) Con la Universidad, habría aprendido algo de verdad nuestra juventud en medio de la jerga escolástica, y se habría aumentado el número de nuestros doctores, pero ¿equivale esto a lo que importa la enseñanza de las que mañana han de ser madres? (...) Es indudable que no, y para prueba, no hay más que trasladarse a donde hay Universidades, y no hay quién enseñe al bello sexo."
Debido a la importancia que asignaba a la educación es que se ocupa de ésta sea impartida del modo que él considera es el más adecuado y eficiente. Limita los castigos corporales que, en esa época, representaban un hábito muy arraigado en la sociedad. Elimina, en gran medida, la humillación pública del alumno incorregible, por considerar que era contraproducente e innecesaria.
Se ocupa también de señalar cómo debía ser la selección de los maestros, y de describir cuáles debían ser sus características principales. Los alumnos sólo tenían una oportunidad de recibir educación, y ésta debía ser la mejor disponible. La opinión de Belgrano al respecto es contundente, tanto cuando se refiere a la educación primaria como a la técnica o terciaria:
- En relación a la educación primaria
- "Si por desgracia una sola de éstas [, las maestras,] hay que sea de malas costumbres, ¿es dable hacer el cálculo de los males que pueden resultar a la sociedad? Porque desengañémosnos, el ejemplo... Si, el ejemplo es el maestro más sabio para la formación de las buenas costumbres."
- En relación a la educación terciaria o técnica
- "Una especulación mal hecha puede traer consecuencias muy funestas al comercio de una provincia y de toda una nación. (...) ¡Qué de perjuicios para un país agricultor y comerciante! ¿Y qué modo de prevenirlos? La extensión de conocimientos, (...) que ni el labrador ni el comerciante ni el artista ignoren lo que les corresponde..."
Recibir la mejor educación posible es para el alumno un derecho, y el fin último de todo establecimiento educativo es formar los mejores alumnos que sea posible. Redacta nuestro hombre varios reglamentos, donde se incluye, ya lo hemos dicho, el modo de seleccionar los maestros y las virtudes que éstos deben poseer y transmitir. Estos puntos no parecían detalles para Belgrano. En su primera memoria alertaba a sus oyentes sobre el tema de la elección de los maestros, cuando decía que "debía confiarse el cuidado de las escuelas gratuitas a aquellos hombres y mujeres que, por oposición, hubiesen mostrado su habilidad y cuya conducta fuese de público y notorio irreprensible".
Propone que el mecanismo de elección de los maestros esté basado en el mérito: ninguna otra consideración hallamos en los escritos del economista que la del mérito, la conducta y la moral intachable del maestro.
- En relación a la educación primaria
- "Artículo tercero: La provisión de escuelas se hará por oposición¨, y pasa a establecer con minuciosidad el procedimiento que la regularía. En el artículo siguiente, el cuarto, establece ¨Cada tres años podrá el ayuntamiento abrir nueva oposición, y convocar opositores si lo tuviese por convencimiento o hubiese proporción de mejorar el Maestro. El que ha servido o desempeñado la Escuela en igualdad de mérito y circunstancias deberá ser preferido."
- En relación a la educación terciaria o técnica
- "De la admisión de Directores [en la Escuela de Náutica] (Artículo tercero)
Así como para haberse dado las direcciones, la Junta tomó la determinación de que los que aspirasen a ellos hiciesen oposición; del mismo modo en adelante, vacante alguna Plaza de éstas se podrán carteles de convocatoria aquí; y en Montevideo por el término de un mes, o más si se juzgase oportuno, para que vengan a oponerse los que quieran destinarse a ellas. La oposición ha de ser en los términos de las que ahora se han hecho; esto es ...". Y continúa describiendo en detalle el mecanismo de oposición particular designado para elegir Directores en la Academia de Náutica.
El privilegio del maestro en actividad era el de conservar su puesto siempre y cuando sus aptitudes para el cargo no fueran superadas por otro maestro. La importancia que se da a los educadores puede verse en el artículo octavo del reglamento de las escuelas donadas en 1813, en el que indica que se le debería dar "asiento al maestro en cuerpo de Cabildo, reputándosele como Padre de la Patria".
En el artículo 18 del mismo reglamento se mencionan cuáles debían ser los caracteres del maestro, que amplia la lista que ya habíamos expuesto anteriormente:
- "El maestro procurará con su conducta, y en todas sus expresiones y modos, inspirar a sus alumnos amor al orden, respeto a la Religión, consideración y dulzura en el trato, sentimientos de honor, amor a la virtud, y a otras ciencias, horror al vicio, inclinación al trabajo, desapego del interés, desprecio de todo lo que diga a profusión y lujo en el comer, vestir y demás necesidades de la vida, y un espíritu nacional que les haga preferir el bien público al privado, y estimar en más la calidad de Americano que la de Extranjero".
Si se refiere en numerosas oportunidades a estas virtudes, sin duda es porque lo consideraba importante. Iniste Belgrano en los valores en numerosos ocasiones:
- "Basta con que los maestros sean virtuosos y puedan con su ejemplo dar lecciones prácticas a la niñez y juventud y dirigirlos por el camino de la Santa Religión y del honor y pudiendo enseñar a leer bien, poco importa que su forma de letra no sea de lo mejor; suficiente con que se pueda entender."
- "Porque desengañémosnos, el ejemplo... Si, el ejemplo es el maestro más sabio para la formación de las buenas costumbres. Nada valen teorías, en vano las maestras explicarán y harán comprender a sus discípulas lo que es justicia, verdad, buena fe, etc., y todas las virtudes, si en la práctica las desmiente, ésta arrollará todo lo bueno, y será la conducta en los días ulteriores de la depravación..."
También se puede decir que Belgrano buscaba elevar la condición del maestro mediante el pago de sueldos dignos. Para asegurar la financiación de la educación, propone siempre la creación de fondos, para que los institutos tengan asegurados su financiamiento a perpetuidad. Su visión de largo plazo era insuperable.
Belgrano expone que el progreso económico depende del conocimiento técnico y de los valores de la sociedad. Haciendo referencia a los males que traería que los habitantes el que no estén suficientemente capacitados, pregunta: "¿Qué modo de prevenirlos? La extensión de conocimientos, la ilustración general, el que las luces se difundan por todos, que todos se instruyan, que adquieran ideas, que ni el labrador ni el comerciante ni el artista ignoren lo que les corresponde, que unos y otros procuren no apegarse tan íntimamente a los pensamientos de sus antepasados, los cuales sólo deben adoptarse cuando convienen y cuando no, desecharlos y abandonarlos: que lo fue útil en otro tiempo, hoy es perjudicial; las costumbres varían; los usos igualmente; y todo, de tiempo en tiempo, cambia, sin que en esto haya más misterio, que el de la vicisitud de las cosas humanas." La dirección que plantea es desde la razón hacia los usos y costumbres, y no a la inversa.