Revolución política
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Revolución política es aquella en que se reemplaza al gobierno, o incluso se altera la misma forma de gobierno o el sistema político, mientras que las relaciones sociales, fundamentalmente las de propiedad, permanecen intactas. Las revoluciones de 1830 y 1848 son buenos ejemplos de revoluciones políticas.
Las revoluciones políticas se contraponen a las revoluciones sociales que sí alteran las relaciones de propiedad. La Revolución Francesa de 1789 (ejemplo de las revoluciones burguesas) o la Revolución Soviética de 1917 (ejemplo de las revoluciones proletarias) irían más allá de la mera revolución política y se consideran ejemplos de revolución social. La primera, estableciendo las relaciones sociales de clase en que la burguesía pasa a ser la clase dominante, acabando con las formas feudales de propiedad de la tierra (feudo, señorío, bienes comunales, vinculación, mayorazgo), en beneficio de la propiedad privada individual capitalista basada en el libre mercado. La segunda, instaurando la propiedad colectiva de los medios de producción (que pasan al estado en nombre del pueblo), e instaurando teóricamente al proletariado como clase dominante a través de los soviets.
[editar] Revolución política para el trotskismo
El término suele atribuirse al lenguaje político e intelectual de orientación marxista, específicamente a Trotsky. El movimiento trotskista abogaba por la revolución política como opuesta a la contrarrevolución capitalista para ser aplicada a los países con regímenes comunistas (en terminología estalinista socialismo realmente existente, o en terminología trotskista estados degenerados de trabajadores). Mediante tales revoluciones políticas se quería derribar los gobiernos no democráticos ocupados por burócratas privilegiados y reemplazarlos con gobiernos basados en la democracia de los trabajadores, aunque no se cambiarían las relaciones de propiedad, basadas en la propiedad colectiva dirigida por el estado. Las revolución húngara de 1956, la primavera de Praga de 1968 o las protestas de Tiananmen de 1989, todas ellas fracasadas, podrían cumplir esas características, pero no son reconocidas como tales por los trotskistas, que siguen esperando que movimientos revolucionarios de ese tipo sucedan en China, Cuba o Vietnam. La sustitución de los regímenes comunistas del Este de Europa tras la caída del muro de Berlín (1989) y la desaparición de la propia Unión Soviética (1991) trajo consigo la transición al capitalismo, por lo que tampoco pueden considerarse tales. aqui tu msn