Reino de Israel
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El Reino de Israel (en hebreo: מַלְכוּת יִשְׂרָאֵל, Malchut Yisrael) era la nación que, según la Biblia, formaron los descendientes de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, alrededor del año 1021 adC. Según las escrituras bíblicas, abarcaba una extensión muy superior a la del actual estado de Israel ya que se extendía del sur del líbano a la península del Sinaí y del mar Mediterráneo al río Jordán.
El primer rey de Israel fue Saúl. Anteriormente, la estructura socio-política de Israel había sido una república teocrática, pero sus habitantes reclamaron la institución de una monarquía para equipararse con los reinos circundantes. Según las escrituras, esto provocó la cólera de Dios quien aceptó la petición a regañadientes pero decidió no volver a comunicarse directamente con el pueblo en lo sucesivo sino únicamente a través de los profetas.
El Reino conoció su período de mayor esplendor durante los reinados de David y Salomón.
Los sucesores de Salomón reinaron con mayor o menor acierto hasta que el Reino de Israel quedó dividido en dos Reinos: El Reino de Israel (con capital en Siquem en la región de Samaria) y el Reino de Judá (con capital en la ciudad de Jerusalén), siendo la extensión territorial de este último un tercio de aquél aproximadamente.
Este Reino de Israel existió aproximadamente entre el 926 adC y el 722 adC. Aunque su importancia política y económica, era bastante marginal, y de unas extensiones más reducidas que las que le otorga la literatura veterotestamentaria.
Por el contrario, el reino de Judá fue adquiriendo mayor importancia histórica hasta su conquista por el rey babilonio Nabucodonosor II y la deportación de los judíos a Babilonia.
Judá fue restaurada como protectorado babilónico y siguió existiendo incluso bajo el Imperio Romano con la denominación de provincia de Judea. En el año 72 los romanos incendian Jerusalén y se inicia la diáspora (dispersión del pueblo judío por todo el mundo).